Dos grados (cent¨ªgrados) de separaci¨®n
?Detr¨¢s de qu¨¦ corren esas cerca de 10.000 personas que hablan sobre el clima en Lima? El contingente incluso ha aumentado, pues ya estamos en el segmento de Alto Nivel de la XX Conferencia de las Partes (COP20) de la Convenci¨®n Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Clim¨¢tico (CMNUCC). Es decir, en la fase en la cual los hombres de Estado deciden.
El objetivo detr¨¢s de toda esta agitaci¨®n multicultural es que todos ¡ªlos ricos, los pobres, los poderosos, los fallidos¡ª logremos que la temperatura media global no aumente, hacia finales de siglo, m¨¢s de dos grados cent¨ªgrados. Todos, adem¨¢s, no incluye s¨®lo a los delegados que andan con maletines, pines o repartiendo volantes ¡ªalgunos de papel no reciclado¡ª en esta cumbre.
Tambi¨¦n incluye a las personas que este jueves 10 de diciembre protagonizar¨¢n la Gran Marcha Global en Defensa de la Tierra, promovida por Avaaz y la Cumbre de los Pueblos, un evento paralelo a la reuni¨®n oficial. O a cualquier ciudadano que, desde su vivienda en una urbe insostenible o su vida precaria en alg¨²n ecosistema impactado, sienta que algo est¨¢ pasando.
A estas alturas de la Historia, las dudas sobre la realidad del calentamiento global ya son pocas. El V Informe del Panel Intergubernamental sobre Cambio Clim¨¢tico (IPCC, por sus siglas ingl¨¦s) otorga un 95% de certeza al hecho de que nosotros somos responsables. No de todo el cambio clim¨¢tico sino del producido por el anormal Efecto Invernadero que hemos alentado.
Con nuestros autos, aviones, f¨¢bricas, desechos y otras actividades ejercidas in extremis. ¡°Espero que la gente entienda que no tenemos tiempo¡±, declar¨® en Lima, a la revista Poder, Rajendra Pachauri, el presidente del IPCC. En estas jornadas tumultuosas es eso lo que se est¨¢ en juego: el entendimiento, o no, de que sobrepasar esos dos grados llevar¨ªa a eventos clim¨¢ticos desatados.
Las negociaciones ¡ªenmarcadas en lo que el ministro del Ambiente peruano, Manuel Pulgar Vidal, ha llamado "Esp¨ªritu de Lima"¡ª no han ca¨ªdo al abismo de la indiferencia. Pero se observan algunas tendencias que podr¨ªan descafeinar el borrador del nuevo acuerdo global, que en el 2015 deber¨¢ ser aprobado en la COP 21 de Par¨ªs. Una tiene que ver con el financiamiento.
Christiana Figueres, la secretaria ejecutiva de la CMNUCC, lo ha m¨¢s que insinuado: falta dinero. O sobra para la compra de armas y otros desvar¨ªos, pero fluye lento hacia el Fondo Verde del Clima (FVC), que espera llegar a 10.000 millones de d¨®lares cuando acabe esta COP. El horizonte, lanzado en la COP 15 son 100.000 millones de d¨®lares anuales a partir del 2020.
El PNUD, sin embargo, sostiene que se necesitar¨ªan unos cinco billones de d¨®lares anuales, para evitar los dos grados de m¨¢s. Y una de las razones por las cuales los millones no aparecen, como ha informado el portal de noticias La Mula, es que parece sentirse la crisis financiera a la hora de mover el bolsillo. El mensaje desde el Norte al Sur: un momentito, la situaci¨®n ha cambiado.
¡°No estamos como en 1992¡±, dijo Miguel Arias Ca?ete, comisario Europeo del Clima y Energ¨ªa, como sugiriendo que esos a?os, m¨¢s felices para los pa¨ªses desarrollados, pasaron. Y que, por lo tanto, hoy todos, potencias emergentes y medianas incluidas, tienen que mojarse. No hay mayor desacuerdo en eso, salvo por algunos discursos antimperialistas clim¨¢ticos.
S¨®lo que el asunto es cu¨¢nto, c¨®mo, desde cu¨¢ndo. Esa perspectiva a¨²n es nebulosa. A m¨¢s mitigaci¨®n, menos adaptaci¨®n, esa es m¨¢s o menos la ecuaci¨®n, aunque en este recinto se siente el aura de los poderes actuales. La impronta de los pa¨ªses petroleros por ejemplo, la excesiva cautela de Jap¨®n, o los dramas de las peque?as islas, como las de Ocean¨ªa, que temen hundirse.
Y, en el fondo, como sustancia inevitable de la cultura, la dificultad de cambiar de vida. En rigor, lo que esta peque?a multitud crucial busca es que hagamos una m¨ªnima cirug¨ªa en nuestras costumbres. Que manejemos menos autos, que apaguemos m¨¢s las luces, que no despilfarremos el agua. Que reciclemos nuestro modo de estar en el mundo y de convivir con los ecosistemas.
El conocido experimento hecho por Stanley Milgran en 1960, denominado Seis grados de separaci¨®n (replicado luego varias veces), seg¨²n el cual un mensaje puede llegar a casi todas las personas del mundo v¨ªa seis destinatarios, sirve para una asociaci¨®n esperanzada. Si se pusiera en pr¨¢ctica, con fines de enfrentar el calentamiento global, quiz¨¢s ser¨ªa posible un respiro.
El problema es que algunos decisores a¨²n piensan con la cabeza caliente, no con la conciencia de que es necesario enfriar un poco la Tierra. A pesar de que hay razonables evidencias cient¨ªficas de que ciertos giros en nuestra forma de vivir son de urgencia. Los dos grados de exceso pueden ser, por eso, la diferencia entre la lucidez ambiental o la indiferencia fatal.
Ramiro Escobar es periodista peruano especializado en temas internacionales y ambientales. Tambi¨¦n es profesor en varias universidades.
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