Hala Madr¨ª
En espa?ol nos cuesta pronunciar la letra 'd' como consonante final de palabra
El Barcelona tiene su abreviaci¨®n en vigor desde el primer cuarto del siglo XX: ¡°Bar?a¡±. Surgida probablemente en el lenguaje oral, esta palabra se data en la prensa en el a?o 1922, en la revista catalana Xut, seg¨²n el estudio de la Universidad Aut¨®noma de Barcelona dirigido por Miquel de Moragas y coordinado por Ana Bel¨¦n Moreno. Tal vez se use ya m¨¢s esa abreviaci¨®n entre los aficionados que el top¨®nimo completo (Barcelona) y que el nombre oficial (F¨²tbol Club Barcelona).
El Real Madrid tambi¨¦n cuenta con un nombre abreviado, aunque rara vez lo encontremos por escrito: ¡°el Madr¨ª¡±. No se pod¨ªa reducir mucho m¨¢s el original, pero al menos se le han aliviado una palabra (¡°Real¡±) y una letra y su fonema, lo cual facilita la ligaz¨®n con el t¨¦rmino siguiente si ¨¦ste comienza por vocal.
Ayer se oy¨® una vez m¨¢s en el estadio Bernab¨¦u ¡ªa trav¨¦s de esa insoportable megafon¨ªa que va convirtiendo a los hinchas cantarines en consumidores callados¡ª el himno del club blanco interpretado por Pl¨¢cido Domingo y compuesto por Jos¨¦ Mar¨ªa Cano en 2002 con motivo del centenario del club. Uno de sus versos dice: ¡°Sale el Madr¨ª a luchar, sale el Madr¨ª a ganar...¡±. Y no se percibe el fonema de la letra d por ninguna parte, pues la pronunciaci¨®n que se derivar¨ªa del texto escrito (¡°sale el Madrid-a-luchar, sale el Madrid-a-ganar¡±) la suprime el tenor con mucha afinaci¨®n y poca misericordia. Tiene su raz¨®n, porque en ese caso a?adir¨ªa una s¨ªlaba con la correspondiente nota, lo cual alterar¨ªa la composici¨®n mel¨®dica, mientras que la terminaci¨®n abreviada permite diptongar la i final del nombre con la preposici¨®n que antecede al verbo: sale-el-madriaganaaar¡
Esta supresi¨®n del ¨²ltimo fonema se aprecia en otros muchos casos en que se cita el nombre del club blanco. As¨ª, o¨ªmos en la radio: ¡°Almer¨ªa cero, Real Madr¨ª uno¡±; y no ¡°Real Madrid uno¡± (es decir, realmadriduno).
Esa aversi¨®n a la d final se aprecia mucho en los verbos imperativos, sustituidos a menudo por infinitivos: ¡°Hacer esto¡± en vez de ¡°haced esto¡±; ¡°ir a buscarme¡± (en vez de ¡°id¡±)
Tambi¨¦n le ocurre eso al ¡°Valladol¨ª¡±, pero en este caso no cuenta como abreviaci¨®n acu?able porque los blanquivioleta ya disponen del cari?oso ¡°Pucela¡±.
En las m¨¢s de 90.000 palabras del idioma espa?ol (y si apartamos las interjecciones y onomatopeyas, los extranjerismos y los nombres propios), solamente 10 de las 21 consonantes del alfabeto tienen el privilegio de ocupar un sitio al final de una palabra: n, s, d, j, l, r, t, x, y, z. Y algunas aportan escas¨ªsimos ejemplos. La jota, s¨®lo 21; la te, 147; la equis, 67...; y casi siempre en palabras prestadas o poco usuales. Busque usted vocablos patrimoniales del espa?ol terminados en las restantes letras y d¨ªgrafos (b, c, ch, f, g, h, k, ll, m, ?, p, q, v): le costar¨¢ dar con alguno.
La letra d (y su correspondiente fonema) figura en la selecci¨®n de consonantes finales, pero no es de las m¨¢s productivas (1.224 vocablos; muy escasos si los comparamos con los 33.932 terminados en a, seg¨²n el estudio del profesor Roberto Veciana publicado en 2004). Incluso nos cuesta admitirla a la hora de la verdad; tambi¨¦n en esta ¨²ltima palabra: ¡°verdad¡±. ?C¨®mo pronunciamos la expresi¨®n ¡°verdad usted¡±? En el lenguaje coloquial, sin duda diremos ¡°verd¨¢ ust¨¦¡±; y en uno m¨¢s cuidado, ¡°verd¨¢ usted¡±. Alg¨²n fonema d se perder¨¢ casi siempre por el camino.
Esa aversi¨®n a la d final se aprecia mucho en los verbos imperativos, sustituidos a menudo por infinitivos: ¡°Hacer esto¡± en vez de ¡°haced esto¡±; ¡°ir a buscarme¡± (en vez de ¡°id¡±). Y en el castellano de Catalu?a, se transmuta en el sonido t.
La d ya fue desapareciendo de algunas voces en su camino desde el lat¨ªn al castellano (aliquod se convierte en ¡°algo¡±; ad se transforma en ¡°a¡±¡). Tan inc¨®moda sigue resultando a nuestra prosodia, que a veces la transformamos en un sonido de zeta: ¡°Madriz¡±, ¡°hacez¡±, ¡°tengo sez¡±. Y un locutor cuenta por la radio que en el Lugo Club Deportivo juegan ¡°cuatro Davices¡± (y no cuatro ¡°Davides¡±).
Con todo ello, se entiende que vaya consagr¨¢ndose tal pronunciaci¨®n para el club madrile?o. Y hasta merecer¨ªa la pena reivindicarla: ¡°?Hala Madr¨ª!, ?hala Madr¨ª!¡±.
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