El f¨²tbol es de letras
En EE UU se usa la estad¨ªstica para predecir el b¨¦isbol o el baloncesto. Pero en el balompi¨¦, quien predice esgrimiendo n¨²meros se equivoca. ?Por qu¨¦?
Si Nate Silver es el Napole¨®n de la estad¨ªstica, el ¨²ltimo Mundial de f¨²tbol ha sido su Waterloo. Silver, un licenciado en Econ¨®micas de 36 a?os, responsable del blog de predicciones basadas en estad¨ªsticas m¨¢s popular del mundo, FiveThirtyEight, se propuso este verano un reto a la altura de su prestigio. Desarroll¨® el Soccer Power Index (SPI), un complejo sistema de evaluaci¨®n matem¨¢tica de los equipos que iban a competir en la Copa del Mundo de Brasil, y lo utiliz¨® para tratar de predecir sobre la marcha el resultado de todos los partidos de la competici¨®n, de la fase de grupos a las eliminatorias.
En cuanto arranc¨® el torneo, el m¨¦todo empez¨® a evidenciar una eficacia predictiva bastante cuestionable, pero eso no disuadi¨® a Silver de seguir con su experimento hasta el 8 de julio, fecha en que se consum¨® el desatre. Ese d¨ªa, en Belo Horizonte, la selecci¨®n de Brasil, a la que FiveThirtyEight segu¨ªa considerando favorita indiscutible para ganar el t¨ªtulo y a la que otorgaba un 65% de posibilidades de derrotar a Alemania en semifinales, perdi¨® ese cruce por 7 a 1. Escarnio para Brasil, epic fail, como suele decirse en la jerga de Internet en estos casos, para Nate Silver. El hombre que acert¨® el resultado de las elecciones presidenciales norteamericanas de 2012 en los 50 estados y cuyos pron¨®sticos sobre b¨¦isbol resultan poco menos que infalibles se hab¨ªa dado de bruces con la suprema anomal¨ªa estad¨ªstica: seg¨²n el SPI, solo exist¨ªa una posibilidad entre 4.500 de que ocurriese lo que acab¨® ocurriendo.
Las estad¨ªsticas empezaron colonizando el baloncesto en los 80. Luego dieron el salto al b¨¦isbol, el f¨²tbol americano o el rugby, deportes de equipo muy populares en el mundo anglosaj¨®n y que hoy por hoy ya apenas se entienden sin recurrir a una serie de variables num¨¦ricas que todos, jugadores, entrenadores, aficionados, ojeadores, periodistas o responsables de casas de apuestas, tienen muy en cuenta. El f¨²tbol no ha permanecido ajeno a esta tendencia a medir, pesar y cuantificar al detalle hasta el m¨¢s anecd¨®tico aspecto del juego tratando de desentra?ar sus claves ocultas. Pero fracasos de fundamentalistas de los n¨²meros como Silver hacen pensar que tal vez estemos ante el ¨²ltimo irreductible galo, el ¨²ltimo reducto del azar y el pensamiento m¨¢gico, el menos previsible y cuantificable de los deportes colectivos.
¡°Nate Silver reconoce que muy rara vez ha visto un partido de f¨²tbol entero¡±, tercia Alex Massie, redactor de la revista norteamericana The New Republic y firme detractor del periodismo deportivo basado en cotejar n¨²meros e interpretar estad¨ªsticas, lo que en la tradici¨®n anglosajona se llama ¡®Big Data Journalism¡¯. ¡°Me parece de una arrogancia formidable pretender que entiendes un juego as¨ª de complejo mejor que los propios expertos solo porque se supone que tu modelo de an¨¢lisis matem¨¢tico es infalible. Las estad¨ªsticas pueden resultar muy ¨²tiles, pero solo si sabes interpretarlas. Los n¨²meros, por s¨ª solos, no cuentan toda la verdad¡±.
