?Qu¨¦ canciones aman los que odian la Navidad?
Un anticanon de villancicos para los trolls de estas fiesta.
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Los cantos de los ni?os de San Ildefonso les suenan a sirenas que alertan de un ataque nuclear. Los renos adquieren en su cabeza la agresividad de violentos cancerberos b¨ªblicos. Mariah Carey disfrazada de Mam¨¢ Noel les inspira m¨¢s temor que Angela Merkel en picard¨ªas (enarbolando una fusta y una chequera) y Santa Claus les provoca el mismo repel¨²s que Jabba el Hutt en la puerta de un colegio. Son profundamente republicanos, en lo que a los Reyes Magos se refiere. Cuando explotan los primeros fuegos artificiales de A?o Nuevo se sienten como en Dresde durante el ¨²ltimo bombardeo aliado de la Segunda Guerra Mundial. Odian, en definitiva, estas fechas.
La Navidad es para ellos un mal viaje, por lo que ponen el Modo Avi¨®n en su m¨®vil en cuanto reciben la primera felicitaci¨®n animada en el grupo de WhatsApp del trabajo y no lo quitan hasta el 7 de enero. Cuando (incluso los m¨¢s anticatalanistas) miran un pesebre s¨®lo se sienten representados por ese campesino que defeca con barretina y sin pudor, entre cabritas, reyes magos, querubines y pastores bienintencionados: el caganer (por ¨¦l quiz¨¢s votar¨ªan).
Son una inmensa minor¨ªa (algunos, lamentablemente, por razones que no admiten bromas) y tienen derecho a la m¨²sica. El villancico es uno de los subg¨¦neros musicales m¨¢s rentables, pero existe el reverso de estas alegres tonadas. La cara B de las canciones de Navidad, una tradici¨®n relegada pero con muchas caras y fans. He aqu¨ª algunos ejemplos.
Mensajes cifrados en los m¨¢s populares.
Ya sea entonada por Raphael, los Pitufos Makineros o la bella viuda del Cuarto Segunda, La Marimorena es uno de los Moby Dick del villancico en la Pen¨ªnsula Ib¨¦rica. Obra capital en la tradici¨®n navide?a, esta aparente cr¨®nica inofensiva del episodio b¨ªblico de la Adoraci¨®n de los Pastores en el portal de Bel¨¦n admite dobles lecturas. Por ejemplo, la marxista. Dec¨ªa Roland Barthes que cualquier texto es, tambi¨¦n, una partitura: su significado depende tambi¨¦n de qui¨¦n y de qu¨¦ modo lo interprete. Desde Georg Luck¨¢cs hasta cualquier indignado con la situaci¨®n actual podr¨ªa leer y cantar su letra bajo el hashtag #rodeaelcongreso. ¡°A esta puerta hemos llegado / cuatrocientos en cuadrilla / si quieres que nos sentemos / saca cuatrocientas sillas¡±. Sentadas insobornables para pedir el stop de las puertas giratorias, el un voto una persona (y una silla) y las sillas (l¨¦ase como butacas del hemiciclo y de los despachos) para todos.
2) La tristeza azul oscuro casi negro.
El antivillancico suele ofrecer sentimiento ant¨®nimo a la euforia: la rabia y la ira. Sin embargo, a veces opta por contraponer a la alegr¨ªa lela una elegancia casi felina. Cuando la discogr¨¢fica Columbia le pidi¨® a la leyenda del jazz Miles Davis una canci¨®n para el ¨¢lbum Jingle Bell Jazz, ¨¦l se cisc¨® en todo el santoral. Descolg¨® el tel¨¦fono, marc¨® el n¨²mero del compositor y cantante Bob Dorough y le dijo, con su estropajosa voz de Nanas despu¨¦s de lavar la vajilla dos d¨ªas despu¨¦s de la cena de Nochevieja: ¡°?Qu¨¦ cojones deber¨ªa tocar para ellos? ?White Christmas?¡±. Se refer¨ªa a la canci¨®n compuesta por Irving Berlin y cantada primero por Bing Crosby, el sencillo m¨¢s vendido de todos los tiempos. As¨ª que Dorough, algo intimidado, prefiri¨® apostar por lo seguro, cambi¨® de color y compuso Blue Xmas. Blue, de azul, pero tambi¨¦n de triste y deprimido. ¡°Blue Christmas, all the waste, all the sham, all the haste / and plain old bad taste¡± (todo el gasto, toda la farsa, toda la prisa y el simple mal gusto).
