La ignorancia
El sentido de la iron¨ªa hace la vida m¨¢s llevadera
Es una l¨¢stima que el auto del juez Ruz sobre el caso G¨¹rtel no se haya detenido m¨¢s en desarrollar el concepto de ignorancia. Era una magn¨ªfica ocasi¨®n para que por fin el maestro Stanislaw Lec entrara con todos los honores en la memoria jur¨ªdica espa?ola y quedase para la posteridad en el Aranzadi uno de sus pensamientos despeinados: ¡°La ignorancia de la ley no exime de su cumplimiento. Pero su conocimiento a menudo s¨ª¡±. Por lo que se nos ha comunicado, sin desmentido por su parte, Ana Mato viv¨ªa en la ignorancia, por lo menos cuando era ministra. Es un dato inquietante, m¨¢s a¨²n trat¨¢ndose de la persona que gestionaba la sanidad p¨²blica. Pero en lo que respecta a su situaci¨®n personal, ese estar en la ignorancia se presenta como una eximente. Se propone que sea juzgada como beneficiaria (¡°part¨ªcipe a t¨ªtulo lucrativo¡±) de la red de corrupci¨®n, pero en calidad de ignorante. Esa fue la l¨ªnea argumental de la ardorosa defensa que hizo el presidente del Gobierno, despu¨¦s de cesarla. Bueno, disculpen la ignorancia: Ana Mato dimiti¨®. Si el juez hubiese convocado a expertos en materia de ignorancia, podr¨ªa ser iluminador el dictamen de un etim¨®logo que abriese diligencias sobre el comportamiento sospechoso de las palabras. Tal vez as¨ª descubrir¨ªamos a la verdadera culpable: la iron¨ªa. En el griego cl¨¢sico, iron¨ªa significaba ¡°ignorancia fingida o disimulada¡±. Imagino a la se?ora Mato entrar en el garaje un d¨ªa y exclamar: ¡°?Oh, qu¨¦ casualidad, un Jaguar!¡±. Y al d¨ªa siguiente: ¡°?Oh, qu¨¦ suerte, un Range Rover!¡±. El sentido de la iron¨ªa hace la vida m¨¢s llevadera, incluso para las personas que viven tal angustia, sin saber qu¨¦ berlina van a encontrar por la ma?ana en el garaje. He ah¨ª lo que nos gobierna a d¨ªa de hoy: la ignorancia fingida.
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