Recetas patriarcales contra la violencia machista
Los pa¨ªses con movimientos feministas fuertes consiguen mejores pol¨ªticas contra esta lacra que aquellos con activismo d¨¦bil o inexistente, seg¨²n una investigaci¨®n
T¨®mese como ejemplo la Ley Integral Contra la Violencia hacia las Mujeres de Nicaragua, conocida como Ley 779. Una ley contra la violencia hacia las mujeres, propuesta por las organizaciones de mujeres y feministas, y aprobada tras a?os de reivindicaci¨®n con el apoyo de la sociedad civil.
H¨¢gase un reglamento de la misma que altere sus principios b¨¢sicos y convierta el delito de feminicidio en violencia que ocurre s¨®lo si un hombre mata a una mujer en el ¨¢mbito privado y si entre ambos exist¨ªa una relaci¨®n de pareja. Es decir, haga desaparecer de la ley que el feminicidio pueda suceder en ¨¢mbito p¨²blico y que sea un delito cometido por cualquier hombre, sea o no, pareja de la v¨ªctima.
Adem¨¢s, sustituya la prohibici¨®n total de mediaci¨®n entre agresores y v¨ªctimas de la ley original (por considerarse que es imposible cuando entre mujeres y hombres existen relaciones desiguales de poder) por un proceso de mediaci¨®n que favorezca la ¡°unidad familiar y el derecho de igualdad de oportunidades para todos¡±. Aplique la mediaci¨®n cuando haya violencia f¨ªsica ¡°leve¡± (moratones, contusiones), violencia psicol¨®gica, violencia econ¨®mica (que signifique la sustracci¨®n o destrozo de bienes y propiedades), amenazas e intimidaci¨®n, sustracci¨®n de hijos e hijas, entre otros. Establezca que dicha mediaci¨®n sea gestionada por Consejer¨ªas Familiares (con autoridades religiosas incluidas) con el prop¨®sito de ¡°fortalecer los valores de respeto, amor, solidaridad en la familia y en la comunidad¡±. Dificulte el acceso de las mujeres a las comisar¨ªas con personal especializado, de modo que muchos casos no lleguen nunca a ser contabilizados como violencia machista.
Con todo esto es m¨¢s que probable que consiga reducir las cifras de mujeres y ni?as v¨ªctimas de violencia machista. Eso es exactamente lo que ha pasado en Nicaragua, donde la cifra ha disminuido un 39%, pasando de 47 casos de feminicidio entre enero y julio de 2014 (Observatorio Nacional de Femicidio de la Red de Mujeres contra la Violencia) a 18 casos (seg¨²n cifras de la oficiales con la nueva ley).
Si a eso le sumamos buenos indicadores de participaci¨®n pol¨ªtica de las mujeres (que representan un 48% de la Asamblea?Legislativa nicarag¨¹ense), la criminalizaci¨®n de las organizaciones de mujeres y feministas, y adem¨¢s omitimos las alarmantes cifras de embarazos adolescentes (un 24%, la m¨¢s alta de Am¨¦rica Latina seg¨²n el Fondo de Poblaci¨®n de las Naciones Unidas) y de mujeres ocupadas en el sector informal (el 78% seg¨²n Encuesta de Hogares de Nicaragua), puede que la comunidad internacional le reconozca como el 6? mejor pa¨ªs de 142, en alg¨²n listado mundial de igualdad de g¨¦nero, tal y como ha sucedido recientemente con Nicaragua, seg¨²n el dictamen expresado por el Foro Econ¨®mico Mundial.
En Espa?a, tambi¨¦n merece la pena revisar lo que est¨¢ sucediendo con la Ley Org¨¢nica 1/2004 de Medidas de Protecci¨®n Integral contra la Violencia de G¨¦nero. Con el argumento de la crisis econ¨®mica, se han reducido los recursos econ¨®micos para su implementaci¨®n. No existen sistemas eficaces de apoyo a las v¨ªctimas despu¨¦s de la denuncia, y se ha conseguido que las mujeres desistan ante el miedo de represalias de los agresores. Resultado: el n¨²mero de denuncias presentadas ha disminuido y con ello se est¨¢n falseando los datos de afectaci¨®n de la violencia.
Por a?adidura, el Comit¨¦ de Naciones Unidas para la Eliminaci¨®n de la Discriminaci¨®n contra la Mujer (CEDAW) ha condenado recientemente a Espa?a por negligencia en un caso de violencia machista, por no actuar de manera diligente en la protecci¨®n de una v¨ªctima y de su hija de siete a?os, asesinada por el padre en una visita sin supervisi¨®n, cuando la madre hab¨ªa denunciado en m¨¢s de 30 ocasiones la violencia que ella y su hija sufr¨ªan y solicitado medidas de protecci¨®n para ambas. Y, a pesar de todo eso, Espa?a acaba de recibir de la ONU el Premio Pol¨ªticas de Futuro, por poseer una de las mejores pol¨ªticas y leyes contra la violencia de g¨¦nero en el mundo.
Definitivamente, parece que los marcos jur¨ªdicos por si solos no son suficientes para acabar con la violencia patriarcal contra mujeres y ni?as. Entonces, ?c¨®mo lo hacemos? Investigaciones como la de brit¨¢nicas Laurel Weldon y Mala Htun apuntan a que los pa¨ªses en donde los movimientos feministas son m¨¢s fuertes tienden a conseguir mejores pol¨ªticas contra la violencia, que aquellos con movimientos d¨¦biles o inexistentes. Tras analizar la situaci¨®n en 70 pa¨ªses, estas investigadoras concluyen que este hecho desempe?a un papel m¨¢s importante que la existencia de partidos de izquierda, el n¨²mero de mujeres legisladoras, o incluso la riqueza nacional.
Y as¨ª tambi¨¦n pensamos en Oxfam Interm¨®n, de forma que trabajamos con organizaciones de mujeres y feministas para combatir la violencia contra las mujeres y las ni?as en pa¨ªses como Guatemala, Rep¨²blica Dominicana, Colombia o la propia Nicaragua.
Estas organizaciones ofrecen atenci¨®n, asesor¨ªa y acompa?amiento a la poblaci¨®n femenina en situaci¨®n de riesgo; promueven cambios de imaginarios machistas y sexistas en las personas j¨®venes; se movilizan y movilizan a otras personas y hacen incidencia por el cumplimiento de las pol¨ªticas p¨²blicas; exigen a sus estados procesos de justicia con verdad, reparaci¨®n y garant¨ªas de no repetici¨®n; defienden a las lideresas y defensoras de los derechos humanos; vigilan y denuncian la trata con fines de explotaci¨®n sexual. Etc¨¦tera, etc¨¦tera.
Un sinf¨ªn de activismo y trabajo especializado que, muy lejos de las estrategias que usa el patriarcado para escamotear la violencia machista, lleva a las organizaciones de mujeres y feministas de aqu¨ª y all¨ª, a salir a la calle cada 25 de noviembre. Para recordarnos que acabar con los alt¨ªsimos ¨ªndices de violencia es tarea de todos y todas, todos los d¨ªas, y que poco sentido tiene seguir hablando de igualdad, paz, justicia o democracia, si las mujeres seguimos sin tener acceso a una vida libre de violencias machistas.
Carolina Egio es t¨¦cnica en derechos de las mujeres de Oxfam Interm¨®n
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