Lincoln, el presidente legendario
Famoso por abolir la esclavitud, su mejor legado es la defensa de la unidad de EE UU
Pocos hombres en la historia son tan conocidos como Abraham Lincoln. Tolst¨®i cuenta que, viajando por el C¨¢ucaso, conoci¨® a un jefe musulm¨¢n que nunca hab¨ªa o¨ªdo hablar de norteamericano alguno, salvo de Lincoln. ¡°Fue un h¨¦roe¡± le dijo el anciano, parco de palabras.
Tambi¨¦n era legendaria la parquedad de palabras de Lincoln, tanto como la fuerza fulminante de algunas de sus respuestas. Un comentario suyo en el Congreso ha quedado grabado en la historia: ¡°M¨¢s vale callar y parecer idiota que abrir la boca y despejar toda duda¡±. Y a un imprudente que le critic¨® su aspecto f¨ªsico le respondi¨®: ¡°Tengo una sola cara, porque si tuviera dos ?cree usted que ir¨ªa mostrando ¨¦sta?¡±
Hay que admitir que, sobre todo en sus a?os mozos, antes de llegar a la presidencia, Lincoln brill¨® como el Gran Manipulador de la prensa, sobre cuya pureza no se hac¨ªa ilusiones: sol¨ªa entrar (a veces inesperadamente) en las redacciones de todos los peri¨®dicos ¡ªno hab¨ªa otra cosa que manipular, por entonces, ni televisi¨®n, ni radio, ni Internet, y muy pocas editoriales¡ª y presionar a los jefazos con una argumentaci¨®n irresistible. Jam¨¢s se interpuso a un periodista que quisiera entrevistarlo, aunque se tratara de alguien que se opusiera a sus pol¨ªticas. Lleg¨® incluso a tener sus propios semanario e imprenta, en alem¨¢n, a cargo de un editor dispuesto a elogiar a Lincoln ante el bloque de inmigrantes alemanes.
En sus a?os mozos, antes de llegar a la presidencia, fue el ¡®Gran Manipulador¡¯ de la prensa
Suele creerse que Lincoln es tan famoso por haber abolido la esclavitud en su pa¨ªs. Es cierto que siempre se opuso a ella, consider¨¢ndola contraria a los principios fundacionales del pa¨ªs. ¡°Por mal que pensemos de la esclavitud, podemos permitirnos dejarla tal cual porque es una necesidad que nace de su innegable presencia en nuestro pa¨ªs; pero ?podemos, mientras nuestros votos lo impidan, permitir que se extienda a todos los Territorios Nacionales y nos echen de estos Estados Libres?¡± Sol¨ªa referirse a los 39 padres de la Constituci¨®n como ¡°los treinta y nueve¡±, pero advert¨ªa: ¡°No quiero que se me interprete mal. No sostengo que estamos obligados a seguir impl¨ªcitamente todo lo que nuestros padres hicieron. Hacer eso ser¨ªa descartar todas las luces de la experiencia en curso. Rechazar todo progreso, toda mejora. Lo que digo es que si modific¨¢ramos las opiniones y pol¨ªticas de nuestros padres, en cualquier caso deber¨ªamos hacerlo bas¨¢ndonos en pruebas tan concluyentes y argumentos tan claros que, aun la autoridad m¨¢xima, consider¨¢ndolos con equidad, no podr¨ªa resistirlos; y mucho menos en un caso del que nosotros mismos declar¨¢semos que los treinta y nueve entend¨ªan el asunto mejor que nosotros¡±.
Era una monstruosa hipocres¨ªa, dec¨ªa, que, con esos principios, Estados Unidos fuera el Estado esclavista m¨¢s grande del mundo.
Pero en realidad la esclavitud le importaba bastante menos que la unidad de Estados Unidos. Cuando asumi¨® la presidencia, siete Estados ya hab¨ªan declarado la secesi¨®n y fundado una nueva naci¨®n, y unos cuantos m¨¢s estaban al borde de hacerlo. Esa presidencia iba a ser m¨¢s bien la de los Estados Desunidos. En su discurso de aceptaci¨®n Lincoln dijo: ¡°La secesi¨®n es la esencia misma de la anarqu¨ªa, porque, si un Estado se separa, tambi¨¦n puede separarse cualquier otro, hasta que no quede nada del gobierno ni de la naci¨®n¡±. Y en mayo de 1861, ya estallada la guerra, dijo: ¡°La idea central de esta guerra civil es la necesidad que nos incumbe de demostrar que el gobierno del pueblo no es un absurdo. Hemos de zanjar ahora el siguiente asunto: en un gobierno libre, ?tiene derecho la minor¨ªa de romper el gobierno cuando le d¨¦ la gana? Y si fracasamos estaremos demostrando la incapacidad del pueblo de gobernarse a s¨ª mismo¡±.
Esas s¨ª que son se?as de estadista¡
En cuanto a la esclavitud, Lincoln fue expl¨ªcito: ¡°Mi objetivo fundamental en este conflicto es salvar la Uni¨®n, y no salvar o destruir la esclavitud. Si pudiera salvar la Uni¨®n sin liberar un solo esclavo, lo har¨ªa, y si pudiera salvarla liberando a todos los esclavos, lo har¨ªa; y si pudiera salvarla liberando a algunos y no a otros, tambi¨¦n lo har¨ªa¡±. Pero se sabe que, en el momento de hacer esta declaraci¨®n, ya ten¨ªa sobre su mesa, para la firma, el texto de la proclamaci¨®n de emancipaci¨®n de los esclavos. Su cometido, con esas palabras, no era sino el de ir preparando la opini¨®n p¨²blica para una medida que no concitaba unanimidad ni siquiera entre quienes lo apoyaban en la guerra.
Lincoln fue el primer presidente asesinado de los Estados Unidos. Lo mat¨® a balazos un actor mediocre en el teatro, infiltrado, la noche del 15 de abril de 1865, en el palco presidencial. El presidente ten¨ªa 56 a?os.
Su determinaci¨®n como comandante en jefe del ej¨¦rcito y la marina de la Uni¨®n durante los momentos m¨¢s desesperantes y pese a la lluvia de burlas y cr¨ªticas que recibi¨®, fue esencial para conseguir la victoria. Como otros dos h¨¦roes de ese pa¨ªs: Washington en la Revoluci¨®n y Roosevelt en la Segunda guerra mundial.
Otros tiempos, otros lugares, otros hombres.
Mario Muchnik es editor
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.