Presidente no apreciado
El bajo momento de Obama condiciona las pr¨®ximas legislativas y el futuro de EE UU
Guste o no, la pol¨ªtica estadounidense repercute en la escena internacional. Las elecciones de dentro de dos semanas para renovar la C¨¢mara de Representantes y la mitad de Senado son claves y marcar¨¢n la etapa final de la presidencia de Barack Obama y la carrera para ver qui¨¦n ocupa la Casa Blanca a partir de 2017.
Obama tiene serios problemas de popularidad, entre los ciudadanos y entre los miembros de su partido: numerosos candidatos dem¨®cratas han evitado ¡ªen la recta final de la campa?a que desemboca el pr¨®ximo 4 de noviembre¡ª la participaci¨®n del presidente en sus actos electorales, porque temen que sea un lastre m¨¢s que una ayuda. Y aunque las cosas han cambiado y la figura presidencial ya no siempre goza del respeto general, es infrecuente (como ocurri¨® hace unos d¨ªas) que un n¨²mero ostensible de asistentes a un mitin con Obama abandonara sus asientos cuando el presidente comenz¨® a hablar. Otra se?al de desapego: una encuesta del influyente Politico se?ala que incluso el expresidente George W. Bush es considerado m¨¢s eficaz que Obama a la hora de gestionar las funciones b¨¢sicas del Gobierno federal.
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Al presidente se le agota su carisma; sufre acusaciones de falta de iniciativa pol¨ªtica desde la oposici¨®n y, a veces, desde sus propias filas; es censurado por su manejo de las crisis internacionales, y la percepci¨®n de la econom¨ªa tampoco le ayuda: lidi¨® bien con lo peor de la crisis, y los grandes n¨²meros de la recuperaci¨®n son positivos, pero muchos ciudadanos no notan a¨²n un aumento de su poder adquisitivo.
El dise?o que los fundadores de EE UU aplicaron al equilibrio de poderes y su reflejo en la intuici¨®n popular ha hecho que sea relativamente habitual que el presidente gobierne con el Congreso dominado por la oposici¨®n. El funcionamiento de la maquinaria legislativa depende de la negociaci¨®n, muy mermada durante la Administraci¨®n de Obama. La extrema polarizaci¨®n, a la que ha contribuido de manera decisiva el bloqueo de un Partido Republicano secuestrado por su ala radical, ha llevado la par¨¢lisis a algunos asuntos capitales.
Los republicanos, que ya controlan la C¨¢mara de Representantes, tienen ahora a su alcance el Senado. Si lo logran, habr¨¢ repercusiones en las iniciativas legislativas, judiciales y presupuestarias, y desde luego en pol¨ªtica exterior. Y es probable que aumente esa par¨¢lisis, con efectos nacionales y globales, en los dos a?os que le quedan a Obama en la Casa Blanca.
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