El titular est¨¢ en la camiseta
Las frases en las prendas de ropa documentan las inquietudes del siglo XXI. Desde el viceprimer ministro de Reino Unido hasta Paris Hilton
Cuentan los expertos que todo empez¨® en 1988. Aquel a?o, Nike decidi¨® convertir el eslogan de su campa?a publicitaria, Just do it (Solo hazlo), en camiseta. De primeras, aquello parec¨ªa una simple optimizaci¨®n de recursos. A?os m¨¢s tarde se descubri¨® como el origen de una tendencia que, con ciertos altos y bajos, se arrastra hasta nuestros d¨ªas. Antes de que la firma de Oreg¨®n estilizara la camiseta con mensaje, este terreno se defin¨ªa no solo por el dudoso gusto de las frases que se estampaban en estas prendas de algod¨®n en tiendas de souvenirs de medio planeta, sino por la misma fealdad de las propias camisetas. "Mi novia est¨¢ fuera de la ciudad". "Mi novio fue a ?msterdam y todo lo que me trajo fue esta mierdosa camiseta". Frases feas sobre algod¨®n pesado, cuellos que hac¨ªan papada incluso a quienes cuentan las calor¨ªas hasta del agua con gas y mangas que, en un d¨ªa ventoso, pod¨ªan ayudar a volar.
Tras la irrupci¨®n de Nike, todo cambi¨®. Hasta el punto de que hoy, las camisetas con mensaje se han convertido en un embudo en el que terminan todas las inquietudes de la sociedad del siglo XXI. En ellas convergen la obsesi¨®n por la moda ¨Cy por convertir en algo susceptible de ser moda a cualquier cosa-, la pasi¨®n por escrutar la vida de los famosos, la pasi¨®n de los famosos por meterse en nuestra vida a todas horas, la pol¨ªtica como ejercicio de populismo marketiniano y la tendencia de los medios a analizar cualquier movimiento de cualquier tipo con el fin de sacar conclusiones jam¨¢s lo suficientemente descabelladas.
El 9 de septiembre de 2013, la periodista de The Guardian, Hadley Freeman, en su consultorio sobre moda respond¨ªa una duda sobre lo apropiado de lucir este tipo de artefactos con esta frase: ¡°Recuerdo que una de las primeras columnas que escrib¨ª para este fue diario sobre este tema. Y aqu¨ª seguimos¡±. En esa primigenia columna que Freeman public¨® en 2007, se mostraba totalmente en contra de estas prendas y les auguraba un pronto y cruel final. En primavera de 2014, el mundo de la moda anunciaba que estas prendas volv¨ªan a ser tendencia, y, en un giro fascinante de los acontecimientos, la Red se llenaba de tutoriales sobre c¨®mo lucir esto con estilo. Hasta entonces, como hab¨ªa denotado en un art¨ªculo publicado en la revista Details la publicista Lara Shriftman, lo apropiado o no de estos esl¨®ganes solo ten¨ªa que ver con qui¨¦n lo llevaba. ¡°Si eres Brad Pitt o Billy Bob Thornton, est¨¢ bien. Si eres t¨², no¡±, conclu¨ªa la mujer.
Ambos actores contribuyeron a la conversi¨®n en fen¨®meno de un camiseta en la que aparec¨ªa un se?or con barba y la frase: "Jes¨²s es mi colega". A nadie jam¨¢s la camiseta le qued¨® tan bien como a ellos. Pero eso no evit¨® que la prenda se convirtiera en tama?o fen¨®meno que hoy la web oficial que las vende siente la necesidad de proclamar que las suyas son las originales. En cuestiones relacionadas con Jesucristo, es mejor no aceptar nunca imitaciones.
Paris Hilton dando informaci¨®n redundante a trav¨¦s de una camiseta en la que afirma amar a los chicos y los zapatos. Mila Kunis pidiendo que la gente vote. David Hasselhoff exigiendo que le dejen en paz a trav¨¦s de un intraducible juego de palabras. La modelo Millie McKintosh prohibiendo que nadie la fotograf¨ªe. Las Kardashian comunicando que son un equipo. Y antes que todos y todas, Winona Ryder luciendo un pedazo de algod¨®n en el que se estampaba su cara bajo la frase ¡®Liberad a Winona¡±, meses despu¨¦s de que la actriz fuera detenida por robar en unos grandes almacenes en Los ?ngeles. Pero el verdadero momento en el que todo esto se ha salido definitivamente de madre sucedi¨® hace un mes, cuando los pol¨ªticos brit¨¢nicos Nick Clegg y Ed Miliband aparecieron luciendo una camiseta gris en la que, escrito en una tipograf¨ªa de esas tan monas que imitan la escritura a mano, se le¨ªa: "Este es el aspecto de un feminista".
La camiseta era parte de una campa?a promovida por la edici¨®n brit¨¢nica de la revista Elle y la fundaci¨®n Fawcett. En el caso de Miliband, l¨ªder del partido Laborista, el efecto fue tan negativo que la prensa se acord¨® incluso de la existencia de su hermano, David, quien le disput¨® el puesto y, tras perder, emigr¨® a EE UU. Lo que primero fue debate est¨¦tico termin¨® en aquelarre ¨¦tico, cuando el rotativo Daily Mail descubri¨® que estas bienintencionadas prendas hab¨ªan sido cosidas en Mauricio por unas se?oras que ganaban una cuarta parte del salario medio del pa¨ªs y dorm¨ªan hasta 16 de ellas hacinadas en min¨²sculas habitaciones. El medio, finalmente, quit¨® de en medio el mensaje. En cinco a?os, esas camisetas valdr¨¢n 80 euros en una tienda hipster de ropa de segunda mano.
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