?Qu¨¦ parte de la verdad no cuentan los n¨²meros? Seg¨²n Zeynep Tufekci, soci¨®loga, experta en tecnolog¨ªa y (ella s¨ª) aficionada al f¨²tbol, el m¨¦todo Silver no pudo predecir la estrepitosa derrota de Brasil ante Alemania porque no tuvo en cuenta aspectos como el impacto psicol¨®gico de la ausencia de Neymar y Thiago Silva o porque sobrevalor¨® la fortaleza defensiva de Brasil, que hab¨ªa llegado a semifinales recibiendo muy pocos goles debido, en parte, a arbitrajes favorables, como suele ser habitual con los equipos locales en las Copas del Mundo. ¡°La contundencia del resultado se explica tambi¨¦n porque Brasil recibi¨® dos goles en los primeros 20 minutos¡±, opina el periodista deportivo Axel Torres, ¡°cuando hasta entonces tal vez s¨ª estaba jugando peor que Alemania, pero no estaba siendo inferior en aspectos estad¨ªsticos relevantes como la posesi¨®n del bal¨®n o los tiros a puerta. Lo que pas¨® a partir del segundo gol encajado por los brasile?os tiene que ver con factores emocionales con mucho peso en el f¨²tbol pero que ninguna estad¨ªstica, o al menos ninguna que yo conozca, puede medir con precisi¨®n¡±.
Los marcadores tienden a ser bajos, lo que hace que cada gol concreto resulte muy valioso y convierte en mucho m¨¢s probable que el peor equipo acabe ganando gracias a una casualidad afortunada Simon Kuper, periodista deportivo brit¨¢nico, coautor del ensayo sobre econom¨ªa y sociolog¨ªa deportiva El f¨²tbol es as¨ª
Silver, tras encajar con deportividad el previsible escarnio p¨²blico a trav¨¦s de las redes sociales (¡°toca tragarse el orgullo: nuestras predicciones resultaron un fiasco¡±), trat¨® de justificarse con otro abrumador despliegue de certezas estad¨ªsticas: al parecer, aplicando el sistema Elo, sofisticado m¨¦todo de evaluaci¨®n del rendimiento deportivo que dise?¨® en 1950 el matem¨¢tico h¨²ngaro Arpad Elo y que se utiliza sobre todo en ajedrez, el 7 a 1 de Alemania a Brasil es el resultado m¨¢s sorprendente de la historia de los Mundiales de f¨²tbol, superando por estrecho margen el 6 a 1 de Checoslovaquia a Argentina en 1958 o el 2 a 0 de Ghana la Rep¨²blica Checa de 2006. Tan sorprendente y tan excepcional, argumenta Silver, que no pod¨ªa preverse. Una anomal¨ªa de semejante calibre solo puede calificarse de ¡®accidente¡¯.
Para Alex Massie, que se declara ¡°agn¨®stico¡± en cuestiones de numerolog¨ªa aplicada, las limitaciones del m¨¦todo Silver no tienen que ver con su incapacidad para predecir un 7 a 1 ciertamente muy poco predecible, sino m¨¢s bien con lo poco que acert¨® durante la Copa del Mundo en t¨¦rminos generales. El SPI no pudo prever, entre otras cosas, la eliminaci¨®n de Espa?a en la fase de grupos, que Alemania ganar¨ªa la final, que Costa Rica dejar¨ªa en la cuneta a Inglaterra e Italia y acabar¨ªa llegando a cuartos, que Grecia apear¨ªa a Costa de Marfil, que Estados Unidos tumbar¨ªa a Portugal, que Holanda ser¨ªa semifinalista o que uno de los dos equipos con peor valoraci¨®n seg¨²n el ¨ªndice, Argelia, llegar¨ªa a octavos. En resumen, obtuvo un porcentaje de acierto, seg¨²n apuntaba Massie en un art¨ªculo reciente, ni siquiera superior al de muchos aficionados que hicieron predicciones a ciegas en Twitter, bas¨¢ndose en su intuici¨®n, sus preferencias o el simple sentido com¨²n. Sin embargo, el al parecer bastante similar modelo estad¨ªstico PECOTA, que Silver aplica desde hace varios a?os a la principal liga norteamericana de beisbol, la MLB, s¨ª ha demostrado tener una capacidad predictiva alt¨ªsima, superior a la de cualquier otro m¨¦todo conocido y mucho m¨¢s fiable que la intuici¨®n de casi cualquier aficionado. ?D¨®nde est¨¢ la diferencia? ¡°Tal vez s¨ª habr¨¢ que concluir que el f¨²tbol es mucho menos predecible que el b¨¦isbol¡±, concede Massie. ¡°Puede que se trate del menos predecible de los deportes de equipo¡±.
