La arquitecta de la memoria
Maya Lin ten¨ªa 21 a?os y a¨²n estudiaba arquitectura cuando present¨® su proyecto para el memorial de Vietnam en Washington DC. Sorprendi¨® a todos y gan¨®. Hoy, reci¨¦n premiada con el prestigioso Gish Prize, trabaja en un ambicioso monumento para el planeta.
Cuando, en mayo de 1981, el jurado que deb¨ªa elegir el monumento para recordar a los estadounidenses ca¨ªdos en la guerra de Vietnam abri¨® la plica del mejor proyecto entre los 1.421 presentados, descubri¨® que la ganadora ten¨ªa 21 a?os. Era estudiante y hab¨ªa enviado su propuesta desde la Universidad de Yale. Fue entonces cuando, adem¨¢s de ganar 50.000 d¨®lares y un concurso que cambiar¨ªa su vida, Maya Lin (Athens, Ohio, 1959) emprendi¨® en solitario la cruzada por construir el que hoy, 33 a?os despu¨¦s, es uno de los monumentos m¨¢s famosos de Washington DC.
Lin vive en Nueva York, pero viaj¨® recientemente a Madrid para inaugurar su primera exposici¨®n en Espa?a, que ha acogido en septiembre y octubre la galer¨ªa Ivorypress. Entre grietas de yeso y esculturas que parecen congelar el curso de un r¨ªo, explica que creci¨® moldeando bronces. Hija de emigrantes chinos ¨Cun ceramista que lleg¨® a dirigir la Escuela de Bellas Artes en la Universidad de Ohio y una profesora de literatura¨C, recuerda que de peque?a disfrutaba aprendiendo y estudiaba obsesivamente. ¡°Destacaba en todo. Era una alumna sobresaliente porque no ten¨ªa amigos. No encajaba. Era hija de inmigrantes en un pueblo peque?o¡±. Lin creci¨® en los setenta, ¡°el tiempo de American Graffiti [la pel¨ªcula de George Lucas]¡±, apostilla. El ambiente en su bachillerato fue de animadoras y f¨²tbol. ¡°Y yo nunca fui a un partido¡±. Sus padres pertenec¨ªan al mundo acad¨¦mico, el de los hechos y las ideas. ¡°Supongo que imitas lo que ves: mi hermano y yo crecimos entre libros. De modo que viv¨ªa encerrada, refugiada en mi arte¡±.
Maya Lin no es hoy ni introvertida ni t¨ªmida. Todo lo contrario: tiene la voz profunda y es locuaz, anal¨ªtica y hasta parlanchina. Reci¨¦n premiada con el Gish Prize (uno de los m¨¢s suculentos de las artes, dotado con 300.000 d¨®lares), que recoge en noviembre en el MOMA de Nueva York, explica que sus dos hijas adolescentes han roto la tradici¨®n familiar. A una le interesa m¨¢s la moda que el estudio. ¡°Y me tiene frita. Yo no doy importancia a lo que me pongo. Pero ella a veces no me deja salir de casa¡±, cuenta entre risas.
Lo ten¨ªa todo para despertar suspicacias: era asi¨¢tica, mujer y joven¡' Pero estaba orgullosa. Hab¨ªa convertido un muro en algo pol¨ªtico
Con aspecto ani?ado, tambi¨¦n en el vestir, Lin es hoy una creadora tric¨¦fala. Trabaja en tres frentes: el arte, la arquitectura y los monumentos conmemorativos. ¡°S¨¦ que mi lugar es fronterizo, en la estrecha l¨ªnea entre el arte y la arquitectura. Y existe un sano escepticismo ante quienes intentamos hacer varias cosas a la vez. Es justo. Pero no puedo evitar ser quien soy. Mi reto durante a?os fue no tener que elegir¡±. Logr¨® convertir su triple vocaci¨®n en una.
¨C?Pero ha alcanzado el mismo nivel en todas sus artes?
¨CYo tengo una voz como artista. Pero como arquitecta todav¨ªa estoy trabajando en ella.
