Sin educaci¨®n no hay futuro
Los sistemas latinoamericanos de instrucci¨®n se enfrentan a enormes desaf¨ªos. Las inversiones en las universidades son insuficientes. La cumbre de Veracruz aborda un asunto vital para los j¨®venes
?Estos d¨ªas (8 y 9 de diciembre) se celebra la 24? Cumbre Iberoamericana de jefes de Estado y de Gobierno en el puerto de Veracruz, en M¨¦xico, a la que asisten los altos mandatarios de Latinoam¨¦rica, as¨ª como el rey de Espa?a, don Felipe, y gran n¨²mero de ministros y empresarios de ambos lados del Atl¨¢ntico. Existe inquietud sobre el desenlace de esta magna reuni¨®n, teniendo en cuenta el alto nivel de ret¨®rica pero los escasos alcances pol¨ªticos alcanzados en anteriores cumbres. Al mismo tiempo, hay esperanzas de que puedan lograrse promisorios acuerdos en el terreno educativo y cultural, ya que estos temas han sido anunciados como fundamentales dentro de este encuentro multinacional.
El desaf¨ªo no es menor, pues se trata de ayudar a las universidades y los sistemas educativos latinoamericanas a enfrentar los enormes retos del siglo XXI con mayor confianza. De ello depende el destino de millones de j¨®venes. Y por ello es esencial que todos los jefes de Gobierno asuman a la educaci¨®n como prioridad para asegurar el progreso econ¨®mico, cient¨ªfico y cultural de sus sociedades. Sin embargo, a¨²n no est¨¢ claro cu¨¢les acuerdos concretos de tipo financiero se logren para respaldar las promesas. En situaciones de graves crisis pol¨ªticas y sociales, con fuerte desempleo de los j¨®venes en Espa?a y en toda la regi¨®n latinoamericana, esta oportunidad es fundamental para infundir alguna confianza en el futuro entre las decenas de millones estudiantes que actualmente cursan la secundaria o ya participan en carreras universitarias.
Han surgido propuestas interesantes a partir de debates previos entre los ministros de Educaci¨®n de Iberoam¨¦rica: en una reuni¨®n preparatoria celebrada a finales de agosto en la ciudad de M¨¦xico, confirmaron su inter¨¦s en promover un proyecto ambicioso de becas de intercambio entre las universidades de la regi¨®n, al estilo del exitoso programa Erasmus de Europa. En Am¨¦rica Latina, ya se ha bautizado el nuevo plan de movilidad como el Programa Paulo Freire, en honor al gran pedagogo brasile?o, pero quedan serias dudas sobre las posibilidades de financiamiento, especialmente teniendo en cuenta las restricciones que impone la recesi¨®n econ¨®mica que ha ca¨ªdo sobre la regi¨®n desde hace un par de a?os. Es cierto que entre los alumnos universitarios de Am¨¦rica Latina, el estudiar al menos una parte de la carrera en el exterior, por ejemplo en Europa o Estados Unidos, est¨¢ ganando fuerza. Al mismo tiempo, hay una creciente movilidad de poblaci¨®n estudiantil dentro de la regi¨®n: en el caso de las universidades argentinas, se estima que hay m¨¢s de 40.000 alumnos extranjeros matriculados, lo cual los ubica en primer lugar como receptores de estudiantes en la regi¨®n.
Hacen falta f¨®rmulas financieras audaces que escapen a las restricciones presupuestarias
Dadas las restricciones presupuestarias, los jefes de Gobierno tendr¨¢n que idear f¨®rmulas financieras m¨¢s ambiciosas para impulsar la educaci¨®n y la formaci¨®n cient¨ªfica de lo que han hecho en el pasado. La prioridad consiste en que cada uno se comprometa a destinar montos altos y crecientes de los presupuestos p¨²blicos a este fin. Una medida complementaria podr¨ªa apuntar a crear grandes fondos para educaci¨®n y ciencia en los bancos de desarrollo nacionales y multilaterales. Pero para ello debieran contar con el respaldo de los bancos centrales que han dejado de ser proactivos del desarrollo. La mayor¨ªa de los bancos centrales en Latinoam¨¦rica actualmente cuentan con enormes reservas que no utilizan y que podr¨ªan servir, en un porcentaje limitado, para respaldar la emisi¨®n de bonos para el financiamiento de la educaci¨®n y la ciencia en la regi¨®n.
En los a?os de 1960, cuando Felipe Herrera era presidente del Banco Interamericano de Desarrollo, se puso en marcha un gran proyecto para apoyar las universidades y los nacientes consejos de ciencia y desarrollo en Latinoam¨¦rica. Estas innovaciones fueron semilla de una fuerte expansi¨®n de la educaci¨®n y ciencia en la regi¨®n. Es hora de retomar este tipo de iniciativas y actuar por una vez en la historia de la regi¨®n con ambici¨®n concertada pues, de lo contrario, las j¨®venes generaciones de Espa?a y Latinoam¨¦rica no podr¨¢n disfrutar de una mejor y m¨¢s amplia oferta educativa, y el descontento social solamente ir¨¢ en aumento, inexorablemente.
