Paula, esa impagable alegor¨ªa del infortunio
El torero ha sido el primer enemigo de s¨ª mismo. No pudo rentabilizar sus condiciones en los ruedos ni su prestigio fuera de ellos. Le han perseguido sus fantasmas y parece empe?ado en acabar sus d¨ªas en los juzgados
Fueron unos instantes de una emoci¨®n inenarrable. Una vez roto el pase¨ªllo, el p¨²blico, puesto en pie, rompi¨® en una ovaci¨®n un¨¢nime. Rafael de Paula, impecablemente vestido con un terno gris, camisa blanca, sin corbata y calado con un elegante sombrero de ala ancha, sali¨® con esfuerzo del burladero, se detuvo cerca de la primera raya del tercio, alis¨® la arena con los zapatos e inici¨® el pase¨ªllo. Solemne, majestuoso, con andares dificultosos y torer¨ªsimos¡ As¨ª, a paso de palio, lleg¨® hasta el centro del ruedo, se llev¨® entonces las manos al sombrero, se destoc¨® y salud¨® a una afici¨®n enfervorizada. Tard¨® un mundo en volver a cubrirse y llegar de nuevo al tercio, donde le esperaban Joselito y Morante. Ante ambos inclin¨® la cabeza, respetuoso y agradecido, mientras los tendidos no cesaban de aplaudir.
?Era el 1 de abril del a?o 2006. El torero jerezano recib¨ªa en Madrid el homenaje de una afici¨®n agradecida y generosa que recordaba las contadas e inolvidables pinceladas de un artista genial y abandonaba al olvido una carrera irregular marcada por unas rodillas descangalladas y un car¨¢cter desdichadamente indolente.
Fue esa la ¨²ltima vez que Rafael de Paula pis¨® el ruedo de una plaza, que hab¨ªa abandonado el 18 de mayo de 2000 en Jerez, cuando, despu¨¦s de escuchar los tres avisos en sus dos toros, se arranc¨® con rabia la coleta y se encerr¨® en el callej¨®n con l¨¢grimas en sus ojos. As¨ª, de modo tan dram¨¢tico y triste, quedaba atr¨¢s toda una vida de luces de un personaje extravagante, impotente, atormentado, controvertido y mani¨¢tico y, tambi¨¦n, de un torero nacido esencialmente artista, creador de instantes inefables, irrepetible, hecho de carne sensible, dotado como nadie para la emoci¨®n, due?o de un duende especial¨ªsimo, principio y fin de la belleza¡
Pero Rafael ha sido, adem¨¢s, el primer enemigo de s¨ª mismo. No pudo rentabilizar sus condiciones en los ruedos ni su prestigio ya fuera de ellos. Le han perseguido sus propios fantasmas, se ha colocado varias veces en el precipicio de una derrota final, y parece empe?ado en acabar sus d¨ªas entre los papeles timbrados de los juzgados antes que disfrutar de la gloria ef¨ªmera y profunda de su toreo excelso.
Ayer ha cambiado por 1.800 euros los seis meses de c¨¢rcel que el juez le ha impuesto por amenazar con un cuchillo y una azada a su abogado, con quien, al parecer, manten¨ªa una disputa sobre unas supuestas querellas nunca presentadas por irracionales. Pero no pudo eludir la prisi¨®n en 1995, cuando el Tribunal Supremo lo conden¨® a dos a?os y tres d¨ªas por ¡°inducci¨®n al allanamiento de morada con intimidaci¨®n¡± tras la agresi¨®n que sufri¨® en 1985 el presunto amante de su esposa. Paula fue detenido tras la celebraci¨®n de una corrida en la plaza del El Puerto y encarcelado durante quince d¨ªas. Tras el juicio y resueltos los distintos recursos, ingres¨® de nuevo en la c¨¢rcel el 18 de enero de 1995, y un mes m¨¢s tarde se le concedi¨® el tercer grado. El caso tuvo una enorme repercusi¨®n social por las peculiaridades del caso ¡ªel torero fue absuelto del delito de homicidio o asesinato frustrado, y acab¨® separ¨¢ndose de su esposa, Marina Mu?oz, con la que hab¨ªa tenido tres hijos¡ª, por la singular personalidad del encausado, y porque Rafael de Paula estaba en activo y arrastraba una bien ganada fama de diestro tan acomodado en el esc¨¢ndalo como en el destello tan inesperado como irrepetible.
