Una matrona es la vida
Sud¨¢n del Sur tiene la tasa de mortalidad materna m¨¢s alta del mundo. Un programa busca capacitar a los sanitarios para rebajar esta cifra
Elestina Yume Phusa-Bendabenda es de Malaui, tiene 30 a?os y es matrona. Trabaja para el Fondo de Naciones Unidas para la Poblaci¨®n (UNFPA). La encontramos, rodeada de un grupo de chicos y chicas que estudian para ser matronas, en uno de los pasillos del pabell¨®n de maternidad del hospital de Maridi, capital del condado del mismo nombre en el Estado de Western Equatoria, en Sud¨¢n del Sur.
Desde un primer momento nos impresiona su simpat¨ªa, su uniforme blanco reluciente lleno de insignias y su disposici¨®n a comentar su trabajo. Tras las presentaciones env¨ªa a los alumnos que la segu¨ªan a hacer los informes del d¨ªa. Ella se ofrece a guiarnos a trav¨¦s de las instalaciones, las cuales muestran un aspecto de nuevo y limpio porque hace poco tiempo fueron renovadas gracias a la ayuda de la ONG Amref Flying Doctors (en el continente africano Amref Health Africa, Fundaci¨®n africana para la medicina y la investigaci¨®n), que es la mayor organizaci¨®n internacional sanitaria de origen y gesti¨®n completamente africanos.
Empezamos la visita por la sala de partos donde un par de estudiantes est¨¢n limpiando y ordenando el material usado en un nacimiento al que acaban de asistir. A pesar de las apariencias el centro est¨¢ escaso de materiales y tienen que utilizar muy bien los que tienen para poder atender todos los casos que les llegan.
Elestina lleva tres meses en Maridi, donde UNPFA est¨¢ implementando programas que ayuden a construir el sistema nacional de salud y desarrollar capacidades para proporcionar servicios de salud reproductiva, en particular mediante la capacitaci¨®n de matronas. Otras medidas buscan prevenir la violencia de g¨¦nero y desarrollar sistemas para producir y utilizar datos demogr¨¢ficos que sirvan para impulsar el desarrollo.
Confiesa nuestra anfitriona que est¨¢ un poco escandalizada con las altas tasas de mortalidad materna que encuentra en la zona. Dice que cada vez son m¨¢s las mujeres que acuden al hospital y a los centros de salud para revisiones y partos, pero que a pesar de ello, las muertes siguen siendo muchas. Ella las atribuye a dos causas, principalmente. La primera es la gran distancia que separa a las mujeres de los centros sanitarios, por lo que cuando les llega el momento del parto no tienen tiempo suficiente para llegar hasta ellos y se ven obligadas a dar a luz en sus casas con la ayuda de parteras tradicionales muchas de las cuales no guardan la higiene debida o aplican, ante las complicaciones, m¨¦todos ancestrales que en la mayor¨ªa de las veces se manifiestan mortales para la madre y el ni?o.
Feliz por evitar muertes
Quiere ser matrona porque cuando era peque?a muri¨® su t¨ªa al dar a luz. Ella estaba en el colegio aquel d¨ªa y no se acuerda muy bien de lo qu¨¦ pas¨®. Recuerda que se preguntaba por qu¨¦ tuvo que morir su t¨ªa. Desde entonces se dijo que no quer¨ªa que las mujeres muriesen al dar a luz. ¡°Me siento feliz cuando una mujer da a luz y tanto ella como el bebe no tienen problemas¡±, dice.
La segunda es la oposici¨®n, que detecta en la poblaci¨®n en general, a usar m¨¦todos de planificaci¨®n familiar. Comenta Elestina que todos los d¨ªas, aprovechando la llegada de las mujeres a las consultas dan charlas sobre el tema mientras ellas esperan. Pero, seg¨²n la matrona, los hombres rechazan estos m¨¦todos y las mujeres no se atreven a usarlos. ¡°La semana pasada, despu¨¦s de tanta charlas, conseguimos que por fin una chica aceptase utilizarlos¡±, comenta con una mueca de alegr¨ªa. Y a?ade que ¡°es necesario conseguir que las mujeres puedan espaciar sus embarazos y reducir el n¨²mero de partos. Adem¨¢s, en esta parte del pa¨ªs, como en muchas zonas rurales de ?frica, muchas chicas son dadas en matrimonio por sus padres cuando todav¨ªa no han terminado de desarrollar y sus cuerpos no est¨¢n preparados para dar a luz, por lo que muchas de ellas fallecen en el momento del parto¡±.