En efecto, se trata de respaldar una trayectoria rica en educaci¨®n y formaci¨®n universitaria de ambos lados del Atl¨¢ntico. Es bien sabido que los primeros colegios y seminarios hispanoamericanos adoptaron como modelos a las universidades de Salamanca y Alcal¨¢ de Henares en los siglos XVI y XVII. Casos paradigm¨¢ticos fueron las Reales Universidades de M¨¦xico y de Lima, Per¨², creados ambos en 1551. En sus or¨ªgenes, dichas instituciones eran realmente peque?as pero durante el siglo XVIII comenzaron a expandirse; los registros hist¨®ricos de la Universidad de M¨¦xico atestiguan que se titularon la impresionante cantidad de 20.000 bachilleres a lo largo de esa centuria.
La mayor parte del siglo XIX fue una ¨¦poca cruel para la mayor¨ªa de las instituciones educativas en Latinoam¨¦rica a consecuencia de las intensas luchas pol¨ªticas y guerras civiles, aunadas a la debilidad fiscal de la mayor¨ªa de los nuevos Estados en formaci¨®n. De all¨ª que se invirti¨® poco dinero a la educaci¨®n p¨²blica hasta el ¨²ltimo cuarto de siglo. Hubo algunas excepciones, como fue el caso de la Universidad de Chile, que fue fundada en 1842, cuyo primer rector fue Andr¨¦s Bello, educador de generaciones de j¨®venes chilenas. Esta instituci¨®n pudo cumplir funciones fundamentales en la formaci¨®n de las elites republicanas, pero ya en el siglo XX ampli¨® su matr¨ªcula y se convirti¨® en una universidad policlasista. Hoy la Universidad de Chile cuenta con 38.000 alumnos y 36 programas de doctorado, siendo alma mater de 169 premios nacionales de Chile, incluyendo Pablo Neruda y Gabriela Mistral.
El nuevo programa Paulo Freire de movilidad se asemeja al exitoso Erasmus de Europa
En Argentina se fund¨® tempranamente la Universidad de Buenos Aires en 1821 en el marco de la independencia, aunque no ser¨ªa hasta principios del siglo XX cuando las universidades argentinas cobrar¨ªan verdadera importancia al establecerse las nuevas Facultades de Ingenier¨ªa, de Ciencias Naturales y Sociales. En 1918, las demandas por ampliar la ense?anza a mayor n¨²mero de alumnos y con un esquema menos jer¨¢rquico y tradicionalista gest¨® la famosa ¡°reforma universitaria¡±, que arranc¨® en la Universidad de C¨®rdoba pero que luego habr¨ªa de tener un impacto enorme en toda Am¨¦rica Latina, siendo impulsada por figuras tan destacadas de la cultura y la educaci¨®n en los a?os de 1920 como Jos¨¦ Ingenieros en Argentina o Jos¨¦ Vasconcelos en M¨¦xico.
La mayor expansi¨®n de las universidades latinoamericanas se produjo a partir de los a?os de 1950 con un gran aumento de la inversi¨®n p¨²blica que permiti¨® para ampliar las clases profesionales y dar cauce a un profundo cambio social y cultural. S¨ªmbolo de este proceso fue la construcci¨®n por la Universidad Nacional de M¨¦xico de la primera gran Ciudad Universitaria en Latinoam¨¦rica que hoy en d¨ªa acoge a m¨¢s de 100.000 alumnos.
El pa¨ªs con el mayor dinamismo en la expansi¨®n de su sistema universitario en los ¨²ltimos dos decenios ha sido Brasil. La Universidad de S?o Paulo con sus m¨¢s de 75.000 alumnos, m¨²ltiples programas de posgrado y 42 bibliotecas es un centro vital de docencia y de investigaci¨®n cient¨ªfica, por lo que hoy ocupa el primer rango de las universidades latinoamericanas en diversas evaluaciones internacionales. En todo caso, ya existen decenas de universidades en todas las regiones de este inmenso pa¨ªs, y el Gobierno brasile?o actualmente es el m¨¢s activo en promover programas de becas de intercambio. Los avances alcanzados en mejoras educativas son muy importantes en Brasil y en el resto de Latinoam¨¦rica, pero falta much¨ªsimo por mejorar: las inversiones actuales son insuficientes, por lo que el futuro de las nuevas generaciones est¨¢ en profundo riesgo, de la misma manera que lo est¨¢ el desempe?o de toda la regi¨®n en el siglo XXI.
Carlos Marichal Salinas es profesor del Colegio de M¨¦xico.
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