Simon Kuper, periodista deportivo brit¨¢nico, coautor del ensayo sobre econom¨ªa y sociolog¨ªa deportiva El f¨²tbol es as¨ª, coincide con la apreciaci¨®n de Massie. ¡°Cierto, el f¨²tbol es poco previsible. Y creo que lo es por una raz¨®n muy sencilla: los marcadores tienden a ser bajos, lo que hace que cada gol concreto resulte muy valioso y convierte en mucho m¨¢s probable que el peor equipo acabe ganando gracias a una casualidad afortunada. Adem¨¢s, la ventaja territorial tiene mucha menos importancia que en otros deportes. En rugby o en baloncesto, el equipo que tiene m¨¢s el bal¨®n y pasa m¨¢s tiempo en campo contrario acaba ganando casi siempre, cosa que en el f¨²tbol no ocurre¡±.
Para Axel Torres, el diagn¨®stico no acaba de resultar tan sencillo. ¡°Eso nos llevar¨ªa a un interesante discusi¨®n sobre en qu¨¦ consiste jugar bien a f¨²tbol. Tendemos a pensar que el equipo con m¨¢s jugadores de un alto nivel t¨¦cnico es ¡®mejor¡¯ que el otro en t¨¦rminos absolutos, pero eso no siempre es cierto. El f¨²tbol es un deporte de una gran riqueza t¨¢ctica. Un equipo puede ganar asumiendo su inferioridad t¨¦cnica, defendi¨¦ndose con orden, renunciando en gran medida a la posesi¨®n del bal¨®n y sacando el m¨¢ximo partido a sus acciones ofensivas. Habr¨¢ salido perdedor en estad¨ªsticas que hoy en d¨ªa se tienen muy en cuenta, como posesi¨®n del bal¨®n, pases realizados, tiros a puerta o faltas y saques de esquina forzados, pero habr¨¢ acabando ganando, y no estoy seguro de que pueda decirse que haya jugado peor¡±.
El modelo estad¨ªstico PECOTA, que se aplica a la principal liga norteamericana de beisbol, s¨ª ha demostrado tener una capacidad predictiva alt¨ªsima, superior a la de cualquier otro m¨¦todo conocido y mucho m¨¢s fiable que la intuici¨®n de casi cualquier aficionado
Por extra?o que parezca, la explicaci¨®n a esta aparente paradoja (cuanto m¨¢s informaci¨®n objetiva tenemos sobre f¨²tbol, m¨¢s nos cuenta entenderlo) puede estar en un ensayo del propio Nate Silver, La se?al y el ruido. En ¨¦l, se desarrolla la tesis de que el poco valor predictivo de muchos an¨¢lisis estad¨ªsticos se debe a que sus autores no son capaces de distinguir los datos de verdad relevantes en cada caso concreto (la se?al) de los que tienen poca o ninguna importancia (el ruido). A muy parecidas conclusiones llega la influyente cr¨®nica period¨ªstica Moneyball: El arte de ganar en un juego injusto. Su autor, el analista financiero Michael Lewis, repasa en el libro la historia de Billy Beane, manager general de los Oackland Athletics de b¨¦isbol, un visionario que bas¨® su pol¨ªtica de fichajes en un innovador m¨¦todo estad¨ªstico de evaluaci¨®n del rendimiento individual, lo que le permiti¨® contratar por relativamente poco dinero a jugadores cuyo enorme potencial hab¨ªa pasado desapercibido al resto de equipos. El libro de Lewis ha inspirado una pel¨ªcula, protagonizada por Brad Pitt, y se ha convertido en lectura de cabecera para muchos ojeadores y gestores deportivos, decididos a aplicar por s¨ª mismos ese m¨¦todo ¡®cient¨ªfico¡¯ que consiste en desconfiar de la intuici¨®n, empaparse de estad¨ªsticas y tratar de interpretarlas de manera correcta, separando el ruido de la se?al.