¡°Muchas de esas muertes se podr¨¢n evitar y as¨ª salvar la vida de las mujeres y sus hijos. Hace falta mucha educaci¨®n para cambiar las cosas y nosotros estamos poniendo los cimientos de este cambio¡±, dice Elestina con una amplia sonrisa.
Profesionales que salvan vidas
Seg¨²n la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS), la mortalidad materna mundial se ha reducido en casi la mitad entre 1990 y 2003. A pesar de esta buena noticia, el ¨²ltimo a?o, todav¨ªa fallecieron 2,9 millones beb¨¦s durante el parto y unas 289.000 mujeres mientras daban a luz, seg¨²n recoge el informe El estado de las Parteras en el mundo, 2014: Hacia el acceso universal a la salud, un derecho de la mujer, elaborado conjuntamente por UNFPA, OMS y la Confederaci¨®n internacional de matronas (ICM).
El informe se centra en 73 pa¨ªses de desarrollo escaso o medio, en los que se concentran el 96% de las muertes de madres durante el parto, el 91% de beb¨¦s que nacen muertos y el 93% de muertes de reci¨¦n nacidos.
El informe pone de manifiesto que ?frica subsahariana es la regi¨®n del mundo donde las cifras de muertes relacionadas con el embarazo y el parto son m¨¢s altas. Adem¨¢s, una de las conclusiones a las que llega es que el n¨²mero de enfermeros, doctores y matronas existentes en estos pa¨ªses es muy escaso.
UNFPA reivindica la importancia de las matronas para reducir la mortalidad durante el parto. La organizaci¨®n sostiene que si mejoraran sus servicios ser¨ªa posible reducir en casi dos tercios la mortalidad materna e infantil. Para ello es necesario dar reconocimiento y estatus a una profesi¨®n que ha sido tradicionalmente marginada en muchos pa¨ªses.
El caso de Sud¨¢n del Sur
Sud¨¢n del Sur tiene la tasa m¨¢s alta de mortalidad materna del mundo, 2.054 muertes por cada 100.000 beb¨¦s nacidos vivos. Despu¨¦s de d¨¦cadas de guerra contra el norte y tras conseguir la independencia en 2011, se forjaron grandes esperanzas a la hora de reducir estas estad¨ªsticas. Sin embargo, la situaci¨®n del pa¨ªs se ha deteriorado enormemente desde que surgi¨® una nueva crisis, en diciembre de 2013, entre los seguidores del presidente Salva Kiir y los del ex vicepresidente Riek Marchar, la cual ha obligado a miles de personas a abandonar sus hogares y refugiarse de nuevo en pa¨ªses vecinos o en los campos de desplazados, ha producido cientos de muertos y heridos y ha destruido grandes cantidades de infraestructuras.
Las alarmas han vuelto a saltar. Antes de la crisis la tasa de fecundidad del pa¨ªs era de casi cinco hijos por mujer y una media de 558.000 embarazos por a?o. Para este a?o, el Gobierno de Sud¨¢n del Sur prev¨¦ unos 380.216 nacimientos en todo el pa¨ªs. La mayor¨ªa de ellos tendr¨¢n lugar en zonas rurales y en los hogares de las parturientas. Lo que pone en riesgo la vida de muchas de ellas al no contar con servicios sanitarios.
