Ciencia para adultos

Espa?a es un pa¨ªs en el que la mitad de los adultos no es capaz de mencionar el nombre de un cient¨ªfico: ni siquiera el f¨ªsico de los pelos alocados o el de la silla de ruedas que sale hasta en los dibujos animados. Eso nos hace peores jugadores de Trivial pero, sobre todo, explica bastante bien la inestabilidad de los presupuestos de ciencia, un factor determinante para el desarrollo de un pa¨ªs. Nadie va a criticar a un Gobierno por recortar en eso que hacen unos locos con batas blancas resucitando dinosaurios y otros desastres hollywoodienses.

En ese contexto, La 2 lanz¨® el domingo un audaz experimento: un late show sobre ciencia. Un Buenafuente en el que el papel de Andreu lo ejecuta ?ngel Mart¨ªn y que en lugar de Berto haciendo chistes se suceden media docena de divulgadores explicando curiosidades, ciencia desenfadada. ?Tiene que ser desenfadada la ciencia? ?Rigurosa y amena? ?Para ni?os y adultos? ?Popularizar y profundizar? En este momento, lo importante es que sea un buen programa de televisi¨®n para asentarse, cuajar y crecer. Y si lo logra, ya ir¨¢n puliendo contenidos para encontrar el tono cient¨ªfico m¨¢s adecuado a su audiencia.

Se agradece que pongan el acento en el humor y en el tono adulto, es agotador que la ciencia deba ser siempre ¡°para todos los p¨²blicos¡±

Como periodista interesado en la ciencia, me gust¨® ver un programa en el que se habla del tema con naturalidad y sin complejos, como lo hacen otros espacios en ese mismo canal sobre los evangelios, las corridas de toros, la agenda (positiva) de la Casa del Rey y las novedades del mundo del libro. Y si la apuesta es un late show, se agradece que pusieran el acento en el humor y en el tono adulto, porque es agotador que la ciencia deba ser siempre ¡°para todos los p¨²blicos¡±. No pido que sea para iniciados, tampoco que no lo puedan ver los ni?os (se redifunde los viernes a las 19.00 horas): pido planteamientos menos trillados y que hablen al espectador como a un adulto. Para explicar lo que es un colorante, la luz o las ondas de los m¨®viles, algunos colaboradores usan un tono innecesario que parece dirigido a ni?os o a personas con problemas de comprensi¨®n.

Se dir¨ªa que ?rbita Laika arriesga al dejar las riendas en ?ngel Mart¨ªn, que reconoce no saber de ciencia, y buena parte del peso del programa en blogueros que no saben de tele. Pero aunque son mejorables desde el ritmo general y el mon¨®logo inicial hasta la dicci¨®n acelerada de los colaboradores y su af¨¢n por ser chistosos, lo importante es que son pegas que, como la juventud, se pasar¨¢n con el tiempo. Quedar¨¢ un gran presentador ¡ªfue lo mejor del estreno, poniendo sosiego y sentido del humor¡ª y varios divulgadores que llevan mucho tiempo haci¨¦ndolo muy bien en otros ¨¢mbitos: fogueados, har¨¢n juntos un programa divertido que incluso atraiga nuevos espectadores para la ciencia. A su favor, la posibilidad de arrastrar a los muchos espectadores del magn¨ªfico espacio que les precede, Cachitos de hierro y cromo; en su contra, competidores con un target muy similar en esa franja horaria como el rigor de El Objetivo y el efectismo de Cuarto Milenio.

No pongamos sobre los hombros de Jos¨¦ Antonio P¨¦rez, director del programa, m¨¢s responsabilidad de la que le corresponde: en la televisi¨®n p¨²blica espa?ola hay m¨¢s programas de ciencia (Tres14, Lab24, Aqu¨ª la tierra) y, aunque hacen falta m¨¢s, cada uno debe cumplir con su cometido. P¨¦rez ya demostr¨® que es capaz de hacer un gran programa de televisi¨®n, y de ciencia, con Esc¨¦pticos en ETB. Pero este formato es muy distinto y la ansiedad que genera esperar el nuevo Cosmos de Carl Sagan ¡ªEl Quijote de la divulgaci¨®n televisiva¡ª en cada nuevo espacio sobre ciencia que se estrena es tan absurda como contraproducente. Basta con que hagan un buen late show en que se hable de ciencia. Y han mostrado que tienen los mimbres para convertir a ?rbita Laika en un fijo de los domingos, que aporte cultura cient¨ªfica y televisi¨®n de calidad.