Palabra de teatro

Cuando la econom¨ªa de este pa¨ªs iba bien. Cuando nadie hablaba de paro y las ayudas llegaban al pueblo desde todas las Administraciones. Cuando todos nuestros familiares y amigos ten¨ªan un contrato fijo; nosotros, los trabajadores del teatro, esper¨¢bamos, como hab¨ªamos hecho siempre, un aviso, una llamada de tel¨¦fono que nos sacara de la miseria.

Si alguien sabe de miedo, de precariedad, de hambre, de desahucios, somos nosotros. En nuestro oficio de cada 100 profesionales cualificados, el p¨²blico conoce a cinco. El resto vagamos de escenario en escenario aguantando a pol¨ªticos de medio pelo o de pelo entero que, cuando se dignan a coger el tel¨¦fono y contratarnos, nos ofrecen a cambio una taquilla que adem¨¢s de miserable, muchas veces nos roban con total impunidad, dej¨¢ndonos sumidos en la miseria.

Ellos, los que nos miran desde el desprecio, no saben lo que es amar desde las palabras. No tendr¨¢n nunca un verso de Lope o de Calder¨®n en los labios. Valle Incl¨¢n nunca acudir¨¢ en su ayuda. Acabar¨¢n sus d¨ªas sin conocer a los autores, a los directores, a los actores, a los t¨¦cnicos que est¨¢n contando nuestra ¨¦poca. Si quieren acabar con nosotros, no lo conseguir¨¢n a base de impuestos. Sobre nuestros hombros descansar¨¢ la belleza cuando les alcance el olvido.¡ª Carmen D¨®lera Gil.