La responsabilidad del f¨²tbol
El f¨²tbol adem¨¢s de entretener y divertir, como deporte puede transmitir valores muy positivos como el af¨¢n de superaci¨®n, el esfuerzo, la constancia, el trabajo en equipo, la competitividad sana, la salud y el respeto a unas normas de juego y de convivencia entre otros. Es lo que en conjunto se conoce como deportividad, concepto que traspasa el acto deportivo y se utiliza en otros ¨¢mbitos como sin¨®nimo de actuaci¨®n correcta y educada en toda actividad.
Pero como todo el mundo sabe el f¨²tbol es mucho m¨¢s que un juego. Problemas ajenos al f¨²tbol se canalizan a trav¨¦s de los partidos; ideolog¨ªas pol¨ªticas, territoriales, o los problemas que cada uno lleve acumulados durante la semana y que sabe que puede descargar en forma de improperios desaforados contra el ¨¢rbitro o el equipo contrario y salir como nuevo del partido. Si adem¨¢s a?adimos que hay muchos intereses econ¨®micos en juego, es f¨¢cil entender que empiecen a aparecer comportamientos desviados del principio de deportividad.
Pero el fin no justifica los medios. Querer una grada m¨¢s animada, que empuje emocionalmente al equipo, no justifica la existencia de grupos extremistas y violentos en los campos de f¨²tbol y mucho menos su apoyo por parte de los clubes, ya sea econ¨®mico o de cualquier ¨ªndole. Por la otra parte, que una afici¨®n de miles de personas se deje llevar por c¨¢nticos insultantes y despectivos de uno de estos grupos lo que consigue es reforzar su naturaleza de car¨¢cter violento y fomentar sus actividades. Y no queremos eso, ?no?¡ª Miguel Iglesias.
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