El tiempo se agota
Reducir emisiones a cero para 2100. Es el objetivo marcado por la ONU tras escuchar a 830 cient¨ªficos. Ma?ana arranca la cumbre del clima de Lima
El cielo de Pek¨ªn puede ser azul. Eso es lo que acaban de descubrir los habitantes de la capital china. Y todo gracias al decidido plan que emprendieron las autoridades locales a principios de noviembre para recibir en el mejor de los ambientes posibles a Putin, Obama, Bachelet y dem¨¢s l¨ªderes de la cumbre Asia Pac¨ªfico (APEC, seg¨²n rezan sus siglas en ingl¨¦s). Se restringi¨® el tr¨¢fico de coches privados, el 70 % de los veh¨ªculos p¨²blicos dejaron de circular, se frenaron las obras, se par¨® la producci¨®n de las f¨¢bricas m¨¢s contaminantes que rodean la ciudad. ?Resultado? Desaparici¨®n de esa niebla eterna que flota sobre las cabezas de los pekineses y aparici¨®n de un cielo l¨ªmpido que ya ha recibido un nombre: APEC blue.
Se fueron los l¨ªderes, el foro de cooperaci¨®n econ¨®mico se cerr¨® con un acuerdo entre Estados Unidos y China ¡ªcalificado de hist¨®rico, por unos; de escaso, por otros, al no ser vinculante¡ª para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, y volvi¨® la poluci¨®n, s¨ª. Pero los pekineses ya no son los mismos de antes: han descubierto que conseguir un cielo azul es solo cuesti¨®n de voluntad. Cuesti¨®n de adoptar medidas firmes. De no quedarse en gestos para la galer¨ªa.
Algo similar le est¨¢ pasando al planeta. Que necesita de medidas firmes, r¨¢pidas, ya se ha parcheado suficiente, el tiempo se agota. Lo ha dejado bien claro la ONU, que se expres¨® a principios de mes por boca del IPCC, Panel Intergubernamental Para el Cambio Clim¨¢tico, formado por 830 cient¨ªficos de la comunidad internacional. Hay que recortar emisiones de gases efecto invernadero entre un 40 % y un 70 % para el a?o 2050. Para finales de siglo, las emisiones deber¨¢n ser cero. Si no, los efectos ser¨¢n graves ¡ªy aqu¨ª los cient¨ªficos analizan toda una panoplia de escenarios posibles¡ª para el medioambiente, la seguridad alimentaria y la pobreza.
¡°Todav¨ªa hay tiempo, aunque muy poco tiempo¡±. As¨ª se expres¨® en la presentaci¨®n del informe en Copenhague, el pasado 2 de noviembre, Rajendra Pachauri, presidente del IPCC. ¡°Estamos a tiempo si nos metemos en una senda de mitigaci¨®n de emisiones¡±, a?ade Jos¨¦ Manuel Moreno,? vicepresidente del Grupo II del IPCC, encargado de evaluar impactos, adaptaci¨®n y vulnerabilidad. Moreno, catedr¨¢tico de Ecolog¨ªa de la Universidad de Castilla-La Mancha, es uno de los 13 cient¨ªficos espa?oles que forman parte de este organismo auspiciado por la ONU.
Estamos a tiempo, dicen los expertos, y el cron¨®metro echar¨¢ a correr ma?ana mismo, cuando arranque la cumbre clim¨¢tica de Lima, la llamada COP 20, vig¨¦sima Conferencia de las Partes organizada por la ONU. De all¨ª podr¨ªa salir un borrador de cara a la cumbre decisiva, la del a?o que viene en Par¨ªs, la cita en la que se han depositado todas las esperanzas, de la que deber¨ªan salir ambiciosos objetivos de reducci¨®n de emisiones, un tratado que sustituya al de Kioto, una cita que deber¨ªa romper el sabor amargo que dej¨® el fracaso de Copenhague hace cinco a?os, que consiga implicar por fin a los principales actores, China y Estados Unidos.