Con todo, m¨¢s all¨¢ de evitar elegir disciplina, puede que su mayor haza?a haya sido sobrevivir al ¨¦xito temprano. De ah¨ª deriva su mayor reto: tratar de volver a lograrlo. Pero volvamos a la primavera de 1981.
?C¨®mo decide una estudiante participar en un concurso tan plagado de simbolismo como conmemorar a los ca¨ªdos en la guerra de Vietnam? ¡°?Por ignorancia?¡±, pregunta ella ir¨®nica. ¡°No pensaba ganar, claro. Era una ni?a. Hab¨ªa cursado una asignatura sobre arquitectura funeraria en Yale y cre¨ª que ser¨ªa bueno ponerme a prueba. Tuve una idea que pens¨¦ que pod¨ªa decir algo¡±. La idea consist¨ªa en rendir tributo a los desaparecidos, dejar algo de ellos en el mundo: su nombre ¨Cque sus familiares pod¨ªan leer y tocar¨C, y marcar un vac¨ªo en la vida de los que se quedaban aqu¨ª. Eso es el monumento: un corte en el paseo que interrumpe la circulaci¨®n del National Mall de Washington, un gran muro de granito negro en el que est¨¢n horadados los nombres de los 58.261 norteamericanos ca¨ªdos en la guerra de Vietnam. Considerado por el American Institute of Architects entre los 10 mejores monumentos del pa¨ªs, el memorial recibe m¨¢s de cuatro millones de visitas cada a?o. Eso sucede ahora. En mayo de 1981, la estudiante Maya Lin no solo se enfrent¨® con la incredulidad. Tambi¨¦n tuvo que luchar por mantener la autor¨ªa de su proyecto e incluso su autoestima.
La insultaron. Al monumento lo tacharon de nihilista, y a ella, por su origen chino, la llamaron ¡°rollito de primavera¡±. Hubo destacadas figuras pol¨ªticas que cargaron contra ella. Los propios veteranos estaban masivamente contra el proyecto. ¡°Lo ten¨ªa todo para despertar suspicacias: era asi¨¢tica, mujer y joven¡¡±, recuerda. Pero estaba orgullosa de lo que hab¨ªa hecho. Hab¨ªa convertido un muro en algo pol¨ªtico. Cuenta que no ley¨® nada sobre la guerra. ¡°Quer¨ªa enfrentarme a la ausencia, a la muerte y al recuerdo de la manera m¨¢s simple. Por eso me pregunt¨¦ qu¨¦ pod¨ªa ser un memorial en nuestro tiempo¡±.
Y hall¨® la respuesta. Contest¨® a esa pregunta con una obra maestra. Logr¨® fundir arte y arquitectura, consuelo y reconocimiento, simbolog¨ªa y psicolog¨ªa construyendo un lugar. Y aunque luego Lin no acept¨® encargos durante un lustro para completar su formaci¨®n como arquitecta, su trabajo ya no escapar¨ªa de los tres pilares que sustentan su creatividad: el arte, la arquitectura y la naturaleza.
Una lecci¨®n subsidiaria de levantar lo que hoy se conoce simplemente como The Wall (el muro) fue aprender a no dejarse manipular. ¡°Yo era tan joven que decidieron que servir¨ªa para recaudar dinero. Me enviaban a responder entrevistas para aumentar las donaciones, hasta que me plant¨¦ para concentrarme en el trabajo. Trabajaba sola, no quer¨ªa que otros alteraran el dise?o y no quer¨ªa, sobre todo, que mis padres se enteraran de nada¡±.
¨C?C¨®mo dice? ?Sus padres no sab¨ªan nada?
¨CEs t¨ªpico de los ni?os chinos. Lo peor que le puedes hacer a un padre es preocuparle. Por eso no quer¨ªa que lo supieran.
¨C?Cu¨¢ndo se enteraron?
¨CCuando apareci¨® la pel¨ªcula.
