?Guapa!
No podemos imaginarnos una semana sin un escandalazo. Muere la duquesa y la reina de la copla entra en la c¨¢rcel. Todo ocurre en Sevilla
La muerte de la duquesa de Alba ha terminado por hacerla legendaria. Observando las im¨¢genes de su rica y personal¨ªsima vida hay una constante en su estilo. El pelo va cambiando tanto por d¨¦cadas como por matrimonios. Pero ella siempre es la misma, propietaria de un estilo que es un delicado equilibrio entre la arbitrariedad y el protocolo, entre ser una figura abrumadoramente popular y la persona con m¨¢s linaje de Europa.
Cayetana de Alba era todo nombres y t¨ªtulos, un paisaje de palabras y propiedades que van desde Goya a Montoro pasando por Villanueva del Fresno. Pero muchos prefieren proclamarla ¡°?guapa!¡± En cualquier acto p¨²blico, tanto inaugurando unos jardines, recibiendo el t¨ªtulo de ciudadana de honor en Sevilla, bailando flamenco instantes despu¨¦s de casarse a los 85 a?os por tercera vez y hasta en su propio entierro recib¨ªa los gritos de "?guapa!" por parte de sus fan¨¢ticos. Un t¨ªtulo m¨¢s que envolv¨ªa a una mujer hist¨®ricamente ¨²nica. Una pop star. Esos gritos redefin¨ªan la propia palabra que profer¨ªan. Cayetana de Alba m¨¢s que guapa era un aspecto esencial del pa¨ªs. Claro que vamos a extra?arla, no dejaremos de recordarla. Ibiza no ser¨¢ igual, la esencia de ?Hola! tampoco. La eterna referencia al glamour extravagante, la personalidad ins¨®lita, de un ego¨ªsmo completamente aceptado, comprendido, incluso envidiado, que nos ha dejado como herencia, seguir¨¢. Sin embargo, el hecho que halla fallecido en uno de los peores a?os para Espa?a nos deja con una reflexi¨®n obvia: Cayetana de Alba no hubiera podido existir en otra naci¨®n que no fuera la nuestra.
A medida que se acerca el final de 2014, domina la sensaci¨®n que ha sido tremendo. Abdic¨® el Rey, surgi¨® Pablo Iglesias, Pantoja va a la c¨¢rcel, fallece la duquesa de Alba. Mar¨ªa Teresa Campos redescubre el amor junto a Bigote Arrocet, una feliz noticia aunque su hija Terelu es amenazada por un amigo traidor. ?Puede pasarnos algo m¨¢s? S¨ª, la pederastia ha alcanzado a nuestros curas y deber¨ªa costarle la dimisi¨®n al arzobispo de Granada, acorralado por sus pecados y por el mismo Papa. Ciertamente es inexplicable que el arzobispo observe d¨ªa tras d¨ªa todo lo que se expone en los medios de comunicaci¨®n sobre el pederasta de Ciudad Lineal, sin que reflexionara sobre el ocultamiento de los sacerdotes acusados del mismo abuso organizado en su entorno. O sea, hay dos tipos de pederastas: aquellos que protege la iglesia y el resto, que se convierten en criminales condenados por el p¨²blico. Los curas pederastas de Granada funcionaban como una secta, instruyendo una mezcla de fe, sexo y lujo, porque aunque la mayor parte de sus abusos ocurr¨ªan en mansiones y pisos caros exentos de impuestos, sus presuntas v¨ªctimas eran captadas en barrios populares. Una Sodoma y Gomorra disimulada. Seguramente actuaban confiados en que ninguna denuncia los alcanzar¨ªa. Como un G¨¹rtel m¨¢s. El escandalo se nos ofrece como el primer caso de este tipo en nuestro pa¨ªs, pero solo es la primera vez que se publica as¨ª.
En la vida siempre existen v¨ªas paralelas. El piadoso exministro Acebes, siempre defendi¨® que exist¨ªan dos l¨ªneas de investigaci¨®n durante los terribles d¨ªas posteriores al atentado de Atocha. Insiste en ello ahora que es imputado, negando conocer a un arquitecto comprometedor mientras el juez Ruz le exhibe fotograf¨ªas donde sale estrech¨¢ndole la mano en compa?¨ªa de B¨¢rcenas y el presidente Rajoy. Acebes insiste que esa foto debi¨® tomarse en una fiesta de Navidad, donde uno saluda a gente que luego no recuerda. ?Que complicada es la vida en la calle G¨¦nova! Y no solo por el tr¨¢fico. En una fotograf¨ªa est¨¢s feliz, rodeado de amigos. Unos a?os despu¨¦s, la misma fotograf¨ªa es un oprobio. Seguramente en la celebre reforma que hicieron en la sede del Partido Popular se les olvid¨® consultar un experto en feng shui para eliminar el mal rollo que dejan los esp¨ªritus de los ca¨ªdos en desgracia, esos que van multiplic¨¢ndose y dejando todo tipo de rastros. Fotos, discos duros, papeles, sobres, confeti, esperanzas, botellas y cargos.
El a?o ha sido cruel, pero al mismo tiempo esa crueldad nos ha tra¨ªdo un nuevo h¨¢bito: no podemos imaginarnos la semana sin un escandalazo. Necesitamos ese ruido, permanentemente. Son las verdaderas dos l¨ªneas de defensa. Muere la duquesa y la reina de la copla entra en la c¨¢rcel. Todo ocurre en Sevilla. Y ya se barajan nombres de presidiarias que la esperan ansiosamente en el centro penitenciario de Alcal¨¢ de Guada¨ªra. Quizas sirva de alivio saber que muchos c¨¦lebres que han estado presos, como Mario Conde o Sof¨ªa Loren, han declarado que las mejores personas que han conocido en sus vidas estaban dentro. Y las peores fuera. All¨ª Pantoja podr¨ªa encontrar ese buen amor del que hablan sus canciones. Al final, esa c¨¢rcel ser¨¢ el primer paso para la rehabilitaci¨®n de su personaje.
Hemos visto las im¨¢genes de las cacer¨ªas que organizaban algunos personajes y alcaldes implicados en la red p¨²nica. ?Es asombroso como contrastan los rechonchos y enfundados cuerpos de los cazadores con la magra y fibrada elegancia de los venados muertos! Un flagrante triunfo de la fealdad sobre la belleza. Esos se?ores imputados con el rifle en mano dan la sensaci¨®n de que la corrupci¨®n mas que una plaga de bichos es un ej¨¦rcito entrenado tanto para mal matar como para seguir abusando de nosotros mientras puedan. Y son feos.
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