Hace setenta a?os
La invasi¨®n del valle de Ar¨¢n en 1944 podr¨ªa haber cambiado la historia de Espa?a y de Europa
Eran 4.000 espa?oles, excombatientes del Ej¨¦rcito Popular de la II Rep¨²blica que, tras la derrota y el exilio, se incorporaron a las tropas aliadas que combat¨ªan la ocupaci¨®n alemana de Francia. En el verano de 1944 hab¨ªan contribuido ¨Cen algunas regiones del Sur, muy decisivamente¨C a la derrota de los nazis y su expulsi¨®n del suelo franc¨¦s, pero all¨ª no hab¨ªa acabado su historia. Ellos hab¨ªan luchado en Francia, pero no por Francia. Hab¨ªan vencido en Francia s¨®lo para tener una oportunidad de volver a luchar en Espa?a. Para volver a luchar por Espa?a.
Eran 4.000 hombres, y en octubre de 1944 empezaron a cruzar los Pirineos por todos los pasos fronterizos, en peque?os grupos. Estas maniobras de distracci¨®n, destinadas a desconcertar y dispersar a los destacamentos que guarec¨ªan las fronteras, tuvieron tanto ¨¦xito que el 19 de octubre, el grueso de las tropas penetr¨® sin oposici¨®n alguna en el valle de Ar¨¢n. El ej¨¦rcito de la Uni¨®n Nacional Espa?ola, pues ¨¦se era su nombre, iz¨® banderas tricolores en todos los pueblos del valle y se dispuso a esperar.
?se era su objetivo. El plan ideado por Jes¨²s Monz¨®n, secretario general del Partido Comunista de Espa?a en el exilio franc¨¦s primero, en la clandestinidad en el interior despu¨¦s, consist¨ªa s¨®lo en eso. Ocupar un peque?o territorio, a un paso de la Francia reci¨¦n liberada, y resistir el tiempo necesario para provocar una invasi¨®n aliada de la Espa?a franquista. El valle de Ar¨¢n, una rareza de la geograf¨ªa pol¨ªtica, estaba aislado por los Pirineos de Espa?a, no de Francia, y la nieve lo manten¨ªa aislado del resto del territorio nacional durante el invierno excepto por un paso muy f¨¢cil de defender. Instalar un Gobierno republicano provisional en Viella provocar¨ªa la acumulaci¨®n de tropas franquistas en el borde mismo de la frontera francesa, un riesgo que los Aliados no se podr¨ªan permitir. Eso era lo que pensaba Jes¨²s Monz¨®n. En eso se equivoc¨®, porque ¨¦l, como el resto de los republicanos espa?oles, no pod¨ªa concebir que los Aliados escogieran apoyar a Franco antes que a su oposici¨®n democr¨¢tica.
Condenaron al olvido a esos 4.000 hombres que se jugaron la vida por la democracia de su pa¨ªs, el nuestro
Despu¨¦s, durante d¨¦cadas, se esgrimieron toda clase de argumentos para maquillar esa amarga verdad. Todos dijeron que los invasores estaban locos, que hab¨ªan sido unos ingenuos, que estaban manipulados, que la operaci¨®n fue una chapuza, una estupidez, una ocurrencia, que les hab¨ªa faltado valor, que les hab¨ªa faltado inteligencia, que les hab¨ªa faltado sentido de la oportunidad hist¨®rica. Por una vez, los enemigos m¨¢s irreconciliables se pusieron de acuerdo para insultarles, y los franquistas se rieron de ellos en p¨²blico para ocultar que no hab¨ªan sido capaces de pararlos, los dirigentes del PCE se apresuraron a quitarles importancia porque la operaci¨®n no se les hab¨ªa ocurrido a ellos, y los Aliados ni siquiera los mencionaron, para que nadie pudiera reprocharles la verdad, que los hab¨ªan traicionado, que los hab¨ªan dejado tirados, que despu¨¦s de haberlos tenido en sus propias filas, luchando hombro con hombro contra los nazis, hab¨ªan preferido apoyar a un dictador fascista y considerar que la invasi¨®n era un asunto interno de Espa?a.
As¨ª, entre todos enterraron la invasi¨®n del valle de Ar¨¢n, condenaron primero a la ignominia, luego al olvido, a esos 4.000 hombres que, hace ahora setenta a?os, se jugaron la vida por la democracia de su pa¨ªs, que es el nuestro. Y este verano, mientras en toda Europa, en todo el mundo, se celebraba el 70? aniversario del final de la II Guerra Mundial con palabras calientes de amor y admiraci¨®n por los dem¨®cratas que derrotaron al fascismo, y se engalanaban las calles, las plazas de medio mundo, para recitar largas listas de nombres de h¨¦roes, como un inmortal tributo de gratitud a los campeones del antifascismo, la democracia espa?ola se puso de perfil, tan al margen como hab¨ªa estado la dictadura franquista en 1944, como si aqu¨ª nadie hubiera luchado nunca contra el fascismo.
Hace muy poco, entre el 19 y el 27 de octubre de 2014, se ha cumplido el 70? aniversario de la invasi¨®n del valle de Ar¨¢n, y el Estado espa?ol no se ha acordado. La democracia espa?ola no ha tenido el menor gesto, ni un acto, ni un homenaje, ni una sola palabra de gratitud para aqu¨¦llos que pretendieron implantarla hace setenta a?os, ahorr¨¢ndole a este pa¨ªs cuatro d¨¦cadas de una sangrienta dictadura.
Es como si no hubiera pasado nada, y sin embargo pas¨®.
Yo lo recuerdo, les recuerdo, y agradezco su ejemplo, su generosidad, su coraje.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.