No cometer deslices
Las recetas populistas en plena tormenta monetaria arruinar¨ªan a los pa¨ªses vulnerables
A la todav¨ªa no superada crisis financiera internacional se le est¨¢ a?adiendo una inquietante turbulencia monetaria, cuyo desenlace depender¨¢ de la prudencia de los dirigentes, su coordinaci¨®n internacional y su acierto en soslayar el populismo.
El origen de esta volatilidad est¨¢ identificado. El crecimiento econ¨®mico en pa¨ªses emergentes clave se ha desacelerado, especialmente en China (mediante un aterrizaje suave), Brasil (con la irrupci¨®n de una recesi¨®n) y Rusia (por la crisis iniciada con la brutal anexi¨®n de Crimea). Y algunos pa¨ªses desarrollados, como los de la eurozona (o Jap¨®n), profundizan en su estancamiento, simbolizado en la reciente rebaja a la mitad del crecimiento previsto para su Estado locomotora, Alemania, y en el retorno de la asfixia financiera a Grecia.
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El menor crecimiento de las econom¨ªas energ¨¦ticamente dependientes rebaja su consumo de petr¨®leo. Y los pa¨ªses productores se han plegado a la estrategia saud¨ª de no reducir su oferta en el mercado, ahora sobreabundante por esa menor demanda. Por ello su precio ha ca¨ªdo en picado ¡ªen torno a un 40%¡ª en pocos meses. A lo que ha coadyuvado la pretensi¨®n de los pa¨ªses del Golfo de dificultar la competencia de las exitosas explotaciones norteamericanas de esquisto, cuyo umbral de rentabilidad se evapora si el carburante se deprecia hacia los 60 d¨®lares por barril de brent.
Al mismo tiempo, la pol¨ªtica fiscal moderadamente expansiva de la Administraci¨®n de Obama y la inundaci¨®n de liquidez proporcionada por la Reserva Federal han cosechado unos resultados econ¨®micos extraordinarios en EE?UU. El desempleo ha ca¨ªdo al 5,5% de la poblaci¨®n activa gracias a un potente crecimiento, que permite el augurio de un alza de PIB superior al 3% y quiz¨¢ rayano incluso en el 4% para 2015. Esta singular bonanza, por m¨¢s que est¨¦ asentada en revaloraciones artificiosas de activos que puedan haber incubado otras burbujas, ha cortado en seco su crisis y le ha devuelto a un crecimiento envidiable.
Pero en la misma medida de su ¨¦xito, la expansi¨®n monetaria que ha rescatado a la econom¨ªa norteamericana empieza a dejar de tener sentido. Y as¨ª, expertos y mercados auguran una anticipaci¨®n del final de la Quantitative Easing (expansi¨®n o facilidades cuantitativas) y un alza de los tipos de inter¨¦s del d¨®lar, lo que ha revalorizado s¨²bitamente a esta moneda, disparando tambi¨¦n la deuda empresarial en terceros pa¨ªses, provocando una semana negra en bastantes Bolsas y anunciando mayor inestabilidad fuera de la potencia hegem¨®nica.
Ser¨¢ dif¨ªcil que, de continuar el incipiente vendaval monetario/financiero, la situaci¨®n no se agrave de forma sustancial, porque las tendencias de fondo son sostenidas y apenas contrarrestables por una ¡ªde momento inexistente¡ª coordinaci¨®n global.
Habr¨¢ que prepararse pues para una situaci¨®n probablemente m¨¢s vol¨¢til. Lo peor de estas es que el menor rev¨¦s es susceptible de da?ar a cualquier econom¨ªa, m¨¢s a¨²n a las vulnerables y a aquellas que apenas inician su recuperaci¨®n.
La Uni¨®n Europea deber¨¢ acelerar sus proyectos de relanzar el crecimiento tanto por la v¨ªa de las inversiones del plan Juncker como por la monetaria, ya esbozada por Mario Draghi. Y sus Estados miembros ¡ªnotoriamente Espa?a¡ª pecar¨¢n si se conf¨ªan, o si caen en el error de dar alas a las recetas populistas. A aquellas que puedan incrementar las tensiones territoriales, degradando la incipiente confianza en la estabilidad de Espa?a como un conjunto responsable; y a las que con buena intenci¨®n y poco juicio o con frivolidad pespunteen el incumplimiento de los compromisos (al pago de la deuda, sobre el techo de d¨¦ficit, en la ejecuci¨®n de las reformas prometidas) ineludibles para asentar la fiabilidad.
La experiencia indica que cuando los mercados se crispan generan efectos manada sobre los protagonistas m¨¢s d¨¦biles o menos fiables, el p¨¢nico financiero y la ruina. Caiga la ira ciudadana sobre quien acaricie un desastre de ese g¨¦nero.
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