"Me promet¨ª que ayudar¨ªa a las mujeres"
Ambrosio Adhar Tong quiere ser comadr¨®n por la alta tasa de mortalidad materna del pa¨ªs. ¡°Me promet¨ª hace tiempo que ayudar¨ªa a las mujeres¡±. ¡°No hay muchas que estudien en este pa¨ªs, por lo que nos necesitan a los hombres para que seamos matronas. Al principio, no me sent¨ªa c¨®modo con estos estudios, porque pensaba que era algo femenino, tambi¨¦n pensaba que las mujeres no iban a querer que un hombre las examinase, pero ahora todo es normal y no hay ning¨²n problema¡±.
Una de las consecuencias de este conflicto ha sido la destrucci¨®n o cierre de muchas de las infraestructuras sanitarias en las zonas afectadas y la huida del personal de estas debido a la inseguridad. Adem¨¢s, el pa¨ªs cuenta con muy pocas matronas cualificadas o equipos disponibles para la atenci¨®n obst¨¦trica integral. Por eso, las mujeres embarazas siguen siendo altamente vulnerables, sobre todo las que residen en las zonas en conflicto o en los campos de desplazados o refugiados. Es por eso que la labor de las matronas voluntarias que trabajan con las agencias humanitarias, por ejemplo UNFPA, como Elestina, resulta tan importante. Estas mujeres afrontan su tarea con un m¨ªnimo de recursos para garantizar que las madres puedan parir a sus hijos de manera segura.
Seguimos avanzando por el ala de maternidad del Hospital de Maridi y llegamos a la sala donde reposan las madres que acaban de dar a luz. Resulta conmovedor ver c¨®mo se emociona Elestina al entrar y ser recibida por las enormes sonrisas de las mujeres que all¨ª se encuentran. Se trata de una habitaci¨®n peque?a donde se api?an cuatro camas y lo que pretende ser una incubadora en la que se encuentran, cubiertos de mantas para guardar el calor, dos gemelos de pocos d¨ªas. La madre est¨¢ sentada sobre la cama y sonr¨ªe t¨ªmidamente cuando todos hablan de sus hijos y los sacan de la incubadora para que los veamos. El padre, de pie en un rinc¨®n, parece sentirse fuera de lugar entre tantas mujeres y ni?os y esboza lo que pretende ser una sonrisa mientras sus ojos parecen buscar una salida de emergencia. Las otras mujeres amamantan o juegan con sus hijos.
Elestina muestra la incubadora local y explica la ventaja que supone que el personal expatriado que trabaja en lugares tan remotos como Maridi sea africano: ¡°Yo vengo de una zona rural de Malaui y he trabajado en hospitales como este, muy carentes de medios. Por lo tanto, tengo la experiencia y los recursos para improvisar y aplicar soluciones locales a los problemas que se nos presentan ante la falta de material, de electricidad o de tantas otras cosas. Una matrona europea, acostumbrada a tantos aparatos y ordenadores no sabr¨ªa qu¨¦ hacer en un contexto como este, se pondr¨ªa nerviosa y no ser¨ªa capaz de resolver una crisis. Es esta experiencia, basada en el trabajo realizado en lugares similares a este donde estamos y condiciones parecidas a las que aqu¨ª tenemos, la que intento transmitir a los alumnos que realizan sus pr¨¢cticas aqu¨ª con nosotros¡±.
La importancia de la formaci¨®n
El Gobierno de Sud¨¢n del Sur destina el 50% de su presupuesto anual a defensa y seguridad. Por eso, gran parte de la sanidad y educaci¨®n del pa¨ªs depende de la generosidad de las ONG y Organismos Internacionales. Sin embargo, hay que reconocer que se est¨¢ tomando muy en serio la formaci¨®n de matronas con la intenci¨®n de reducir la tasa de mortalidad materna e infantil.
Seg¨²n Unicef, el pa¨ªs cuenta con una baja tasa de alfabetizaci¨®n. El 70% de los ni?os y ni?as entre 6 y 17 a?os nunca han pisado una escuela, y de ese 20% que tiene la suerte de estudiar solo el 33% son ni?as. De estas, muy pocas terminan la educaci¨®n secundaria. Ante la falta de mujeres, el Gobierno sursudan¨¦s est¨¢ animando a los chicos a estudiar para convertirse en comadrones.
