Restaurantes para recordar de 2014
Los 10 restaurantes del a?o: nuevos y viejos; unos finolis y otros de crisis. No son los mejores, son los que me han hecho sentirme m¨¢s a gusto
La listitits es una de las muchas enfermedades que afectan a los medios de comunicaci¨®n en este principio de siglo. No niego que el fen¨®meno llega a resultar cansino, pero los tops son una de las sarnas period¨ªsticas que con m¨¢s gusto me pican: como persona poco elevada, me divierten a la par que me ayudan a ordenar el mundo. As¨ª que he decidido despedirme de este cad¨¢ver corrupto que es 2014 regalando a la humanidad otro listado m¨¢s. Incluye restaurantes nuevos y viejos; unos finolis y otros m¨¢s de crisis. No son los mejores, son los que me han hecho sentirme m¨¢s a gusto.
El puesto n¨²mero 10 se lo doy a Comala, el mexicano de Abraham Garc¨ªa en Madrid. Sus alubias de Tolosa a la mexicana no son fusi¨®n, sino fisi¨®n nuclear culinaria capaz de generar kilovatios de alegr¨ªa. El 9 es para la cordobesa Taberna La Montillana, que me hizo conocer la perfecci¨®n en lo que a berenjenas fritas se refiere. El 8, sin discusi¨®n, va para el Espai Kru, de Barcelona, porque me da que sus apote¨®sicas creaciones en crudo no tienen el reconocimiento nacional que merecen.
En mi Eurovisi¨®n hostelera particular quedar¨ªa en s¨¦ptimo puesto Mostassa, un local sin pretensiones, pero con mucho amor al detalle, del Eixample barcelon¨¦s, en el que he pasado cientos de horas escribiendo y consumiendo salchichas con mostazas caseras. El sexto lo ganar¨ªa el madrile?o Kena, donde el chef peruano Luis Ar¨¦valo practica la cocina nikkei m¨¢s refinada que yo he probado en Espa?a. The Loaf, en San Sebasti¨¢n, se har¨ªa con el quinto, porque sus bocadillos son puro porno panarra.
Una cena en Sa Llagosta (Menorca) fue el cl¨ªmax del verano gracias a un prodigioso tartar de pescado de roca: cuarta posici¨®n adjudicada. El cochinillo asado de La Portada de Mediod¨ªa, en Torrecaballeros (Segovia), merece la tercera, porque una ejecuci¨®n tan perfecta y un servicio tan ejemplar no se encuentran todos los d¨ªas. La segunda debe ser para el BarBas, al que en los dos ¨²ltimos meses he peregrinado en busca de sus chips caseras, sus matrimonios de anchoa y boquer¨®n y sus estratosf¨¦ricas alb¨®ndigas de sepia.
?Y el number one? Me apetece d¨¢rselo a una tasca del barrio de Gracia cercana a mi oficina, llamada Bar Casi. En un ambiente de radical antidise?o, all¨ª encuentro la misma comida sencilla, cuidada y sin trampas que yo me har¨ªa en mi casa. Pienso en su men¨² del d¨ªa, con coliflor con patatas o potaje de garbanzos, y me reconforta considerar que a¨²n hay lujos que solo cuestan 10 euros.
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