Piketty: J¡¯accuse
El dirigente del PSOE Pedro S¨¢nchez debatir¨¢ con el economista franc¨¦s despu¨¦s de que este se haya alejado del socialismo franc¨¦s
Apenas unos d¨ªas antes de llegar a Madrid a presentar su libro El capital en el siglo XXI (Fondo de Cultura Econ¨®mica) y a debatir p¨²blicamente sobre la desigualdad y sobre la situaci¨®n econ¨®mica con Pedro S¨¢nchez, secretario general del PSOE, el economista Thomas Piketty dio la campanada en su pa¨ªs al rechazar la Legi¨®n de Honor, la mayor condecoraci¨®n que concede el Gobierno franc¨¦s.
Piketty ¡ª¡°No creo que le corresponda a un Gobierno decidir lo que es honorable¡±, dijo para justificarse¡ª ya hab¨ªa manifestado su distanciamiento con Hollande y sus primeros ministros. Cuando el corresponsal en Par¨ªs de Abc, Juan Pedro Qui?onero, le recuerda que firm¨® con un grupo de economistas un documento pidiendo el voto para Hollande en las elecciones de 2012, Piketty le responde: ¡°No me hable (...) Un balance catastr¨®fico (...) Estoy aterrado por el grado de improvisaci¨®n de Hollande, su Gobierno y sus primeros ministros (...) Con Hollande mi decepci¨®n m¨¢s grande es su traici¨®n a sus primeras promesas electorales. Y su incapacidad para influir en Europa¡±.
Vamos a ver c¨®mo torea estas opiniones Pedro S¨¢nchez, cuando el jueves se encuentre cara a cara con Piketty, un acad¨¦mico y un investigador al que no gustan demasiado los corrillos pol¨ªticos, y que ha declarado: ¡°Si mi libro inquieta es porque mi perfil no es el de un militante de extrema izquierda, sino el de un cient¨ªfico social¡±.
El argumento final de El capital en el siglo XXI es que concentraciones extremas de renta y de la riqueza como las que se dan en nuestras sociedades (Espa?a es uno de los pa¨ªses donde m¨¢s han crecido las desigualdades desde el a?o 2007) amenazan los valores de la meritocracia y de la econom¨ªa de mercado, como la cohesi¨®n social y la justicia, que son aquellos sobre los que se asienta la democracia. Para llegar a esa conclusi¨®n, Piketty no se apoya en el Manifiesto comunista ni en El Capital (que confiesa no haber le¨ªdo), sino en el art¨ªculo primero de la Declaraci¨®n de Derechos del Hombre de 1789: ¡°Los hombres nacen y permanecen libres e iguales en derechos. Las distinciones sociales s¨®lo pueden basarse en la utilidad com¨²n¡±.
Este joven cient¨ªfico social franc¨¦s, nada ideologizado, hijo de dos soixante-huitards, ha logrado penetrar en el coraz¨®n de la academia (sobre todo en la dominante, la americana) y convertir su gigantesco texto sobre la desigualdad en el m¨¢s influyente manual europeo en el mundo anglosaj¨®n. Antes de la publicaci¨®n del libro, Piketty no era un ensayista consagrado, aunque sus textos sobre la desigualdad, junto con los de Emmanuel S¨¢ez (otro economista franc¨¦s, residente en Berkeley), Anthony Atkinson (Oxford) o Gabriel Zucman (London School of Economics: leer de este el recientemente publicado La riqueza oculta de las naciones, Pasado/Presente) circulaban mucho y eran comentados en los ambientes acad¨¦micos y en los de los organismos multilaterales tipo FMI, Banco Mundial o en la OCDE.
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