Partidos manchados
Las fuerzas pol¨ªticas tienen que elegir entre limpiar sus cuentas o arriesgarse a desaparecer
El informe del fiscal del Tribunal de Cuentas sobre indicios de falsedad documental e il¨ªcitos tributarios de varios partidos, publicado hoy por este peri¨®dico, ofrece m¨¢s motivos a la ciudadan¨ªa para mantener su desconfianza en unas organizaciones a las que sostiene con sus contribuciones obligadas (v¨ªa presupuestos p¨²blicos) y sin que los receptores garanticen la buena administraci¨®n de los fondos. Por curados de espanto que estemos, no deja de sorprender que en un a?o tan reciente como el de 2012 los partidos m¨¢s importantes continuaran conculcando, presuntamente, las normas legales que rigen su funcionamiento.
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Pese a la omnipresencia de la corrupci¨®n en el debate p¨²blico, en la mentalidad de las direcciones de los partidos importa m¨¢s usar los esc¨¢ndalos como armas contra el adversario, que reformarse seriamente. La estrategia compartida de magnificar los problemas ajenos para alejar la atenci¨®n de los propios parte del sobrentendido de que unos esc¨¢ndalos neutralizan electoralmente a otros. Pero el precio de ese modo de obrar es el descr¨¦dito del conjunto de la clase pol¨ªtica, aunque muchas de las personas que la integran no sean culpables de nada.
La base de la investigaci¨®n procede del Tribunal de Cuentas, que parece empezar a tomarse en serio su papel como fiscalizador de las fuerzas pol¨ªticas tras a?os de ineficacia y exceso de prebendados. Otras irregularidades ya hab¨ªan sido observadas en ejercicios anteriores, pero la lentitud en el trabajo del Tribunal, que ha llegado a acumular hasta cuatro y cinco a?os de retraso en las fiscalizaciones, y la falta de mayor respaldo legal ¡ªque solo ha logrado recientemente¡ª ha facilitado bien la prescripci¨®n de delitos, bien la escasez de expedientes sancionadores. Ahora ya est¨¢ realizada la revisi¨®n de 2012 y la Fiscal¨ªa no quiere pasar por alto las irregularidades advertidas en ese ejercicio que, a su juicio, podr¨ªan tener trascendencia penal. No deja de ser un cambio, por ejemplo, respecto a los a?os de gesti¨®n presuntamente delictiva de extesoreros del Partido Popular, que el Tribunal de Cuentas no hab¨ªa descubierto.
El estallido del caso B¨¢rcenas, hace pr¨¢cticamente dos a?os, propici¨® el anuncio de Mariano Rajoy de nuevas medidas anticorrupci¨®n y de limitaciones a la financiaci¨®n de los partidos, que todav¨ªa se encuentran en tr¨¢mite parlamentario. El problema es que cada reforma suele responder a casos del pasado, en vez de revisar a fondo toda la legislaci¨®n de partidos y establecer controles severos con vistas al futuro.
Por descontado, las fuerzas pol¨ªticas afectadas est¨¢n obligadas a explicarse sobre las irregularidades descubiertas. Pero tambi¨¦n tienen la obligaci¨®n de cortar con los modos del pasado. Ser¨ªa una se?al p¨¦sima que no sacaran conclusiones de sus culpas y que no se comprometieran formalmente a garantizar la limpieza de las competiciones en este a?o crucial de 2015.
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