Hab¨ªa nacido Paula en Jerez de la Frontera, en febrero de 1940, en el seno de una humilde familia gitana. Se dice que con 13 a?os cumplidos dio sus primeros pases a una becerra sin haber visto nunca torear a nadie. Y cuando vio hacerlo a Gregorio S¨¢nchez, naci¨® en ¨¦l una pasi¨®n irrefrenable. Hasta entonces, sus pasos parec¨ªan encaminados hacia la mec¨¢nica por su afici¨®n a la bicicleta. Alquil¨® un vestido ¡ªel ¨²nico en toda su vida¡ª para debutar sin caballos en la plaza de Ronda, lo que ocurri¨® en 1957. Volvi¨® tres a?os m¨¢s tarde al hist¨®rico coso para tomar la alternativa de manos de Julio Aparicio y con Antonio Ord¨®?ez como testigo.
Ha cambiado seis meses de c¨¢rcel por 1.800 euros tras amenazar con un cuchillo y una azada a su abogdo
Para entonces, ya hab¨ªa comenzado la leyenda escrita y so?ada de un torero diferente, majestuoso y elegante, que manejaba el capote con un duende y un comp¨¢s desconocidos, y capaz de romperse la cintura en un natural eterno. Naci¨® la religi¨®n del paulismo, fue entronizado como un dios en su tierra y fuera de ella, sus partidarios fueron legi¨®n, y comenz¨® una historia torera en la que salpicaron algunas gotas de torer¨ªa inmensa junto a riadas de sonados fracasos. Tard¨® 14 a?os en confirmar en Madrid ¡ªcaso ins¨®lito¡ª, y todav¨ªa quedan aficionados que recuerdan aquella tarde del 74 por un grandioso quite a la ver¨®nica; para entonces, era ya un ¨ªdolo. No en balde con 24 a?os se hab¨ªa encerrado en Jerez con seis toros a los que cort¨® siete orejas; el alborozo fue tal que lo llevaron a hombros hasta el santuario de la Virgen de la Merced, donde los partidarios cantaron una salve de acci¨®n de gracias por el milagro acaecido. Pero Paula nunca fue un torero previsible ni de medias tintas; en verdad, se le aguardaba siempre en la esperanza, tantas veces frustrada, de que un simple detalle le redimiera del fracaso anunciado y real.
Triunf¨® en Jerez, triunf¨® en El Puerto, en Sevilla, en Madrid ¡ªsonado fue su incontestable ¨¦xito en la plaza de Vistalegre el 5 de octubre de 1974 ante un toro de Boh¨®rquez, y ser¨¢ siempre recordada su faena al toro Corchero de Mart¨ªnez Benavides en Las Ventas¡ª, pero a su carrera siempre le falt¨® regularidad y consistencia. Se ha dicho con raz¨®n que no fue ni el uno por ciento de lo que pudo ser; y ¨¦l mismo ha reconocido que siempre quiso ser torero de ¨¦poca, ¡°pero no pude¡±.
Ha sido el torero m¨¢s literario, y ah¨ª queda La m¨²sica callada del toreo, de Jos¨¦ Bergam¨ªn, el m¨¢s fotog¨¦nico ¡ªsus instant¨¢neas son fogonazos de sensibilidad¡ª, y uno de los m¨¢s premiados ¡ªen 2002 recibi¨® la Medalla de las Bellas Artes¡ª, pero, quiz¨¢, tambi¨¦n, el m¨¢s fr¨¢gil, el m¨¢s inconsistente y el m¨¢s previsible.
Siempre tuvo un semblante triste y un aire extra?o en su mirada. Sus inesperadas reacciones parecen obra de un cerebro atormentado. Ah¨ª queda aquella tarde en que, preso de ira tras una mala faena, clav¨® el estoque en la madera de la barrera y alarm¨® con motivo a los que le rodeaban; o el espect¨¢culo que protagoniz¨® en 2012 en Ronda, donde acudi¨® para recoger un premio y presentar el libro de uno de sus hijos, y desair¨® a la alcaldesa y pidi¨® a los presentes que no compraran la obra del joven escritor.
En esta ocasi¨®n, Rafael de Paula se ha salvado de la c¨¢rcel; lo que no est¨¢ claro es que sea capaz de salvarse de sus propios demonios. Con motivo de su triste retirada de los ruedos, el escritor Jos¨¦ Manuel Caballero Bonald, paisano suyo, escribi¨® en este peri¨®dico: ¡°Me conmovi¨® esa impagable alegor¨ªa del infortunio¡±.
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