La alternancia deber¨¢ esperar en Sudam¨¦rica
Adem¨¢s de generosos programas sociales, que generan lealtad pol¨ªtica y r¨¦ditos electorales, la izquierda construye un relato cultural dirigido a asentar mayor¨ªas duraderas
El mes de octubre dej¨® en el Cono Sur importantes novedades en el panorama pol¨ªtico-electoral. Tres elecciones (Bolivia, Brasil y Uruguay), que supon¨ªan una dura prueba para los heterog¨¦neos oficialismos de izquierda, superaron muy bien el examen.
Cheque en blanco para Evo. En los comicios bolivianos del pasado 12 de octubre, Evo Morales obtuvo el 61,36 % de los votos con una distancia de m¨¢s de 37 puntos sobre su principal rival, el empresario de centro derecha Samuel Doria Medina. Asimismo se adjudic¨® los dos tercios de ambas C¨¢maras del Congreso, que le permitir¨¢n cambiar la Constituci¨®n (si as¨ª lo decidiese para buscar un cuarto mandato consecutivo) sin necesidad de pactar con la oposici¨®n.
Este cheque en blanco tiene una doble lectura. Por un lado es un reconocimiento a la gesti¨®n eficaz de Evo y una nueva derrota para una oposici¨®n dividida y sin br¨²jula. Por el otro arroja una sombra de duda sobre un r¨¦gimen que adolece de instituciones s¨®lidas e independientes que sean capaces de contener el creciente personalismo que caracteriza la gesti¨®n de Morales.
Continuismo en Brasil y Uruguay. La volatilidad del voto y la incertidumbre durante toda la campa?a han sido las caracter¨ªsticas m¨¢s sobresalientes de las elecciones en Brasil y Uruguay.
Triunfo ajustado y en segunda vuelta (el 26 de octubre) para Dilma Roussef (PT) por solo el 3 % m¨¢s que el candidato opositor de centro derecha A¨¦cio Neves (PSDB), y sin mayor¨ªa propia en un Parlamento muy fragmentado (28 partidos). Con un liderazgo d¨¦bil, un Brasil fracturado social, ¨¦tnica y geogr¨¢ficamente, una econom¨ªa desinflada, elevada inflaci¨®n, demandas ciudadanas insatisfechas y esc¨¢ndalos de corrupci¨®n (Petrobras), Dilma se enfrenta a un complicado segundo mandato.
Los oficialismos de izquierda superaron muy bien el examen electoral de octubre
En el caso de Uruguay, el Frente Amplio (FA), de la mano de Tabar¨¦ V¨¢zquez y con el decisivo apoyo del presidente Mujica, tuvo un resultado electoral mucho m¨¢s exitoso del que auguraban las encuestas, manteniendo la mayor¨ªa parlamentaria en ambas C¨¢maras (que retiene desde 2005), y ganando con 17 puntos de ventaja al candidato opositor de centro derecha Luis Lacalle Pou (Partido Blanco). Este claro triunfo no bast¨® (47,9 %), empero, para evitar la necesidad de recurrir a una segunda vuelta, prevista para el pr¨®ximo 30 de noviembre; balotaje [segunda vuelta entre los candidatos m¨¢s votados cuando nadie tiene mayor¨ªa] en el que, salvo sorpresa de ¨²ltima hora, V¨¢zquez volver¨¢ a la presidencia de Uruguay.
?Qu¨¦ conclusiones se pueden extraer de las tres elecciones? En primer lugar, la izquierda sigue ganando elecciones en la regi¨®n: triunf¨® en cuatro de los cinco comicios sudamericanos realizados durante los ¨²ltimos 12 meses y en cinco de los siete que se llevaron a cabo en Am¨¦rica Latina en 2014. La reelecci¨®n de Juan Manuel Santos en Colombia y el triunfo de Juan Carlos Varela en Panam¨¢ (ambos de centro derecha) son las ¨²nicas excepciones a esta tendencia regional.
Segundo: las oposiciones dificultaron las victorias a los oficialismos oblig¨¢ndolos a ir a una segunda vuelta (salvo en Bolivia) y con resultados cerrados en varios casos, pero fueron incapaces de forzar el cambio. En efecto, en las cuatro elecciones sudamericanas de este a?o hubo continuidad del oficialismo. En Centroam¨¦rica, en cambio, la tendencia es a favor de la alternancia: en dos de las tres elecciones (Costa Rica y Panam¨¢) gan¨® la oposici¨®n.
Tercero: consecuencia de lo anterior, es cada vez m¨¢s evidente que a los oficialismos les cuesta ganar las elecciones con comodidad (pas¨® en El Salvador, en Colombia y ha vuelto a ocurrir en Brasil). Pero tambi¨¦n es cierto que a las oposiciones tampoco les resulta f¨¢cil derrotar a los oficialismos (han fracasado este a?o en El Salvador, Colombia, Bolivia, Brasil y probablemente tambi¨¦n en Uruguay). El electorado parece estar optando no tanto por el cambio, entendido como alternancia, sino por ¡°el cambio en la continuidad¡±, reeligiendo a los oficialismos, pero al mismo tiempo envi¨¢ndoles un mensaje de insatisfacci¨®n con la actual situaci¨®n.
