Nunca me lo cre¨ª

Despu¨¦s de un a?o y medio, con sus m¨¢s de 547 d¨ªas y sus infinitas horas, he conseguido un trabajo decente, con un contrato que cumple con las leyes morales y en una instituci¨®n que, como m¨ªnimo, puedo admirar.

Sin recursos, subsidio o paro, estuve vagando por la Barcelona m¨¢s ¨¢spera, de empresa en empresa, present¨¢ndome a interminables procesos de selecci¨®n; siendo escrutada hasta la m¨¦dula por imp¨¢vidos agentes llamados especialistas en recursos humanos; registr¨¢ndome en todos los portales, apunt¨¢ndome a casi todos los talleres de reinvenci¨®n profesional, dando de alta todas las alertas de empleo que encajaban conmigo en la provincia, hablando con cientos de personas que me dec¨ªan que tal vez podr¨ªan mover mi curr¨ªculo en su empresa.

Me alej¨¦ de mi familia, abrumada por mi reiterada imposibilidad de conseguir un puesto que me permitiese subsistir de modo aut¨®nomo. Mi pareja, a la que conoc¨ª y con quien compart¨ª mi descubrimiento de esta gloriosa ciudad, no pudo soportar c¨®mo me sum¨ª en la tristeza.

Quer¨ªa compartir mi experiencia para que alguien m¨¢s sepa que todo se acaba, que todos los infiernos tienen fin. Yo me resquebraj¨¦ por dentro por sentirme in¨²til. Pero nunca me lo cre¨ª. A pesar de lo que nos hacen creer.

He vuelto a la superficie.¡ª Norah Pi?eiro.