Dos cocineros espa?oles escandalizan en Shangh¨¢i
Pol Garc¨ªa y Willy Trull¨¢s lanzan Pop Secret, un provocador espect¨¢culo gastron¨®mico que quiere ¡°romper con todo lo que supone un restaurante¡±
Diecis¨¦is comensales se dan cita en la galer¨ªa Art Labor de Shangh¨¢i, pero no saben muy bien para qu¨¦. Est¨¢n invitados a la primera edici¨®n de Pop Secret y tienen claro que el chef donostiarra Pol Garc¨ªa los va a sorprender en lo que se vaticina como una cena muy especial. Pero no tienen ni idea de la que se avecina. ¡°Queremos romper con todo lo que significa cenar en un restaurante y sacar al p¨²blico chino de su zona de confort¡±, dispara el cocinero mientras gu¨ªa a los invitados hacia el gigantesco globo de celof¨¢n dorado que ha creado a la entrada el artista italiano Stefano Ogliari. ¡°Aqu¨ª comienza una inolvidable mezcla de gastronom¨ªa, m¨²sica, arte,?performance, y erotismo¡±, promete el jefe de cocina del restaurante espa?ol El Patio.
Y no exagera. En la escueta terraza en la que se sirven los c¨®cteles de bienvenida esperan camufladas de camareras las integrantes del Cirque du Soir y un hombre de dos metros que parece sacado de la familia Addams. La expectaci¨®n va en aumento hasta que se abre el tel¨®n que da paso a la sala principal de la galer¨ªa, en cuyo centro se ha habilitado una mesa rectangular. Suena m¨²sica electr¨®nica, y tanto los cuadros del artista chino Xinjian Lu, que hace una colorista interpretaci¨®n de las impresionantes autopistas elevadas de Shangh¨¢i, como los montajes del v¨ªdeo artista espa?ol Xponja crean una atmosfera de psicodelia que se acrecienta con la extravagancia que la maquilladora Kathryn Robbins ha imprimido en todo el equipo. ¡°?Pero esto qu¨¦ es?¡±, se pregunta una de las asistentes chinas con una sorpresa que roza el temor.
¡°Seis platos, seis vinos, un postre, y muchas sorpresas¡±, responde Garc¨ªa mientras hace girar el bombo de un bingo del que salen los n¨²meros que los invitados buscan en sus cartones. Hay que ganar para poder hincarles el diente a los cuatro pinchos de la Foie Factory, una desconcertante reinvenci¨®n en fuagr¨¢s de un cacahuete, una galleta Filipinos, un bomb¨®n Ferrero Rocher, y el cl¨¢sico ron con cola. No hay cubiertos, as¨ª que los invitados tienen que arregl¨¢rselas como puedan para comer. ¡°Ya hab¨ªa hecho algunas performances gastron¨®micas en Ibiza y Berl¨ªn, y me apetec¨ªa llevar un poco de locura a China, que est¨¢ demasiado encorsetada¡±, explica Garc¨ªa, que se form¨® en Lasarte con Mart¨ªn Berasategui. Sin duda, lo ha conseguido.
El segundo plato, un ceviche psicod¨¦lico, llega sin plato. Lo sirve en guantes de fregar Willy Trull¨¢s, un cocinero catal¨¢n que este a?o se ha hecho con el premio al mejor restaurante de Shangh¨¢i -El Willy- y que aparece disfrazado de m¨¦dico. Lo acompa?a una enfermera que va condimentando el pescado marinado con jeringuillas rellenas de cuatro tipos de leche de tigre. ¡°Ni siquiera yo sab¨ªa muy bien qu¨¦ quer¨ªa hacer Pol, pero desde el primer momento le dije que contase conmigo, porque creo que en un pa¨ªs tan complicado como China nos tenemos que ayudar y hacer cosas diferentes¡±, asegura. M¨¢s convencionales resultan las almejas tua tua sobre hielo seco de Garc¨ªa y el taco chinatown envuelto en una hoja de pl¨¢tano que prepara el chef estadounidense Brad Turley. Pero justo cuando los comensales han bajado la guardia y degustan un pescadito frito servido en los contenedores de peque?as freidoras llega uno de los momentos m¨¢s desconcertantes.
Una de las equilibristas, con el torso cubierto ¨²nicamente por unas pegatinas colocadas sobre sus pezones, se sube a la mesa al tiempo que un columpio cae del techo para que d¨¦ rienda suelta a sus habilidades circenses. Los extranjeros aplauden mientras algunos chinos, petrificados, son incapaces siquiera de tomar fotograf¨ªas con sus m¨®viles. ¡°Quiz¨¢ se nos ha ido un poco la mano con el asunto er¨®tico. Tenemos que pulir todav¨ªa algunos detalles para pr¨®ximas ediciones¡±, reconoce despu¨¦s Garc¨ªa. Al fin y al cabo pretenden organizar Pop Secret cada dos o tres meses, y abrirlo a una audiencia mayor sin violentar a las Autoridades, que jam¨¢s dar¨ªan el visto bueno al contenido de la primera edici¨®n. No obstante la acogida ha sido tan buena que Garc¨ªa ya ha cerrado un acuerdo para repetir el espect¨¢culo en marzo en la capital de Indonesia, Yakarta.
¡°Es algo que todos hacemos de forma desinteresada, porque nos gusta provocar y experimentar con diferentes disciplinas. Por eso hemos decidido destinar todos los beneficios -estiman que la entrada costar¨¢ unos mil yuanes (120 euros)- a causas ben¨¦ficas¡±, explica el vasco. En la calle, Trull¨¢s se ha transformado en un picapiedra y ultima con su equipo el cordero asado que invitados y sorprendidos viandantes tendr¨¢n que comer con las manos, ¡°algo maravilloso que estamos olvidando¡±. Despu¨¦s de unos minutos de titubeo ante algo que Lu considera ¡°muy primitivo para la clase alta de China¡±, trozos de cordero comienzan a volar hasta que del animal solo quedan los huesos que Willy blande entre aullidos.
¡°No lo hemos podido hacer tal y como quer¨ªamos porque hemos tenido problemas con los vecinos, pero ya sab¨ªamos que hab¨ªa que improvisar¡±, reconoce Garc¨ªa. E improvisada es tambi¨¦n la traca final que llega con el postre, cuyos ingredientes se lanzan sobre la mesa con pistolas de agua para que los comensales creen su propio plato mientras dos cabareteras protagonizan un espect¨¢culo l¨¦sbico que no estaba en el men¨². ¡°Me voy conmocionada, pero contenta de haber asistido a algo que nos pone contra las cuerdas de nuestra cultura¡±, reconoce Izzie Huang.
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