Medias verdades, mentiras sinceras

Esta dicha extra¨ªda del refranero popular catal¨¢n le va que ni pintado al fen¨®meno medi¨¢tico del momento. Queda claro una vez visualizada la entrevista del Peque?o Nicol¨¢sque este joven de 20 a?os hab¨ªa conseguido una red de contactos impresionante. Y posiblemente disponga de cierta informaci¨®n que puede llegar a incomodar a altas esferas del Estado. Pero de ah¨ª a que le encargasen solucionar ¡°lo del tema catal¨¢n¡± hay un trecho.

Esto de decir verdades a medias no es exclusiva suya. Pienso, por ejemplo, en ese compa?ero de trabajo que asegura tener una gran relaci¨®n con el director general de la empresa. En realidad, lo que hace es esforzarse para coincidir con ¨¦l en la m¨¢quina de caf¨¦ y preguntarle por la familia. O ese corredor que nos cuenta con todo lujo de detalles que ha finalizado un marat¨®n con ¨¦xito pero se le olvida decirnos que la mitad de la carrera se la pas¨® andando porque no pod¨ªa con su alma.

Ayudado por una confianza brutal en s¨ª mismo, una oratoria digna de pol¨ªtico veterano y una mente brillante, este supuesto colaborador del CNI ha llevado esta conducta socialmente extendida hasta l¨ªmites patol¨®gicos. O no, ya se ver¨¢. Sea como sea, si nos sinceramos, a todos en alg¨²n momento nos ha salido el peque?o Nicol¨¢s que llevamos dentro.¡ª Jaume Gil Oliana.