Para Simon Kuper, tambi¨¦n los periodistas deportivos deben esforzarse en hacer una lectura correcta de los n¨²meros que les permita descartar el ruido. Para ¨¦l, estad¨ªsticas como el porcentaje de remates entre los tres palos de un delantero (¡°en eso, Samuel Eto¡¯o ha sido el mejor de la ¨²ltima d¨¦cada, de ah¨ª su extraordinaria importancia en todos los equipos por los que ha pasado¡±), el de paradas de un portero a tiros desde dentro del ¨¢rea o el de pases completados en el ¨²ltimo tercio de cancha son valiosas ¡°se?ales¡± que ayudan a entender mejor el juego. Entre las que le parecen ¡°ruido¡±, estad¨ªsticas tan sobrevaloradas como un porcentaje total de paradas que tambi¨¦n incluya tiros lejanos, el porcentaje total de acierto en el pase (¡°el de los defensas centrales o incluso de los porteros suele ser muy alto, porque dan muchos pases sencillos y sin apenas riesgo, pero eso en absoluto quiere decir que sean los mejores pasadores del equipo¡±) o el n¨²mero total de entradas al bal¨®n resueltas sin falta, los c¨¦lebres ¡®tackles¡¯: ¡°Uno de los mejores defensores de la historia del f¨²tbol, Paolo Maldini, hac¨ªa muy pocos tackles: se colocaba tan bien y se anticipaba tan a menudo que muy rara vez le resultaba necesario jugar al l¨ªmite, entrando al bal¨®n arriesg¨¢ndose a hacer falta¡±. Menci¨®n aparte merece la c¨¦lebre posesi¨®n del bal¨®n, motivo frecuente de equ¨ªvocos y discusiones bizantinas: ¡°Creo que ese dato suele servir de poco¡±, argumenta Kuper. ¡°Las excepciones tienen que ver con casos muy concretos, como el del FC Barcelona o el de la selecci¨®n espa?ola de la era del tiki-taka. En el caso del Barcelona, porque esos ataques tan largos le sirven para agotar a sus rivales y crear espacios. Y en el de Espa?a, porque es su principal recurso defensivo: mientras el bal¨®n lo tienen ellos, el equipo contrario no puede atacarles, y eso, m¨¢s que la solidez de su defensa, explica los pocos goles que recibieron en el Mundial de 2010¡±.
Axel Torres reivindica una an¨¢lisis del f¨²tbol que explore a fondo toda su complejidad y vaya mucho m¨¢s all¨¢ del fr¨ªo cotejo de n¨²meros, pero sin que eso excluya en absoluto una herramienta tan ¨²til como el an¨¢lisis estad¨ªstico. ¡°Al contrario, me gustar¨ªa disponer de estad¨ªsticas mucho m¨¢s detalladas, que permitiesen entender el juego a¨²n mejor. Por ejemplo, tras la derrota de Espa?a contra Eslovaquia [el pasado 9 de octubre], vi muchos an¨¢lisis centrados en lo que Espa?a hab¨ªa hecho mal, como su tendencia a atascarse por el centro, la lentitud en la circulaci¨®n del bal¨®n o los problemas de Diego Costa para adaptarse al juego del equipo, pero tal vez ser¨ªa m¨¢s interesante a¨²n disponer de datos muy concretos que nos permitan entender mejor lo que Eslovaquia hizo bien, como la distancia entre l¨ªneas que mantuvieron sus jugadores y c¨®mo esta iba variando a medida que avanzaban los minutos o la presencia en las distintas zonas del campo de Juraj Kucka, un jugador que con su movilidad nos cre¨® much¨ªsimos problemas¡±.
