La esperanza tunecina
Beji Ca?d Essebsi es el primer jefe de Estado ¨¢rabe elegido democr¨¢ticamente con un programa civil modernista, liberal y secular. El extremismo religioso y un entorno regional ca¨®tico son sus grandes desaf¨ªos
El viejo prejuicio seg¨²n el cual las vanguardias van siempre por delante de los pueblos acaba de ser invalidado una vez m¨¢s: en T¨²nez, pa¨ªs pionero donde salt¨® la chispa que dio vida a la primavera ¨¢rabe, es la sociedad civil quien, a su manera, obliga a las ¨¦lites a adecuarse a sus aspiraciones profundas. Scenarii : enero 2011, salida de Ben Al¨ª ; vac¨ªo de poder, llamada a Beji Ca?d Essebsi, veterano del burguibismo y laico declarado, para dirigir el per¨ªodo de transici¨®n que se inicia y organizar las elecciones para la Constituyente ; octubre 2011, elecciones y victoria relativa de los islamistas de Ennahda ; largo per¨ªodo de transici¨®n durante el cual los islamistas se aferran al poder, reh¨²san organizar como previsto elecciones legislativas, pretenden islamizar las instituciones , son incapaces de proponer una orientaci¨®n econ¨®mica cre¨ªble, mientras que la sociedad se moviliza en su contra, especialmente las mujeres a las que pretend¨ªan cambiar el estatus civil, y dirigentes dem¨®cratas son asesinados por criminales bajo las ¨®rdenes de grupos paralelos. M¨¢s grave: el islamismo salafista militarizado aparece a plena luz, proclamando su voluntad de instaurar una sociedad teocr¨¢tica. Ennahda, complaciente, siente r¨¢pidamente el peligro, pero est¨¢ ya desbordado en sus m¨¢rgenes. T¨²nez est¨¢ en estado de guerra civil latente. Reina la inestabilidad.
Julio 2013, cambio de decorado gracias al golpe de estado del general Sissi en Egipto. Los Hermanos Musulmanes egipcios, s¨®lido sost¨¦n de los islamistas tunecinos, son reprimidos. Ennahda comprende inmediatamente el mensaje: deja el poder en manos de un gobierno de ? tecn¨®cratas ? a la espera de la organizaci¨®n de elecciones. Enfrente, las fuerzas democr¨¢ticas y laicas, incapaces de entenderse, se estancan. B¨¦ji Ca?d Essebsi, que se hab¨ªa colocado al acecho, aprovecha la ocasi¨®n, extiende las bases del partido Nidaa Tounes que acababa de crear y se lanza a la batalla reuniendo a la mayor¨ªa de los oponentes a los islamistas. Noviembre 2014: victoria de Nidaa Tounes en las legislativas; diciembre, victoria de Beji Ca?d Essebsi en la segunda vuelta de las presidenciales: se convierte en el primer Jefe de Estado ¨¢rabe elegido democr¨¢ticamente con un programa civil modernista, liberal y secular. Como estaba acordado. Pero si la victoria en las presidenciales ha sido estrepitosa (55,68% frente al 44,32% de su adversario, Moncef Marzouki), no significa a¨²n as¨ª un cheque en blanco, ya que los electores hab¨ªan instaurado un sutil equilibrio en las legislativas, al no dar la mayor¨ªa a nadie. La sociedad civil tunecina encarrila el proceso democr¨¢tico de cabo a rabo.
Las dos fuerzas pol¨ªticas, Islamistas y modernistas, han conducido juntos el proceso electoral
El nuevo Presidente, consciente de esta nueva torna, afronta desaf¨ªos temibles. Varias tareas de envergadura esperan urgentes soluciones : la econom¨ªa tunecina est¨¢ en profunda crisis ; crecimiento estancado, paro masivo, exclusi¨®n de la juventud (que se ha mayoritariamente abstenido en estas elecciones), infraestructuras degradadas, turismo sin vigor, inversiones extranjeras muy d¨¦biles, inversiones privadas casi inexistentes, deuda importante con vencimiento en 2017, ausencia de ayuda internacional ; todo indica, como nos lo ha recordado durante una conversaci¨®n privada el candidato Beji Ca?d Essebsi, que ? T¨²nez deber¨¢ en primer lugar contar con ella misma para levantarse ? .