?Nos estamos tomando en serio la lucha contra los efectos del cambio clim¨¢tico? ¡°Nos lo estamos tomando mucho menos en serio de lo que es preciso¡±, afirma, contundente, Teresa Ribera, exsecretaria de Estado de Cambio Clim¨¢tico en el ¨²ltimo gobierno de Rodr¨ªguez Zapatero que ahora trabaja como consejera en un think tank franc¨¦s, el Instituto de Desarrollo Sostenible y Relaciones Internacionales (seg¨²n sus siglas en franc¨¦s, IDDRI). ¡°No lo hacemos ni con la velocidad ni con la intensidad que requiere la situaci¨®n. M¨¢s pronto que tarde, se evaluar¨¢ a los l¨ªderes pol¨ªticos por esta cuesti¨®n¡±.
La cantidad de gases de efecto invernadero enviados a la atm¨®sfera alcanz¨® un nuevo m¨¢ximo hist¨®rico en 2013. As¨ª lo revel¨® a principios de septiembre la Organizaci¨®n Meteorol¨®gica Mundial. El di¨®xido de carbono ha aumentado su concentraci¨®n a un ritmo que no se observaba desde hace casi treinta a?os.
Los niveles de nieve y hielo descienden. La temperatura de los oc¨¦anos y de la atm¨®sfera sigue subiendo. El nivel del mar se eleva. El cambio clim¨¢tico ya es una realidad, y est¨¢ causado por la mano del hombre, afirman los cient¨ªficos de la ONU. Altera las estaciones, los ciclos de la naturaleza; favorece los fen¨®menos meteorol¨®gicos extremos. Un v¨ªdeo distribuido por la ONU, destinado a que el mundo tome conciencia, muestra una Islandia con un clima similar a la Toscana; una Alaska como lugar perfecto para celebrar unos juegos ol¨ªmpicos de verano.
O cambiamos o nos estampamos¡±, se?ala Teresa Ribera, exsecretaria de Estado de Cambio Clim¨¢tico
El informe cient¨ªfico del IPCC plantea varios escenarios de futuro en funci¨®n de c¨®mo reaccione el mundo. Si no se hace nada, si no se recortan emisiones, las temperaturas podr¨ªan subir hasta en 4,8 grados, con lo cual el volumen de los glaciares se reducir¨ªa en un 85 % y el nivel del mar podr¨ªa subir hasta 0,82 metros, afectando gravemente al equilibrio de los ecosistemas. Si se toman las medidas de mitigaci¨®n que propone esta biblia del cambio clim¨¢tico, y se consiguen emisiones nulas a finales de este siglo, se podr¨ªa limitar el aumento de la temperatura a dos grados. Este es el objetivo.
¡°Hay que aplicar el principio de precauci¨®n. Decir que ser¨¢ una cat¨¢strofe general no es correcto, las generalizaciones son peligrosas¡±, afirma Miquel Canals, catedr¨¢tico de Geolog¨ªa Marina y director del departamento de Estratigraf¨ªa, Paleontolog¨ªa y Geociencias Marinas de la Universidad de Barcelona. Canals sostiene que una de las claves del futuro ser¨¢ el papel que puedan desempe?ar los oc¨¦anos en la absorci¨®n del exceso de temperatura atmosf¨¦rica.
El mundo se enfrenta a un cambio de modelo energ¨¦tico. Reducir emisiones a cero de aqu¨ª a final de siglo significa renunciar a petr¨®leo, gas y carb¨®n progresivamente. ¡°Hace falta un proceso de transformaci¨®n profunda¡±, declara la exsecretaria de Estado. ¡°O cambiamos o nos estampamos¡±. Ribera dice que no basta con conseguir una cifra de reducci¨®n de emisiones. ¡°Debemos cambiar el modelo energ¨¦tico, econ¨®mico y financiero¡±, afirma. ¡°No sabemos c¨®mo abordar un cambio de ¨¦poca porque la inercia es muy fuerte¡±.
