Mapas para cambiar el mundo
La tecnolog¨ªa GIS que mezcla cartograf¨ªa y 'big data' promete una revoluci¨®n cient¨ªfica
La cartograf¨ªa ha llegado en auxilio del big data, el nombre con el que se conoce la ingente cantidad de informaci¨®n disponible en la actualidad. Monta?as gigantes de datos que nos sepultar¨ªan sin la intervenci¨®n del Sistema de Informaci¨®n Geogr¨¢fica (GIS en sus siglas en ingl¨¦s). Esta herramienta en plena efervescencia permite organizar los datos y convertirlos en algo ¨²til para, por ejemplo, prevenir infartos, contener una epidemia, reinventar la ecolog¨ªa y, ya puestos, elegir un bien restaurante.Todas las ramas de la investigaci¨®n cient¨ªfica, econ¨®mica y social se han subido al carro de la revoluci¨®n GIS.
¡°El papel de las visi¨®n espacial siempre ha sido muy, muy relevante. Y lo que nos permite el GIS es tratar este espacio de muchas maneras ¨²nicas. En cualquier campo, econ¨®mico o cient¨ªfico, estos mapas juegan y desempe?ar¨¢n un papel muy importante¡±, asevera Peter Goldsmith (Connecticut, 1939), investigador de la Universidad de Illinois, que ha utilizado esta tecnolog¨ªa para que las cosechas del Mato Grosso se almacenen de forma m¨¢s eficiente. Estas son algunas de las iniciativas m¨¢s recientes que emplean el GIS:
Contener el ¨¦bola
M¨¢s de 2.000 voluntarios son los encargados de aportar informaci¨®n de caminos y carreteras, de casas desperdigadas y de aldeas, de la zona de ?frica m¨¢s amenazada por el ¨¦bola. La idea es intentar construir el mapa m¨¢s detallado y ¨²til de un territorio olvidado por la cartograf¨ªa. La herramienta ayuda a la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS), la Cruz Roja y M¨¦dicos Sin Fronteras a conocer tanto d¨®nde se encuentran los focos de infecci¨®n como la distancia real hacia el hospital m¨¢s cercano. Incluso existe la posibilidad de hacer un seguimiento de los afectados por la enfermedad. ¡°Cuando llega una persona con ¨¦bola a un hospital, lo primero que le preguntan los m¨¦dicos es d¨®nde vive, qui¨¦nes son sus familiares, sus movimientos... Pero todos esos datos sin ponerlos en un mapa, ser¨ªan in¨²tiles¡±.
De esta tarea se encarga el Humanitarian OpenStreetMap Team (HOT), una ONG de expertos en cartograf¨ªa GIS que ha puesto a disposici¨®n de cualquiera con tiempo libre la posibilidad de contribuir a la lucha contra el ¨¦bola. Los datos que se incluyen en el mapa son procesados por voluntarios desde cualquier lugar del mundo. HOT ense?a con una plantilla a identificar el tipo de edificios, cosechas o carreteras que se ven en una foto de sat¨¦lite para que el voluntario, desde su casa, las marque con m¨¢s detalle en el mapa. Por ejemplo uno de los mapas GIS se?ala el tiempo de viaje en coche a los centros de investigaci¨®n de la enfermedad desde cada regi¨®n (v¨¦ase gr¨¢fico).
¡°Es la mayor operaci¨®n que hemos hecho hasta la fecha, superando a la del terremoto de Filipinas en 2013 [donde murieron 144 personas y m¨¢s 73.000 edificios resultaron afectados]¡±, afirma Andrew Buck, uno de los coordinadores de HOT de esta tarea.