Creo que la arquitectura la desarrollo muy poco a poco porque no quiero convertirme en una firma. Debo proteger el arte que hago¡±
Habla de 14 a?os despu¨¦s. En 1995, el documental de Freida Lee Mock Maya Lin: A Strong Clear Vision se hizo con el Oscar narrando la lucha de Maya, ¡°con u?as y dientes¡±, para construir su monumento. Hoy la artista reconoce que esa lucha de poder fue en s¨ª misma otra educaci¨®n. ¡°No quer¨ªa que la pol¨¦mica afectara al trabajo. Decid¨ª blindarme y ser t¨ªmida. Y si hac¨ªa falta, ir a juicio¡±. En cierta medida lo hizo. La escena est¨¢ recogida en el filme. Maya parece una ni?a. Llega al Congreso estadounidense ataviada con un sombrero de paja con una cinta negra. Cuando sube al estrado defiende con firmeza que, sin entrar a juzgar la estatua de bronce de Frederick Hart (con tres soldados que finalmente a?adieron a su intervenci¨®n), su memorial no necesita esa explicaci¨®n redundante. Supuestamente las obras de arte figurativas son hoy m¨¢s controvertidas que las abstractas. La abstracci¨®n parece m¨¢s f¨¢cil. ¡°Sin embargo, mi muro era negro, era inesperado. Lo que realmente ocurri¨® es que aquella fue una guerra muy controvertida. Y Estados Unidos no hab¨ªa asumido esa discusi¨®n interna. De modo que con el muro aflor¨® todo. La controversia se volc¨® en el memorial¡±.
La hermanastra del padre de Lin muri¨® de tuberculosis antes de que ella naciera. Sin embargo, aunque nunca la conoci¨®, result¨® clave en su vida. Lin Huiyin fue un s¨ªmbolo, ¡°han hecho con su vida hasta una telenovela¡±, explica. Pudo estudiar por ser rica, pero en Yale no le permitieron estudiar arquitectura. De modo que primero hizo teatro. Actuando impresion¨® al poeta indio Rabindranath Tagore. La t¨ªa arquitecta de Maya Lin introdujo la modernidad en China. Dise?¨® la bandera y el monumento que ocupa el centro de la plaza de Tiananmen. Escribi¨® novelas y, finalmente, se dedic¨® ¨Ccon su marido, Liang Sicheng¨C a inventariar el patrimonio arquitect¨®nico del pa¨ªs. ¡°Por eso fueron declarados enemigos del progreso por el Gobierno de Mao Zedong. Pero hoy son figuras de culto¡±. Su libro A Pictorial History of Chinese Architecture salva del olvido los edificios cl¨¢sicos m¨¢s importantes de China. A la existencia de esa t¨ªa que Maya no conoci¨® atribuye ella la obsesi¨®n que puso su padre en su formaci¨®n. Por eso, hoy d¨ªa, no cree que fuera la oposici¨®n al memorial de Vietnam lo que la convirtiera en la mujer fuerte que indiscutiblemente es. Est¨¢ convencida de que fue su padre el que la hizo decidida: ¡°?l estaba tan impresionado con su hermanastra que quer¨ªa una hija y me dio la fuerza que tradicionalmente se da a los hijos. Cuando un padre te da ese poder, uno no puede defraudarlo. Por eso puse toda mi inteligencia en controlar mi ego. Sab¨ªa que era lista y ten¨ªa miedo de ser arrogante¡±.
Estuvo nueve meses en Washington. ¡°El tiempo para asegurarme de que mi idea se constru¨ªa¡±. Luego continu¨® estudiando. Y los profesores no sab¨ªan qu¨¦ hacer con ella. ¡°Aunque haga arquitectura, pienso como una artista. Por eso no sab¨ªan c¨®mo valorar mis trabajos¡±. Hace poco m¨¢s de una d¨¦cada que empez¨® a construir edificios. Sus proyectos para el Museum of Chinese American (2009) en Nueva York o para la capilla Riggio-Lynch (2004) en Clinton (Tennessee) son esenciales, elegantes. Pero puede que carezcan de la fuerza que irradian sus esculturas y sus intervenciones en el paisaje. Con todo, hoy trabaja en un edificio para la multinacional suiza Novartis en Cambridge (Massachusetts) que asegura ser¨¢ su proyecto m¨¢s ambicioso. ¡°No es f¨¢cil ser arquitecta. Me llevar¨¢ tiempo. Podr¨ªa haberlo intentado hace a?os, pero decid¨ª crecer como artista. Creo que la arquitectura la desarrollo muy poco a poco porque no quiero convertirme en una firma. Debo proteger el arte que hago¡±.