?C¨®mo va a afrontar esos desaf¨ªos el nuevo poder? La campa?a de las presidenciales no ha respondido a esta cuesti¨®n. B¨¦ji Ca?d Essebsi tratar¨¢ de liberalizar a¨²n m¨¢s la econom¨ªa, pero resulta obligado constatar que no parece que ning¨²n programa de envergadura vaya a trazar una orientaci¨®n precisa m¨¢s all¨¢ de las buenas intenciones sobre la ? gobernanza ? y la ? restauraci¨®n de la autoridad del Estado ?. Ello es a¨²n m¨¢s cierto en lo que concierne a la cuesti¨®n social, raz¨®n principal de la revoluci¨®n de 2011, la gran olvidada en los programas de unos y de otros, a excepci¨®n del Frente popular de izquierda de Hamma Hamami. Por lo tanto, el nuevo presidente deber¨¢ al mismo tiempo buscar el apoyo de los medios empresariales y de los sindicatos. La cuadratura del c¨ªrculo¡
Segundo desaf¨ªo: la inestabilidad pol¨ªtica. Est¨¢ claro que las dos fuerzas principales ¨Cislamistas y modernistas- han conducido juntos, con la base de un acuerdo t¨¢cito concluido durante un encuentro entre Beji Ca?d Essebsi y Rachid Ghanouchi en Par¨ªs en agosto de 2014, el proceso electoral. Los dos dirigentes han dado muestra de un sentido agudo de la responsabilidad. Sin embargo, los dos se enfrentan a tendencias polic¨¦ntricas en el seno de sus respectivas organizaciones. Ennahda est¨¢ amenazado por una crisis interna, en la cual la dimisi¨®n de su secretario general, el exjefe de gobierno Hammadi Jeba?li, es tan s¨®lo una premisa. Emerge una nueva generaci¨®n islamista que, sin cuestionar el magisterio carism¨¢tico de Rachid Ghanouchi, quiere tener un papel en la experiencia democr¨¢tica en curso. Para Ghanouchi, el desaf¨ªo principal es saber si llegar¨¢ a crear una especie de ? democracia islamista ? comparable a la democracia cristiana europea, portadora, m¨¢s all¨¢ de su referencia religiosa, de una verdadera base de valores democr¨¢ticos y modernistas. Por otro lado, nada indica que las tendencias extremistas, con las cuales Ennahda rechaza romper con claridad, van a aceptar ese juego democr¨¢tico. En frente, el partido Nidaa Tounes no es m¨¢s homog¨¦neo: en ¨¦l participan antiguos miembros del partido de Ben Ali, representantes de movimientos asociativos, del mundo de los negocios y de personalidades en busca de responsabilidades pol¨ªticas: amplio espectro que va desde liberales hasta la izquierda moderada. De hecho, la ¨²nica base segura para Beji Ca?d Essebsi sigue siendo su legitimidad personal, indiscutida. Pero deber¨¢ avanzar r¨¢pidamente, puesto que las expectativas son grandes.
Es indispensable que Europa se movilice para aporta al pa¨ªs la ayuda multiforme que necesita
Otro desaf¨ªo temible: el caos libio. Contrariamente a los dirigentes de Ennadha, aliada con los Hermanos Musulmanes egipcios, B¨¦ji Ca?d Essebsi declara tajantemente su intenci¨®n, para contener el islamismo armado que reina en Libia, de ? encuadrar estrat¨¦gicamente ? ese pa¨ªs ali¨¢ndose con el Egipto del general Sissi y Argelia al mismo tiempo que buscar¨¢ el apoyo de N¨ªger y de Mal¨ª al sur. Es un cambio radical --- mientras que los islamistas de Ennahda prefer¨ªan jugar a los intermediarios entre las diferentes fracciones islamistas. Las reacciones muy favorables de Egipto y Argelia ante su elecci¨®n muestran claramente que va a darse un giro en la regi¨®n, que se inscribe en una ? Santa Alianza ? contra el ? Estado isl¨¢mico ? incluyendo a Ir¨¢n, los pa¨ªses del Golfo, Arabia Saud¨ª e incluso Qatar (que hasta hace bien poco apoyaba a los Hermanos Musulmanes egipcios y a Ennahda).
El nuevo presidente y su gobierno tienen actualmente los medios institucionales para gobernar. La Segunda Rep¨²blica tunecina est¨¢ encarrilada. El futuro de la revoluci¨®n tunecina depender¨¢ de la capacidad de responder a estos desaf¨ªos. Pero, incluso enfrentada a una crisis econ¨®mica sin precedentes, al aumento del extremismo religioso, a un entorno regional ca¨®tico y hostil, la sociedad civil tunecina, comadrona de la primavera ¨¢rabe, todav¨ªa contin¨²a sorprendiendo al profundizar en sus aspiraciones democr¨¢ticas. Resulta un motivo inmenso de esperanza para todos los pueblos ¨¢rabes. Es tambi¨¦n por ello por lo cual es indispensable que Europa se movilice al fin para aportar a T¨²nez la ayuda multiforme que necesita.
Sami Na?r Profesor de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla. Autor de La lecci¨®n tunecina (Galaxia Gutenberg 2012).
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