Puede que el f¨²tbol siga siendo uno de los ¨²ltimos reductos del azar, pero eso no disuade a millones de aficionados de tratar de hacerse ricos prediciendo el futuro
Queda hablar, por supuesto, de estad¨ªsticas deportivas y ¨¢nimo de lucro. Puede que el f¨²tbol siga siendo uno de los ¨²ltimos reductos del azar, pero eso no disuade a millones de aficionados de tratar de hacerse ricos prediciendo el futuro. Despu¨¦s de todo, estamos en un mundo en el que un se?or noruego multiplic¨® por 50 su inversi¨®n inicial apostando a que Luis Su¨¢rez morder¨ªa a alg¨²n rival durante la Copa del Mundo de Brasil y en el que una importante casa de apuestas patrocina al Real Madrid. ¡°S¨ª, no cabe duda de que los apostadores cada vez tienen m¨¢s en cuenta las estad¨ªsticas¡±, confirma Simon Kuper. ¡°Por ejemplo, se fijan mucho en las rachas, porque est¨¢ demostrado que el resultado de los tres o cuatro ¨²ltimos partidos de un equipo concreto es una de las variables con mayor valor predictivo. Y un intento sensato y potencialmente lucrativo ser¨ªa, por ejemplo, apostar contra el Barcelona el d¨ªa concreto que le falte Messi o contra el Real Madrid cuando no vaya a jugar Cristiano Ronaldo: son equipos que ganan la mayor¨ªa de sus partidos, pero los resultados demuestran que las posibilidades de que no ganen aumentan exponencialmente cuando les falta su principal estrella¡±.
Axel Torres confirma que ¡°puede ser relativamente f¨¢cil ganar peque?as cantidades realizando apuestas de bajo riesgo¡±. Por ejemplo, ¨¦l ha identificado un equipo de la liga h¨²ngara que ¡°lleva varias temporadas ganando la inmensa mayor¨ªa de sus partidos en casa, pero no llama mucho la atenci¨®n porque es un visitante muy mediocre. De cada tres veces que apuestes a que ganar¨¢n su pr¨®ximo partido como local, es bastante probable que ganes al menos dos¡±. ?Acaso este tipo de informaci¨®n no es, para un apostador habitual, el equivalente a contar cartas jugando al blackjack? ?Llegar¨¢ el momento en que las casas de apuestas se planteen detectar y excluir al apostador futbol¨ªstico informado, como han hecho con Ben Affleck los casinos de Las Vegas? Para Torres, es muy improbable que algo as¨ª ocurra: ¡°Yo soy un profesional de la informaci¨®n deportiva y no me he hecho rico apostando. Por mucho que lo analicemos, el azar seguir¨¢ jugando un papel importante en el f¨²tbol. Adem¨¢s, es muy dif¨ªcil no dejarse llevar en ocasiones por factores subjetivos. Por ejemplo, un aficionado al f¨²tbol que siga habitualmente la Premier League inglesa es probable que se sienta tentado a apostar contra el Stoke City, porque su juego parece tosco y primitivo y da la sensaci¨®n de que sus victorias no se deben a m¨¦ritos deportivos, sino a accidentes favorables. Sin embargo, las estad¨ªsticas demuestran que gana un alto porcentaje de sus partidos como local, as¨ª que apostar a que pierde en casa tiene muchos n¨²meros para ser un mal negocio. Yo mismo no s¨¦ si apostar¨ªa a favor o en contra del Stoke City¡±. A estas alturas, seguro que ni Nate Silver lo tiene del todo claro.
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