Cuarto: en las elecciones de Bolivia, as¨ª como en las de Brasil y Uruguay, ha prevalecido en el electorado el miedo a perder lo conseguido en la ¨²ltima d¨¦cada. Es cierto que existe un deseo generalizado de cambio (superior al 70 % en el caso brasile?o) y que el electorado ha ¡°coqueteado¡± con los candidatos que propon¨ªan romper con el statu quo (Marina Silva, A¨¦cio Neves y Luis Lacalle Pou). Sin embargo, a la hora de la verdad ha prevalecido una postura m¨¢s ¡°conservadora¡± y el temor a apostar por unas alternativas de las que pend¨ªa la duda de si se preservar¨ªa el progreso social obtenido en los ¨²ltimos a?os.
Quinto: el balotaje est¨¢ cada vez m¨¢s de moda. De las cuatro elecciones presidenciales de este a?o en Am¨¦rica del Sur, en tres de ellas (salvo en Bolivia) hubo necesidad de ir a una segunda vuelta para definir la presidencia. Lo mismo sucedi¨® en los primeros meses del a?o en las elecciones de Costa Rica y El Salvador, y en las de Chile el a?o pasado.
En Am¨¦rica Latina nadie quiere volver a ser pobre. Amplios sectores conf¨ªan en la izquierda
Sexto: la reelecci¨®n consecutiva (en Colombia, Brasil y Bolivia) sigue siendo infalible. Todo presidente sudamericano que busc¨® su reelecci¨®n inmediata entre 1978 y 2014 la obtuvo.
S¨¦ptimo: estos tres ¨²ltimos procesos electorales (a falta de la segunda vuelta en Uruguay) han mostrado la heterogeneidad pol¨ªtica de Am¨¦rica Latina. El Cono Sur apuesta masivamente por el centro izquierda o la izquierda, as¨ª como por el continuismo; mientras que Am¨¦rica Central presenta un mayor equilibrio entre continuismo y alternancia, y un mayor pluralismo ideol¨®gico: victoria del centro izquierda en Costa Rica, de la izquierda en El Salvador y del centro derecha en Panam¨¢.
Octavo: las encuestas volvieron a equivocarse en un buen n¨²mero de pa¨ªses. Destacan los desaciertos en las elecciones de Costa Rica, El Salvador, Panam¨¢, Brasil, y sobre todo en las uruguayas, donde el FA obtuvo un triunfo muy superior al que se?alaban las mediciones previas a la jornada electoral as¨ª como las proyecciones de la misma noche de la elecci¨®n.
Mi opini¨®n. El crecimiento de la econom¨ªa importa, pero la tasa de empleo, el crecimiento del salario real, el nivel de consumo y, sobre todo, los programas sociales son factores determinantes para definir el voto. Esto qued¨® claro en las elecciones de Brasil, donde pese al bajo crecimiento de la econom¨ªa durante el primer mandato de Dilma y la alta inflaci¨®n actual, la presidenta result¨® reelecta porque hasta ahora ambas variables no afectaron ni al empleo ni al consumo ni a la continuidad de los programas sociales. En Bolivia y Uruguay, por su parte, la buena situaci¨®n macroecon¨®mica (mucho mejor que la brasile?a), acompa?ada de los importantes avances logrados en materia de reducci¨®n de pobreza, inclusi¨®n social, empleo y consumo, favoreci¨® la continuidad de los oficialismos.
La profunda transformaci¨®n vivida en Am¨¦rica Latina durante la ¡°d¨¦cada dorada¡±, gracias a la cual 60 millones de latinoamericanos salieron de la pobreza, configuraron el surgimiento de una heterog¨¦nea y amplia clase ¡°vulnerable¡± y ¡°media¡±, la cual tiene un profundo impacto no solo social, sino tambi¨¦n pol¨ªtico-electoral. Los numerosos y generosos programas sociales son una poderosa arma clientelar que generan lealtad pol¨ªtica y r¨¦ditos electorales para los oficialismos. A t¨ªtulo de ejemplo cabe se?alar que en los 150 municipios donde el programa Bolsa Familia tiene mayor cobertura, Dilma Roussef gan¨® (en la primera vuelta) con el 78 % mientras que a escala nacional obtuvo el 41 %.
Pero hay algo m¨¢s detr¨¢s de estos tres triunfos de la izquierda. Se trata de proyectos culturales que, mas all¨¢ de sus especificidades nacionales, guardan en com¨²n la generaci¨®n de un relato que pone ¨¦nfasis en la dignidad, en la construcci¨®n de ciudadan¨ªa y en la movilidad social ascendente, y que van dirigidos a sentar las bases para la construcci¨®n de mayor¨ªas de izquierda s¨®lidas y duraderas.
En otras palabras, en Am¨¦rica Latina nadie quiere volver a ser pobre. Para lograr este objetivo, parece que para amplios sectores de la poblaci¨®n latinoamericana los gobiernos de izquierda ofrecen mejores garant¨ªas que los de centro derecha. Mientras estas condiciones no se modifiquen, la alternancia en la mayor¨ªa de los pa¨ªses de Am¨¦rica del Sur deber¨¢ seguir esperando.
Daniel Zovatto es director regional para Am¨¦rica Latina y el Caribe de IDEA Internacional.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.