¨C?C¨®mo se dise?a un memorial que hable de la vida y no de la muerte?
¨CTodos los memoriales son sobre la vida. Sobre c¨®mo aprender del pasado.
Su ¨²ltimo proyecto, What is Missing?, es justamente eso. Su quinto memorial. Y anuncia que ser¨¢ el ¨²ltimo. Solo existe en la Red. Busca inventariar lo que se pierde en la sexta extinci¨®n masiva en la historia de la Tierra, la primera causada por el hombre. ¡°Es mi manera de comprometerme con el mundo. Es el ¨²ltimo porque voy a dedicarme a ¨¦l el resto de mi vida¡±.
Empez¨® anotando lo que estamos perdiendo. Luego les pidi¨® a amigos que tambi¨¦n lo hicieran. Y finalmente a desconocidos. Usted puede entrar en la web de Maya Lin y escribir lo que ha perdido. ¡°Anotar lo que no tenemos es una advertencia, pero tambi¨¦n una manera de recordar lo fant¨¢stico que ha sido el mundo que estamos empezando a olvidar. No se trata de deprimir a nadie. Se trata de utilizar la ciencia y la historia para evocar lo vibrante que es el planeta. Tambi¨¦n de pensar en c¨®mo recuperarlo¡±.
No quiere reemplazar a los cient¨ªficos. ¡°Busco utilizar mi trabajo para hacer ver. Creo que buena parte del futuro tiene que ver con recuperar la esperanza. Podemos darle la vuelta a muchas cosas¡±. Su web no adoctrina. Expone datos. Muestra, por ejemplo, que una d¨¦cima parte de las ventas de chocolate anuales en el mundo (106 billones de d¨®lares) servir¨ªan para llevar agua y sanitarios a todo el planeta. O que el gasto que EE UU realiza en Halloween para disfrazarse de monstruo servir¨ªa para plantar ¨¢rboles que terminar¨ªan con las inundaciones.
Lin fue jurado del memorial para el 11-S. ¡°La noche anterior a cada 11 de septiembre las luces se encienden iluminando toda la altura del lugar. Ese gesto es un memorial brillante. La primera vez que vi esas luces llor¨¦. Los que estuvimos en Nueva York y olimos el humo durante d¨ªas, cuando dejamos de olerlo lo segu¨ªamos viendo. Ver esas luces donde hab¨ªa humo nos traslada. El lugar est¨¢ marcado¡±.
Una de las consecuencias de construir con 21 a?os fue que Maya Lin se dio cuenta de qu¨¦ era China. ¡°Pero no lo interioric¨¦ hasta que tuve a mis hijas. Crec¨ª como americana. En aquel tiempo, los inmigrantes buscaban integrarse y para hacerlo no hablaban a sus hijos en su idioma. Ahora los hijos de inmigrantes son biling¨¹es. Pero yo no hablo chino. Mis hijas estudiaron chino, pero son jud¨ªas. Somos una familia totalmente estadounidense¡±.
Lin apunta que las mujeres tienen un punto de vista distinto al enfrentarse a la arquitectura. ¡°Nos distingue c¨®mo queremos ejercer. No deseo dirigir una firma con 100 personas construyendo 100 edificios por el mundo. Eso es lo contrario de lo que quiero hacer en la vida. He luchado para ser libre como artista y siempre tuve claro que para eso no pod¨ªa crecer. Llevamos d¨¦cadas siendo la mitad de la profesi¨®n. Y eso no se refleja en la autor¨ªa. Creo que es porque nuestro cambio necesita tiempo¡±.
A ella le ha costado m¨¢s de 20 a?os construir. ¡°Pero soy muy afortunada. He podido hacer de adulta lo que disfrutaba haciendo de ni?a: explorar, inventar y so?ar¡±.
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