Podemos se organiza
Cuanto m¨¢s se les escucha, m¨¢s suenan a lo mismo: populismo, personalismo, manipulaci¨®n
Algunos de los diagn¨®sticos de Podemos contra los problemas inherentes al sistema pol¨ªtico y la acomodaci¨®n a la corrupci¨®n y al abuso pueden compartirse por muchos sectores, y desde luego traducen la irritaci¨®n ciudadana con el statu quo. Pero a juzgar por los mensajes de sus figuras p¨²blicas, actualizados este fin de semana, resulta muy oscura la forma en que este partido se propone convertirse en ¡°mayor¨ªa¡± y alcanzar ¡°la centralidad del tablero pol¨ªtico¡±. Est¨¢ claro que trata de salir del eje tradicional derecha/izquierda, pero no deja de dar motivos para pensar que se trata de populismo, entendido como la estrategia pol¨ªtica que enfrenta al pueblo con las instituciones, aunque estas sean democr¨¢ticas.
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Frente a la contundencia con que su principal portavoz, Pablo Iglesias, reclama el objetivo de la victoria electoral ¡°para echar¡± al Gobierno del PP y derrotar al PSOE, los procedimientos para lograrlo est¨¢n envueltos en la confusi¨®n. Frases como ¡°el cielo no se toma por consenso, sino por asalto¡± pueden interpretarse de muchas maneras, desde una simple ocurrencia del repertorio marxista hasta la insinuaci¨®n de estar dispuesto a operaciones que no tienen que ver con el respeto a los principios democr¨¢ticos y al juego limpio en las urnas. No es responsable lanzar un ataque generalizado al sistema institucional de este pa¨ªs sin explicar cu¨¢l es su modelo alternativo, cu¨¢l es su visi¨®n concreta de la crisis y cu¨¢l es la manera realista de salir de ella.
Una opci¨®n que aspira a tanto ha de transmitir algo m¨¢s que un magma de vaguedades. Tiene que aclarar su programa y explicarse mucho mejor. Se puede estar de acuerdo en sus ataques a los que llegan a la pol¨ªtica para aprovecharla en su beneficio personal, pero Podemos no ha dejado claro a¨²n que su prop¨®sito no sea exactamente el mismo. Por lo dem¨¢s, nadie puede atribuirse el papel de vigilante de la ¨¦tica general como si estuviese dotado de un poder superior. Todo suena a lo mismo: personalismo, populismo, manipulaci¨®n.
En la asamblea que se celebra ahora y en las votaciones posteriores se decide el modelo organizativo, con dos concepciones en disputa. La encabezada por Pablo Iglesias es partidaria de una organizaci¨®n de corte m¨¢s cl¨¢sico, con un solo secretario general ¡ªprevisiblemente, ¨¦l mismo¡ª frente a la defendida por el tambi¨¦n eurodiputado Pablo Echenique, partidario de una direcci¨®n colegiada de tres secretarios generales (llamados ¡°portavoces¡±). Es evidente que Iglesias y los suyos no aceptan esto y que son partidarios del ejercicio de la disciplina, por m¨¢s apelaciones al voto ciudadano que hagan, lo cual les acerca al modelo de un partido cl¨¢sico, por mucho que pretendan rechazarlo.
La nueva opci¨®n se mueve, de momento, en t¨¦rminos demasiado simplistas y acent¨²a su cautela en lo concreto. Sus figuras han dejado claro que quieren el poder; ya veremos para qu¨¦.
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