¡°En ?frica las poblaciones y carreteras no est¨¢n se?alizadas como en los pa¨ªses desarrollados. Cuando un infectado explica donde vive, da direcciones como: ¡®Mi pueblo est¨¢ entre este gran ¨¢rbol y aquel r¨ªo¡¯. Adem¨¢s, no tenemos muchos voluntarios sobre el terreno, por la peligrosidad y porque el acceso a Internet es muy deficiente en esas ¨¢reas. La mayor¨ªa colabora desde sus pa¨ªses¡±, explica Buck. HOT trabaja a la carta para las organizaciones humanitarias m¨¢s importantes con un presupuesto de apenas 160.000 euros anuales. ¡°Mapeamos la zona que nos piden con voluntarios¡±.
Arrancaron en 2010 sin una organizaci¨®n clara para ayudar en las labores de auxilio tras el terremoto de Hait¨ª, donde murieron m¨¢s de 200.000 personas. Los ¨²nicos mapas que exist¨ªan de Puerto Pr¨ªncipe estaban en un edificio destruido por el se¨ªsmo as¨ª que entre un pu?ado de expertos en cartograf¨ªa GIS se pusieron a mapear la ciudad. Cuatro a?os despu¨¦s, gestionan el trabajo de miles de voluntarios, la clave del sistema. Cualquier persona puede ayudar a la lucha contra el ¨¦bola. Su labor ser¨¢ luego examinada por un experto de HOT. ¡°Que la gente entienda que en vez de ver un cap¨ªtulo de una serie o jugar una partida, puede dedicar unos minutos a ayudarnos¡±, propone Buck.
Un Par¨ªs antinfartos
Sufrir un infarto en la calle significa entrar en una cuenta atr¨¢s. La que marca cu¨¢n r¨¢pida sea la respuesta de los servicios de emergencia con desfibriladores. Cada minuto de retraso baja la posibilidad de supervivencia en un 10%. Y no se trata de un problema anecd¨®tico, sino de una situaci¨®n l¨ªmite que afecta a 500.000 europeos al a?o (casi uno de cada mil europeos). Benjamin Dahan, doctor de la Universidad Par¨ªs Descartes, ha recurrido al mapa GIS para responder a dos preguntas fundamentales para evitar los infartos: ?Cu¨¢ntos desfibriladores necesita una ciudad? ?D¨®nde debe colocarlos?
En el mapa de la ciudad que maneja Dahan para esta investigaci¨®n, presentada en Barcelona el pasado agosto durante un ciclo de conferencias de la Sociedad de Cardiolog¨ªa Europea, hay una nube de puntos rojos (v¨¦ase arriba). Son los m¨¢s de 4.000 infartos ocurridos en plena calle entre 2000 a 2010. En negro, se se?alan los candidatos (edificios p¨²blicos) a albergar los desfibriladores: locales municipales, oficinas de correos, estaciones de metro, aparcamientos de bicicletas y farmacias. La ¨²nica duda era elegir el emplazamiento ¨®ptimo. Ah¨ª entran las matem¨¢ticas. El sistema GIS calcula por algoritmos un n¨²mero, la distancia media de un infarto al desfibrilador m¨¢s cercano seg¨²n el lugar elegido. Luego, un gr¨¢fico representa el n¨²mero de desfibriladores necesarios en relaci¨®n con la distancia media. As¨ª se lleg¨® a la conclusi¨®n de que el n¨²mero ideal de desfibriladores es de 302 y que deben estar en las estaciones de metro. Con este sistema se logra que la distancia media sea de 239 metros y que todo el mundo sepa que la salvaci¨®n est¨¢ en la estaci¨®n de metro m¨¢s cercana.
Pero la ciencia termina donde empieza la pol¨ªtica, lamenta Dahan. ¡°Nosotros no podemos hacer m¨¢s que presentar los resultados. Ahora es cosa de los pol¨ªticos. Pero mi esperanza es que lo comprendan y lo implanten¡±. Y no solo en Par¨ªs. ¡°Podemos aplicar el sistema a cualquier ciudad. Incluso sin los datos de d¨®nde sucedieron los infartos, podr¨ªamos modelizarlo y encontrar la soluci¨®n ¨®ptima¡±.