Es fundamental que los pa¨ªses desarrollados reduzcan el consumo material¡±, sostiene el ensayista Herv¨¦ Kempf
El giro hacia un nuevo modelo significa apostar por otras fuentes. El ge¨®logo Miquel Canals afirma que, en este contexto, no se puede prescindir de la energ¨ªa nuclear. ¡°Lo que no es contemplable es un regreso a la Edad de Piedra¡±, sostiene. Afirma que no hay f¨®rmula perfecta, y que las renovables no son la panacea porque requieren de subsidios. ¡°El camino pasa por un c¨®ctel de fuentes de energ¨ªa en el que habr¨ªa que favorecer a las energ¨ªas menos contaminantes¡±.
Desde Suecia, Lennart Bengtsson, exdirector del Departamento de Meteorolog¨ªa del Instituto Max Planck, que por un tiempo perteneci¨® a una organizaci¨®n esc¨¦ptica con el cambio clim¨¢tico, sostiene en conversaci¨®n telef¨®nica que no se deben abordar cambios abruptos para no da?ar a la econom¨ªa. ¡°No hay una urgencia inmediata¡±, dice. ¡°Hay que desarrollar modelos energ¨¦ticos robustos¡±.
Los ecologistas, por su parte, apuestan por un modelo basado al 100 % en las energ¨ªas renovables. ¡°Hace falta una revoluci¨®n energ¨¦tica¡±, manifiesta Tatiana Nu?o, responsable de la campa?a de cambio clim¨¢tico de Greenpeace en Espa?a: ¡°La probabilidad de un accidente es catastr¨®fica en t¨¦rminos humanos y econ¨®micos¡±. Nu?o se?ala que el informe del IPCC muestra que, con el objetivo de mantener el calentamiento en dos grados, los costes sin energ¨ªa nuclear no son muy superiores a los que se generar¨ªan con su uso. ¡°La opci¨®n nuclear no es necesaria¡±.
La cuesti¨®n de fondo es si el estilo de vida de los pa¨ªses ricos (al que acceden progresivamente los que emergen), con sus elevados niveles de consumo de energ¨ªa, es compatible con un planeta sano. Y si las nuevas fuentes cubrir¨¢n las necesidades que genera ese estilo de vida. Cuadrar este sudoku abre la puerta a m¨²ltiples v¨ªas. ?Es nuestro modo de vida, sustentado en el confort, un desprop¨®sito o una conquista?
Fue en el a?o 2006 cuando el economista brit¨¢nico Nicholas Stern dio un giro al debate. Plante¨® que los costes de no combatir el cambio clim¨¢tico son muy superiores a los de reducir emisiones. ¡°No se trata de una carrera de caballos entre crecimiento por un lado y responsabilidad clim¨¢tica en el otro; esa es una falsa dicotom¨ªa¡±, se?ala?desde Londres en conversaci¨®n telef¨®nica Stern, presidente del Instituto Grantham de Investigaci¨®n del Cambio Clim¨¢tico. El economista, que en 2011 gan¨® el Premio Fundaci¨®n BBVA Fronteras del Conocimiento en la categor¨ªa de Cambio Clim¨¢tico, sostiene que la transici¨®n a una econom¨ªa de bajo consumo de carbono ofrece nuevas oportunidades de crecimiento.
El reto de la transformaci¨®n del modelo energ¨¦tico-productivo se topa con la resistencia de grandes empresas del petr¨®leo, gas y carb¨®n, que perder¨ªan gran parte de su negocio si no se reinventan. Un estudio publicado el a?o pasado por el investigador Richard Heede, del Climate Accountability Institute de Colorado, se?ala que la crisis clim¨¢tica ha sido causada fundamentalmente por 90 empresas que son las que han producido cerca de dos tercios de las emisiones de gases de efecto invernadero desde la era industrial. Entre ellas, Chevron, Exxon, Shell, Repsol y Gazprom.
