Gesto sin explicaciones
Pedro S¨¢nchez rompe el pacto constitucional de 2011 con el PP sin aclarar su propuesta de fondo
De una tacada, Pedro S¨¢nchez rompe con la herencia de Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero y con el pacto que uni¨® al PSOE y al PP en la aprobaci¨®n de la regla constitucional que ajusta el d¨¦ficit p¨²blico a los m¨¢rgenes establecidos por la UE. Ambos gestos son de calado y merecen m¨¢s explicaci¨®n de la que se ha dado. Con uno de ellos busca emanciparse de su propio pasado y recuperar a los socialistas descontentos por la rectificaci¨®n del art¨ªculo 135 de la Constituci¨®n, realizada en 2011. Con el otro, S¨¢nchez trata de zafarse de la presi¨®n de Podemos y de IU, que han hecho de esa reforma una prueba de que el PP y el PSOE son dos caras de la misma moneda.
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Cambiar de criterio en tan poco tiempo es sorprendente. Y puede ser tambi¨¦n arriesgado, sobre todo si quien tiene que defender ese cambio es alguien ¡ªel propio S¨¢nchez¡ª que vot¨® a favor de la reforma de la que ahora reniega. El peligro de que eso le reste fiabilidad y consistencia es evidente. El mismo partido que mantuvo el discurso de que bajar los impuestos era de izquierdas y que la estabilidad presupuestaria no pod¨ªa desligarse de la sostenibilidad del Estado de bienestar lanza ahora mensajes contrarios a la reforma llevada a cabo y promete dar prioridad al gasto social por encima de otros compromisos. Es decir, cuestiona la garant¨ªa (a los inversores en deuda) fijada por la Constituci¨®n, que establece una ¡°prioridad absoluta¡± para el pago de los intereses y del capital de la deuda.
Es verdad que el contexto es distinto. Zapatero actu¨® en 2011 tras ser conminado por el Banco Central Europeo (BCE) a adoptar ¡°medidas urgentes¡± para devolver a Espa?a su credibilidad en los mercados ¡ªpresi¨®n que se guard¨® de hacer p¨²blica en su momento¡ª y para eso negoci¨® una reforma constitucional con Mariano Rajoy, entonces jefe de la oposici¨®n. Ahora la nueva c¨²pula del PSOE cambia el criterio, en un contexto financiero menos tenso y cuando este partido carece de fuerza parlamentaria para rectificar lo ejecutado.
Sin embargo, los gestos comprometen a quien los hace. S¨¢nchez aclara que no quiere derogar el art¨ªculo 135, sino ¡°completarlo¡±, porque ha servido para amparar los recortes en el gasto social. Esa explicaci¨®n es insuficiente mientras no aclare la pol¨ªtica presupuestaria y fiscal en la que est¨¢ pensando. No es igual dedicar partidas importantes a garantizar a los inversores el pago de la deuda, como ha hecho el Gobierno, que poner por delante el gasto social como propugna S¨¢nchez; quien, sin embargo, no ha explicado c¨®mo va a financiarlo.
El 135 no impide definir opciones propias en pol¨ªtica fiscal ni es un cors¨¦ que impida renegociar las condiciones de pago de la deuda. Alguna voz cualificada del propio PSOE resta relevancia a la letra de la Constituci¨®n y considera m¨¢s importante rectificar la ley de estabilidad presupuestaria ¡ªque desarroll¨® el 135¡ª, aprobada esta ¨²ltima sin respaldo socialista. Pedro S¨¢nchez debe despejar dudas para que la ciudadan¨ªa pueda valorar si sus propuestas van en serio o se quedan en brindis pol¨ªticos a la izquierda.
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