Igualdad ante la Red

El presidente Barack Obama ha intervenido en el intenso debate que desde hace unos meses tiene lugar en Estados Unidos sobre c¨®mo deben regularse los servicios de Internet. Obama ha pedido a la Comisi¨®n Federal de Comunicaciones que la nueva normativa que debe aprobarse en breve impida de la forma ¡°m¨¢s estricta posible¡± que los proveedores de acceso a Internet puedan ofrecer descargas de contenidos m¨¢s r¨¢pidas ¡ªservicios premium¡ª a quienes paguen por ello. La comisi¨®n propuso en mayo una nueva regulaci¨®n que abr¨ªa la puerta a la existencia de un Internet de dos velocidades, al autorizar contratos de acceso privilegiado.

El sistema permitir¨ªa que determinadas empresas proveedoras pudieran garantizar a sus usuarios, mediante el pago de una cuota superior, la descarga de contenidos con mayor rapidez que el resto. Hasta ahora, los usuarios pagan tarifas diferentes en funci¨®n del medio y la capacidad contratada: no cuesta lo mismo una conexi¨®n por ADSL que por fibra ¨®ptica porque el servicio tambi¨¦n es distinto. Pero la propuesta de doble velocidad consentir¨ªa discriminar entre los contenidos que viajan por cada uno de esos sistemas. La reacci¨®n fue tan abrumadora que la comisi¨®n abri¨® un periodo de consultas en el que ha recibido m¨¢s de cuatro millones de sugerencias.

Para Obama y los defensores de la neutralidad de la Red, estos privilegios supondr¨ªan una discriminaci¨®n en el uso de un servicio fundamental, tanto para la libertad de expresi¨®n e informaci¨®n como para el desarrollo de cualquier actividad econ¨®mica. Y una restricci¨®n a la libre competencia: los grandes proveedores podr¨ªan avenirse a pagar los precios premium, pero no as¨ª los peque?os. Estos sectores consideran fundamental que una p¨¢gina web de Amazon o de Ikea pueda descargarse a la misma velocidad que la de un peque?o comercio o un modesto blog.

Pero tambi¨¦n es cierto que el crecimiento exponencial del tr¨¢fico de contenidos coloca a las operadoras de telecomunicaciones en la permanente necesidad de ampliar su capacidad y de innovar para atender la creciente demanda, lo que exige enormes inversiones. En la regulaci¨®n que se haga debe prevalecer, tanto en Estados Unidos como en Europa, el principio de no discriminaci¨®n y la igualdad de acceso para todos los proveedores de contenidos. Lo que no es ¨®bice para que se busquen otras v¨ªas que faciliten las necesidades de inversi¨®n en telecomunicaciones.