King o el terror constante

Cincuenta novelas y 400 millones de libros vendidos despu¨¦s despu¨¦s, convertido en maestro de las tinieblas y una de las cu?as de la literatura popular entre los lectores high brow que cuentan para acceder al Nobel, Stephen King ha entregado un nuevo texto de terror titulado Mr Mercedes. La historia comienza en alto, como no le gustaba a Hitchcock que empezaran las historias, porque luego el final es decepcionante: un autom¨®vil misterioso, innominado, arrolla una fila de parados entumecidos en una oficina de empleo; causa ocho muertos y desaparece en la niebla. ?Quien no se dejar¨ªa enganchar por un comienzo as¨ª? No se oculta la imagen escandalosamente obvia de los trabajadores atropellados por una fuerza invisible, que remite a la crisis financiera de 2008 todav¨ªa irresuelta (sobre todo en Europa). Desde King Kong los analistas literarios y cinematogr¨¢ficos han insistido mucho en la simultaneidad del terror intenso, as¨ª en la letra impresa como en el cine, y las crisis econ¨®micas de alto voltaje. King es constante; lo mismo asusta en per¨ªodos de prosperidad que en depresiones. Sabe que el individuo siempre tiene motivos para temer, porque apenas conoce el 1% de las fuerzas que le rodean.

King tiene los ojillos como ranuras de m¨¢quinas tragaperras, parece ausente cr¨®nico y se beneficia de un vago adem¨¢n lovecraftiano (vive en Bangor, Maine, tierra de bosques primordiales y quiz¨¢ de wendigos) que es el fondo ¨®ptimo para su oficio. Conoce el horror de primera mano (el real, no el metaf¨ªsico) puesto que fue drogadicto, o alcoh¨®lico, o ambas cosas a la vez. Tres semanas en un hospital para recuperarse de un atropello (recuerden el comienzo de Mr Mercedes) le pusieron en contacto con el otro gran p¨¢nico contempor¨¢neo, que es el que provoca la tecnolog¨ªa m¨¦dica.

N]o se dejen enga?ar por el fasto editorial. No est¨¢ todav¨ªa a la altura de Henry James (¡°el coso ese¡±, seg¨²n Onetti), ni de Bram Stoker, ni de MR James ni de Poe. Grad¨²a con tino la eclosi¨®n reptante del miedo, pero a sus novelas (la mejor, probablemente, es Salem's Lot) les sobran p¨¢ginas y les falta tacto sicol¨®gico. La buena noticia es que alguien que ha escrito Carrie, Christine, El resplandor, La milla verde, It, Misery o El ciclo del hombre lobo no debe estar lejos de alcanzar a sus maestros.