Antes del zarpazo
La regi¨®n oriental de Ucrania es un lugar de donde huir lo antes posible, seg¨²n nos cuentan las cr¨®nicas de los periodistas all¨ª desplazados
Las treguas suelen servir para que los contendientes preparen la siguiente jugada. As¨ª ha sucedido con la que firmaron en Minsk (Bielorrusia) el 5 de septiembre los representantes de Ucrania, Rusia, la OSCE (Organizaci¨®n para la Seguridad y la Cooperaci¨®n en Europa) y los representantes de los separatistas prorrusos de la cuenca de Donbas. Aunque terminaron los combates generalizados, en ning¨²n momento hubo un aut¨¦ntico alto el fuego, y ahora mismo las cr¨®nicas que llegan de la zona nos anuncian la inminencia de un nuevo zarpazo ruso sobre Ucrania. Adem¨¢s, los independentistas han aprovechado la pausa para celebrar un remedo de elecciones, constituir Parlamentos y Gobiernos, y colocar a los jefes rusos de la revuelta al frente de las autoproclamadas rep¨²blicas populares de Donetsk y Lugansk.
La regi¨®n oriental de Ucrania es un lugar de donde huir lo antes posible, seg¨²n nos cuentan las cr¨®nicas de los periodistas all¨ª desplazados. La mitad de la poblaci¨®n en edad escolar ha desaparecido. Un mill¨®n y medio de personas, j¨®venes en su mayor¨ªa, han emigrado hacia otras regiones de Ucrania o hacia Rusia. Gran parte de los que no han podido partir son ancianos, enfermos y pobres. En las ciudades hay centenares de animales dom¨¦sticos abandonados. La econom¨ªa, l¨®gicamente, est¨¢ bajo m¨ªnimos, casi colapsada. La desconexi¨®n con el resto de Ucrania es cada vez mayor, entre otras razones porque la frontera interior, fuertemente militarizada, se est¨¢ convirtiendo en intransitable; mientras que la frontera con Rusia cada vez es m¨¢s porosa.
Que se prepara un golpe de mano, probablemente para las pr¨®ximas horas o d¨ªas, lo revelan las informaciones sobre la entrada desde Rusia de varias columnas de blindados y artiller¨ªa pesada, acompa?ados de un sigiloso ej¨¦rcito de soldados con uniformes verdes sin insignias ni banderas, como el que invadi¨® Crimea. Esta ha sido una de las novedades b¨¦licas del a?o, acompa?ada de los malos presagios acerca de una nueva guerra fr¨ªa entre Mosc¨² y Washington.
Una nueva realidad toma cuerpo en Europa sin que apenas nos demos cuenta ni tengamos denominaci¨®n exacta para nombrarla. No sabemos si estamos regresando a otro tipo de confrontaci¨®n Este-Oeste. De momento, Ucrania est¨¢ experimentando una forma de guerra diferente, a la que algunos denominan h¨ªbrida, en la que se combinan elementos convencionales con la guerra cibern¨¦tica y, sobre todo, con la acci¨®n de los servicios secretos, a veces en funciones militares camufladas, como esos sigilosos ej¨¦rcitos de uniformados de verde.
Gracias a este tipo de guerra, Rusia consigui¨® anexionar Crimea en tres semanas sin entrar en combate y con solo tres v¨ªctimas mortales y ahora puede obtener, con algo m¨¢s de tiempo y a costa de 4.000 muertos y de la destrucci¨®n de ciudades, industrias e infraestructuras por los bombardeos, otro bocado de un pa¨ªs que hasta febrero pasado era plenamente soberano, pero que est¨¢ sometido ahora a la fragmentaci¨®n y a las apetencias de tan poderoso vecino.
La repetici¨®n de la jugada, sin que la reacci¨®n internacional sea muy distinta, confirmar¨ªa la regla que asigna a Putin un poder geopol¨ªtico determinante respecto al conjunto de Europa.
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