Concienciado y concienciador
Cuando termin¨® la escuela secundaria,?Edema Charles Daniel empez¨® a trabajar con Movement for Health Internacional (MHI) y luego con International Rescue Committee (IRC), en programas de prevenci¨®n de la polio. Era un movilizador comunitario y concienciaba a la poblaci¨®n sobre la importancia de vacunar a los ni?os. Es ah¨ª cuando se enter¨® de las altas tasas de mortalidad materna e infantil de Sud¨¢n del Sur y pens¨® que no era justo y quiso hacer algo para cambiar la situaci¨®n, es por eso que decidi¨® estudiar para ser una matrona. ¡°S¨¦ que muchos piensan que es raro que un hombre decida ser comadr¨®n, pero yo tengo el inter¨¦s y me gusta lo que aprendo. El problema es el dinero para pagar los cursos, no es f¨¢cil conseguirlo. Mi sue?o es terminar aqu¨ª y seguir prepar¨¢ndome para convertirme en profesor de esta misma escuela y as¨ª ense?ar a muchas m¨¢s personas la necesidad de educar a las comunidades para combatir las altas tasas de mortalidad materna e infantil de nuestro pa¨ªs¡±.
En Maridi se encuentra el Instituto Nacional de Formaci¨®n de Recursos Humanos Sanitarios (INFRH), gestionado por Amref Flying Doctors. En ¨¦l se forman 201 alumnos como encargados cl¨ªnicos (un grado sanitario que est¨¢ entre el enfermero y el m¨¦dico y se est¨¢ promocionando en muchos pa¨ªses africanos para suplir la falta de doctores) y matronas, todos ellos becados.
Hay muchos m¨¢s chicos que chicas con uniformes rosas, que son los que identifican a las matronas. Adem¨¢s, parece que a ellos les resulta m¨¢s f¨¢cil estudiar ya que han llegado al Instituto justo al terminar la educaci¨®n secundaria y pasar las pruebas de acceso a la universidad. Todas las chicas con las que hablamos est¨¢n casadas y tienen hijos. Solo despu¨¦s de formar una familia, sus maridos, y tambi¨¦n los padres, han consentido que contin¨²en sus estudios. Es el caso de Namulu Sconia Duku que tiene un hijo que cuida su madre en su aldea, Kayukeye, en Central Equatoria, mientras ella estudia. Su marido es carpintero. Sin embargo, los dos hijos mayores de Angelina Hanan Marial est¨¢n internos en Kenia, mientras que los dos peque?os est¨¢n con su esposo, que es un hombre de negocios y reside en Juba, la capital del pa¨ªs. Vienen del condado de Yirol, en el estado de Joglei, donde todav¨ªa se sigue luchando.
Tambi¨¦n Pita Christine Tongu tiene un hijo de cuatro a?os que est¨¢ al cuidado de la abuela ya que el marido es conductor de la Cruz Roja y no puede ocuparse del ni?o porque est¨¢ siempre en la carretera. Ella consigui¨® terminar su educaci¨®n secundaria pero cuando dijo a su familia que quer¨ªa seguir estudiando esta le contest¨® que no era posible porque ten¨ªa que casarse. No tuvo m¨¢s remedio que obedecer. Sin embargo, tuvo la suerte de que su esposo la apoyase en el deseo de formarse y ahora est¨¢ a punto de graduarse. Cuenta que siempre quiso ser matrona porque est¨¢ cansada de ver c¨®mo las mujeres de su zona, el condado de Kajo-Keji, en Central Equatoria, mueren por el mero hecho de dar a luz. Ella piensa que ahora podr¨¢ ayudar a educar a las madres para que no tengan que morir en el momento de parir y ense?arlas c¨®mo cuidar de sus hijos para que estos crezcan fuertes y sanos.
La mayor¨ªa de los chicos parecen haber llegado a estos estudios de matrona, que duran tres a?os, de rebote. Ellos confiesan que quer¨ªan estudiar para ser m¨¦dicos o encargados cl¨ªnicos, pero que nos les lleg¨® la nota y el Gobierno les dio la oportunidad de formarse en esta profesi¨®n. Todos cuentan que al principio pensaban que era un trabajo solo de mujeres pero que poco a poco han descubierto la importancia que tiene el saber cuidar de las madres y de sus hijos.