El grupo de punk-rock Millions of Dead Cops estir¨® de ese hilo y titul¨® su antivillancico Black Christmas. La letra es, en efecto, todav¨ªa m¨¢s oscura: ¡°Sentado all¨ª, sol¨ªsimo / Tratando de ignorar el tel¨¦fono que suena / Las botellas est¨¢n vac¨ªas / No tengo necesidad escuchar m¨¢s malas noticias¡± o ¡°Tu familia espera al lado del ¨¢rbol de Navidad, pregunt¨¢ndose d¨®nde has ido a parar¡±.
3) El alcohol como ant¨ªdoto (y no como celebraci¨®n)
Que la gente bebe demasiado en Navidad queda demostrado en los mensajes navide?os de m¨®vil (tan llenos de erratas que suelen parecer escritos en idiomas como el kazajo) o en el baby boom recurrente que suele detectarse en Nochevieja. Algunos grupos y antivillancicos hacen expl¨ªcito lo socialmente aceptado y lo barnizan con una p¨¢tina de protesta. El grupo de punk humor¨ªstico Peter and the Test Tube Babies, por ejemplo, berrea lo de ¡°I¡¯m getting pissed for Christmas!¡± (me voy a emborrachar, aunque tambi¨¦n se podr¨ªa leer enfadar, por Navidad), aunque tienen la honestidad de admitir a rengl¨®n seguido: ¡°Just like the rest of the year¡± (como el resto del a?o).
Otros grupos que son al tema del bebercio lo que Mart¨ªn de Riquer a la obra de Miguel de Cervantes (verdaderas eminencias) no evitan el tema por Navidad. Es el caso de los angloirlandeses The Pogues, de cuyas bocas melladas salen himnos como Fairytale of New York: ¡°Es Nochebuena, nena, en la celda de los borrachos¡±, todo lo contrario a un cuento de hadas en las calles de la Gran Manzana.
4) El villancico no es violencia (aunque a algunos les agote la paciencia)
Hay quien prefiere un solo de guitarra de quince minutos de un grupo de heavy metal noruego (de los ochenta) que un villancico inofensivo. Por eso batallan esa violencia s¨®nica que deben soportar sus o¨ªdos con las mismas armas. Estos defensores de las pistolas en Navidad, estos Charlton Heston (s¨ª, el actor protenencia de armas que afirm¨®: ¡°"s¨®lo me las quitar¨¢n de mis manos fr¨ªas y muertas¡±) de los antivillancicos, estar¨ªan representados por el grupo de punk californiano The Vandals y por la canci¨®n A Gun for Christmas : ¡°Me comprar¨¦ un arma en Navidad / para proteger mis regalos¡±. No es preciso tomarlo literalmente, la letra es m¨¢s bien ir¨®nica.
5) Las puyas a Santa Claus
La ¨²ltima y m¨¢s vil opci¨®n pasa por el insulto gratuito al venerable Santa Claus. Insinuaciones sobre su deficiente capacidad motora, sobre su desenfreno sexual o sobre su santa esposa. Seguramente a Pap¨¢ Noel no le gustara que en 1952 el ni?ato de Jimmy Boyd se hiciera de oro con I saw mommy kissing Santa Claus, en la que insinuaba una relaci¨®n ad¨²ltera entre el barbudo bonach¨®n y su progenitora. Ni tampoco que Clarence Carter triunfara a golpe de funk trompetero con Back Door Santa, despu¨¦s sampleada por el grupo de hip hop Run DMC, tema en el que lo presentaba como el t¨ªpico amante que entra en los hogares asegur¨¢ndose de que podr¨¢ escapar por la puerta de atr¨¢s tras aliviarse con la se?ora de la casa: ¡°Siempre tengo cambio en mi bosillo, por si hay ni?os en casa / les doy unos duros para quedarme a solas con ella / Me llaman Back Door Santa / Siempre hago a las chicas felices / mientras los chicos est¨¢n fuera¡±.
Seguro que esas acusaciones de s¨¢tiro le sentaron como un tiro, pero se debi¨® ofender de veras cuando The Sterilles, un grupo de chicas punks, se atrevieron a mentar a su se?ora en la canci¨®n Miss Santa Claus has menopause. No estamos ante insulto alguno, pero a veces los ataques dependen de la intenci¨®n de quien los emite. Y estas chicas dec¨ªan eso de su santa esposa para protestar por no recibir nunca los regalos que le hab¨ªan pedido a ¨¦l.
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