Pel¨ªculas para adultos
El sexo y sus cercan¨ªas siempre generaron palabras tab¨², sobre todo en tiempos oscuros
Los cin¨¦filos adultos se suelen dividir en tres grupos: los que no ven pel¨ªculas para ni?os pero s¨ª pel¨ªculas para adultos, los que ven pel¨ªculas para adultos y pel¨ªculas para ni?os y los que, adem¨¢s de ver pel¨ªculas para ni?os y pel¨ªculas para adultos, ven tambi¨¦n ¡°pel¨ªculas para adultos¡±.
El sexo y sus cercan¨ªas siempre generaron palabras tab¨², sobre todo durante los tiempos oscuros, pero en nuestros d¨ªas de claridad se nubla el cielo de vez en cuando.
La palabra ¡°pornograf¨ªa¡± y su abreviaci¨®n ¡°porno¡± circulaban ya con discreta libertad en los a?os setenta, y el Diccionario defin¨ªa con precisi¨®n aquello a lo que convocaban: ¡°Presentaci¨®n abierta y cruda del sexo que busca producir excitaci¨®n¡±. ¡°Espect¨¢culo, texto o producto audiovisual que utiliza la pornograf¨ªa¡±. Tanto ¡°porno¡± como ¡°pornogr¨¢fico¡± se sol¨ªan referir a pel¨ªculas y novelas, sin que nadie se escandalizara por el uso de esas palabras (si bien algunos s¨ª se escandalizaban por aquello que refer¨ªan; y para cuya evitaci¨®n y denuncia contaban precisamente con esos vocablos, a fin de prevenir con rectitud).
Los espa?oles interesados iban a Perpi?¨¢n (Francia) en aquellos a?os de la dictadura para ver pel¨ªculas prohibidas como El ¨²ltimo tango en Par¨ªs. La expresi¨®n ¡°porno¡± y ese top¨®nimo franc¨¦s aparec¨ªan vinculados en novelas de escritores como Juan Garc¨ªa Hortelano (El gran momento de Mary Tribune, 1972), y tal situaci¨®n se reflejaba en letras como las del cantautor Ricardo Cantalapiedra (¡°Perpi?¨¢n, Perpi?¨¢n, jard¨ªn de flores; donde bailan el tango, donde bailan el tango los espa?oles¡±).
La palabra ¡°pornograf¨ªa¡±
Despu¨¦s, los cines que asumieron ese concepto en Espa?a, ya en democracia, se denominaron ¡°salas X¡±, una locuci¨®n menos etimol¨®gica y m¨¢s clandestina, con arreglo a esa costumbre de la letra equis de ir siempre de inc¨®gnita. Y tal que as¨ª se siguen llamando, pero hoy languidecen por la creciente costumbre de alquilar o comprar estas pel¨ªculas para su disfrute dom¨¦stico, nunca mejor dicho. Y con la mayor venta en el ¨¢mbito privado, el eufemismo ¡°para adultos¡± ha ido ganando terreno.
Luego, usted leer¨¢ que un jugador de f¨²tbol americano mantiene una relaci¨®n con una actriz de ¡°pel¨ªculas para adultos¡±; o un estudio seg¨²n el cual no conviene que nadie se compare con lo que ve ¡°en las pel¨ªculas para adultos¡±; y conocer¨¢ una condena de 1,5 millones de d¨®lares por piratear ¡°pel¨ªculas para adultos¡±, o descubrir¨¢ el reparto de ¡°los ¨®scares de pel¨ªculas para adultos¡±, y se enterar¨¢ del desplome de un 90% en los ingresos en los cines de Los ?ngeles que dan ¡°pel¨ªculas para adultos¡±. Esa misma locuci¨®n vendr¨¢ a su encuentro cuando lea que los drones se usan ahora en las tomas a¨¦reas de las ¡°pel¨ªculas para adultos¡± rodadas en paisajes fabulosos, ya sea con actores o con parejas sorprendidas; t¨¦cnica de sobrevuelo que har¨¢ buena la famosa errata de los ¡°planos cenitales¡± convertidos en ¡°planos genitales¡±.
Y claro, el problema llega cuando uno va y se tropieza con noticias donde las palabras recobran su ser. Por ejemplo, en ¨¦sta del Diario de Le¨®n titulada as¨ª: ¡°Los ni?os que ven menos pel¨ªculas para adultos fuman menos¡±. Y cuyo texto dice: ¡°Los ni?os a los que no se les permite ver pel¨ªculas para adultos corren un riesgo mucho menor de adquirir el h¨¢bito de fumar, seg¨²n un art¨ªculo que publica la revista Pediatrics. El estudio de la Escuela Darmouth de Medicina, en el Estado de Nuevo Hampshire, se apoya en otra investigaci¨®n seg¨²n la cual existe un v¨ªnculo entre el tabaquismo de los adolescentes y la visi¨®n de pel¨ªculas en las cuales los personajes fuman. En este estudio, los investigadores demuestran que los padres que vigilan lo que ven sus hijos y les proh¨ªben las pel¨ªculas clasificadas para mayores de edad ¡ªen las cuales es mucho m¨¢s com¨²n que alg¨²n personaje fume¡ª pueden tener un efecto profundo sobre las posibilidades de que los ni?os desarrollen el h¨¢bito de consumir tabaco".
Conocedores como somos de la tradicional relaci¨®n entre el final del coito y el cigarrillo reparador, no resultar¨¢ raro que esta ¨²ltima noticia nos deje de repente sin saber a qu¨¦ atenernos.
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