Cuidar de las mujeres en parto
Pita Christine Tongu estudia para ser una matrona porque siempre ha querido ayudar a las mujeres y a sus hijos. Le gusta cuidar de ellas, educarlas, decirles lo que tienen que hacer antes, durante y despu¨¦s del parto. Adem¨¢s, desde que se enter¨® que la tasa de mortalidad materna en Sud¨¢n del Sur es la m¨¢s alta del mundo y de que hay muchas mujeres que mueren durante el parto se ha propuesto ser parte del esfuerzo que se est¨¢ haciendo en todo el pa¨ªs para cambiar la situaci¨®n.
Muchos tambi¨¦n r¨ªen al contar que ten¨ªan miedo a ser rechazados por las mujeres cuando tuvieran que explorarlas por lo tradicional que es la sociedad en Sud¨¢n del Sur, pero una vez que han empezado las pr¨¢cticas en el hospital y en los centros de salud de la zona, se han dado cuenta de que son bien aceptados. Es el caso de Magang Gordon Dhukpura, que viene de una aldea cerca de Rumbek, la capital del Estado de Lake. ?l quer¨ªa ser enfermero, pero no le lleg¨® la nota y le dieron la oportunidad de venir a Maridi. Al principio le cost¨® aceptar que ¨¦l pudiera trabajar un d¨ªa como matrona, pero ahora est¨¢ convencido de lo importante que es su trabajo y de la cantidad de vidas que puede salvar.
A los alumnos que se preparan para ser encargados cl¨ªnicos no les ha costado tanto convencerse de lo importante que es su profesi¨®n, lo ten¨ªan claro desde el principio. En este programa, que tambi¨¦n dura tres a?os, hay muchas menos mujeres. Una de las pocas es Maling Elizabeth Silas, que viene de Juba. Cuenta que siempre so?¨® con estudiar medicina, pero no pod¨ªa pagarse la universidad. Cuando termin¨® sus estudios trabaj¨® varios a?os con ACNUR registrando desplazados y refugiados, hasta que consigui¨® la beca que le permiti¨® entrar en el Instituto. ¡°Una oportunidad que no pod¨ªa rechazar y con la que voy a ser capaz de salvar muchas vidas¡±, nos dice.
Los estudiantes del INFRH ponen rostro a una generaci¨®n de j¨®venes que pueden cambiar la realidad de muchas mujeres y ni?os de Sud¨¢n del Sur, como comenta Elestina Yume Phusa-Bendabenda cuando estamos terminando el recorrido del pabell¨®n de maternidad del Hospital de Maridi y llegamos a la sala donde los alumnos que han hecho pr¨¢cticas con ella durante el d¨ªa discuten los distintos casos que han asistido y escriben sus informes.
Formar a las profesionales africanas
En 2012, Amref Flying Doctors lanz¨® la campa?a Stand up for African Mothers que tiene como objetivos llamar la atenci¨®n sobre la mortalidad materna, formar a 15.000 matronas africanas antes del final de 2015 para reducir en un 25% la mortalidad materna en ?frica subsahariana y equipar m¨¢s centros de salud. La iniciativa tiene como madrina internacional a Gra?a Machel Mandela
La campa?a tambi¨¦n propone a una matrona africana, Esther Madudu, como candidata al Premio Nobel de la Paz 2015, como s¨ªmbolo de la lucha de las matronas africanas por la vida de las madres. Una iniciativa que se puede apoyar firmando aqu¨ª.
Del 23 al 25 de octubre tendr¨¢ lugar en Bilbao el XIII Congreso Federaci¨®n de Asociaciones de Matronas de Espa?a en el que se presentar¨¢ el trabajo de la campa?a Stand Up for African Mothers, como una forma de acercar a las matronas espa?olas al d¨ªa a d¨ªa de sus colegas en ?frica Subsahariana.
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