Stern se?ala que algunas de estas compa?¨ªas, como Shell, ya han dicho que est¨¢n dispuestas a asumir transformaciones. ¡°Este es un proceso de cambio que tiene que llegar si queremos un mundo m¨¢s seguro. No te puedes rendir y destrozar el mundo simplemente porque el proceso de transici¨®n va a involucrar a unos pocos que van a tener que realizar grandes ajustes; la gran mayor¨ªa de la gente saldr¨¢ ganando¡±.
Teresa Ribera ahonda en la cuesti¨®n: ¡°Se est¨¢n privatizando los beneficios de no combatir el cambio clim¨¢tico y socializando los costes: los beneficios son para los grandes operadores y son las poblaciones las que tienen que afrontar las sequ¨ªas, los huracanes y la mala calidad del aire¡±.
Para algunos, la cuesti¨®n de fondo reside en los insostenibles niveles de consumo que acarrea un estilo de vida que se generaliza conforme los pa¨ªses se desarrollan. ¡°Es fundamental que los pa¨ªses desarrollados reduzcan el consumo material¡±, sostiene el ensayista franc¨¦s Herv¨¦ Kempf, autor del libro C¨®mo los ricos destruyen el planeta, que esta semana pas¨® por Madrid para pronunciar una conferencia sobre La crisis ecol¨®gica en La Casa Encendida. ¡°Los que est¨¢n en la cumbre de la pir¨¢mide proyectan una imagen de sobreconsumo y arrastran a los dem¨¢s: todo el mundo quiere el coche caro, viajar en avi¨®n, la pantalla plana de televisi¨®n. El incremento de los gases de efecto invernadero est¨¢ ligado al crecimiento econ¨®mico, hay que cambiar el sistema econ¨®mico¡±, asegura. Kempf, redactor jefe de la web Reporterre, especializada en medioambiente, sostiene que ¡°hay que abrazar una l¨®gica global de sobriedad¡±.
Otro de los frentes que se abre al debate es c¨®mo conducir esa transici¨®n de modo que sea equitativa, que no lastre las opciones de desarrollo de los pa¨ªses m¨¢s desfavorecidos, o de las econom¨ªas emergentes. ¡°No podemos pretender que todos nos subamos al carro en las mismas condiciones¡±, asume Susana Magro, directora de la Oficina Espa?ola de Cambio Clim¨¢tico ¡ªque antes ten¨ªa rango de Secretar¨ªa de Estado¡ª, dependiente del Ministerio de Agricultura, Alimentaci¨®n y Medio Ambiente. Magro acudir¨¢ a la cumbre de Lima, que empieza ma?ana y acaba el d¨ªa 12. ¡°Habr¨¢ que hacer transferencias de tecnolog¨ªa a bajo coste o sin coste para que los pa¨ªses menos desarrollados puedan dar el salto directamente¡±, dice. El mundo occidental lleva a?os desarroll¨¢ndose a base de quemar combustibles f¨®siles y son muchos los que se?alan que no ser¨ªa justo que los m¨¢s desfavorecidos, que ahora despegan, carguen con el lastre de un problema del que no son los responsables. ¡°El acuerdo de Par¨ªs va a ser muy complejo¡±, afirma Magro, ¡°las necesidades de los 195 pa¨ªses son muy distintas¡±. Cada naci¨®n deber¨ªa fijar en esa cumbre su contribuci¨®n al proceso de cambio.
El giro que el planeta requiere, como se deduce del an¨¢lisis de la comunidad cient¨ªfica, podr¨ªa conducir a otro mundo. La transformaci¨®n del mapa energ¨¦tico, la reducci¨®n de la dependencia del gas y del petr¨®leo, podr¨ªa alterar sustancialmente el tablero geopol¨ªtico.
Mientras tanto, los pekineses seguir¨¢n mirando al cielo. El mi¨¦rcoles pasado, Xie Zhenhua, vicepresidente de la Comisi¨®n Reformadora del Desarrollo Nacional, anunci¨® que la poluci¨®n se puede combatir de aqu¨ª a 2030 en China. Y a?adi¨®: ¡°Los d¨ªas de APEC blue tambi¨¦n son alcanzables¡±.
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