Cosechas a buen recaudo
Todos los silos de almacenamiento de grano de Brasil. Toda la producci¨®n de grano del Mato Grosso por municipios. Todas las carreteras, ra¨ªles de ferrocarril, etc. Esos son los ingentes datos que manejaron Peter Goldsmith, investigador y director del Programa de Alimentos y Negocio Agrario de la Universidad de Illinois, y Jo?o Antonio Vilela Medeiros, profesor asociado de la misma Universidad, para elaborar un GIS que les revelara c¨®mo gestionar las cosechas en una regi¨®n que padec¨ªa ¡°abundancia de grano y almacenaje deficiente¡±, seg¨²n explican en su investigaci¨®n.
¡°Almacenar grano permite no tener que vender el producto durante la cosecha, cuando los precios son m¨¢s bajos¡±. Pero en Mato Grosso, seg¨²n el estudio de Goldsmith y Medeiros, se almacena poco. Tanto como para que los silos est¨¦n a solo un 34% de su capacidad. Y repercute en la calidad del grano: ¡°Se limpia y se preserva mejor, lo que permite venderlo m¨¢s caro¡±.
El mapa GIS de Mato Grosso contiene todos los silos de almacenamiento, su capacidad, su cercan¨ªa de los mercados... ¡°En los pa¨ªses desarrollados, los gobiernos luchan por el control del almacenaje de grano. Pero en pa¨ªses en desarrollo muchas veces, por falta de presupuesto o por otros motivos, esto se privatiza. O peor a¨²n, se hace mal¡±.
La nueva macrobiolog¨ªa
Las posibilidades del GIS son tan grandes como para crear nuevas disciplinas cient¨ªficas. Patricia Soranno (Needham, EE?UU, 1965) profesora de fauna y pesca de la Universidad de Michigan, cree que la biolog¨ªa y la ecolog¨ªa necesitan refundarse al albur de las nuevas tecnolog¨ªas big data. ¡°Cuando estudiamos una especie de fauna en concreto, lo hacemos en una regi¨®n limitada. Pero lo que necesitamos entender es c¨®mo el ecosistema de todo un continente va a cambiar¡±.
El problema para Soranno est¨¢ en las propias inercias de los bi¨®logos: ¡°Nos gusta hacer trabajo de campo, recoger las muestras en nuestras manos y luego examinarlas en el laboratorio. Tenemos que cambiar esa manera de pensar¡±.
Y no solo se trata de utilizar la tecnolog¨ªa GIS para gestionar un gigantesco muestreo, sino tambi¨¦n de adaptar el marco te¨®rico a las nuevas pr¨¢cticas: ¡°Tenemos que asegurarnos que nuestros modelos y teor¨ªas son operativos para esta envergadura. Y si no lo son, deberemos reformularlos¡±.
Sus palabras no caen en saco roto. Antes aun de que su arenga se publicara en un n¨²mero especial de Frontiers in Ecology and the Environment, diversos cient¨ªficos ya daban los primeros pasos en este territorio desconocido. En 2011, los investigadores Jennifer Lentz (Universidad de Lousiana) y Jason Blackburn (Universidad de Florida) publicaban en la revista cient¨ªfica PLoS One su investigaci¨®n en marcha para detectar mediante GIS la localizaci¨®n exacta de la infecci¨®n de los macizos de coral en el Caribe, un enorme ecosistema tan fr¨¢gil como vital.
La iniciativa eBird plantea una aplicaci¨®n de la llamada ciencia ciudadana, el uso de voluntarios para ayudar a una investigaci¨®n que necesita una cantidad ingente de colaboradores. Este programa reclama cooperaci¨®n para la localizaci¨®n de todas las especies de aves en M¨¦xico y EE?UU. Los voluntarios env¨ªan fotograf¨ªas de aves y su huella geogr¨¢fica que conforman una enorme base de datos al servicio de cualquier investigador. Soranno lo resume as¨ª: ¡°Los problemas a los que nos enfrentamos al estudiar clima y biolog¨ªa son enormes en escala. Por lo tanto, nuestras soluciones tienen que ser igualmente enormes¡±.
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