La desmitificaci¨®n (y diversidad) de Internet
El soci¨®logo Fr¨¦d¨¦ric Martel afirma en su nuevo libro que ¡°a pesar de su imagen global uniforme, Internet es diferente en todas partes¡±
Despu¨¦s de hacer cola durante m¨¢s de una hora, Fr¨¦d¨¦ric Martel entr¨® en un cibercaf¨¦ de La Habana (Cuba) y, ante un ordenador viejo y lento, tuvo la sensaci¨®n de que no estaba en el siglo XXI. No pudo ver todas las p¨¢ginas que deseaba y el servicio era demasiado caro: 10 minutos por un euro, es decir, el salario de casi un d¨ªa en el pa¨ªs caribe?o. No hac¨ªa mucho que Martel hab¨ªa estado en la Franja de Gaza (¡°un territorio palestino que es como una prisi¨®n¡±) y, tambi¨¦n en un cibercaf¨¦, vio a gente entreteni¨¦ndose en p¨¢ginas l¨²dicas o videojuegos online. En La Habana, en cambio, las 20 personas que estaban a su alrededor ¡°no perd¨ªan el tiempo.¡± Miraban sus correos electr¨®nicos y ninguna entraba en Facebook, porque en la isla est¨¢ bloqueado. Poco despu¨¦s, en Soweto, al sudoeste de Johanesburgo (Sud¨¢frica), se sorprendi¨® al ver que, hasta en los barrios con m¨¢s miseria, todos ten¨ªan un m¨®vil para escuchar la radio, consultar la meteorolog¨ªa o leer el hor¨®scopo. Muchos ten¨ªan tambi¨¦n un ordenador port¨¢til y, aunque nunca hab¨ªan ido a alg¨²n instituto o universidad, hab¨ªan aprendido cosas, oficios y hasta profesiones gracias a Internet.
¡°Ni realmente globalizado ni verdaderamente uniformizado, Internet depende por tanto en gran medida de las culturas, las lenguas y los contextos nacionales. En la red, todas las conversaciones son diferentes¡±
¡°Los palestinos de Gaza, masivamente conectados, utilizan las mismas redes sociales y aplicaciones que el resto del mundo, aunque no tengan ni la libertad de salir de su pa¨ªs. Los cubanos sue?an con la web: quieren acceder a Internet para escapar de su aislamiento. En cuanto a los sudafricanos de los townships, creen en la emancipaci¨®n individual gracias a Internet y esperan salir adelante mediante el desarrollo econ¨®mico y el mundo digital¡±, concluy¨® este soci¨®logo y periodista franc¨¦s cuando, despu¨¦s de visitar unos 50 pa¨ªses en total para observar en qu¨¦ consisten sus pr¨¢cticas digitales, se puso a escribir Smart. Internet(s): la investigaci¨®n (Taurus).
Fr¨¦d¨¦ric Martel es doctor en Sociolog¨ªa, tiene varios posgrados en Filosof¨ªa, Ciencias Pol¨ªticas y Derecho, ha sido agregado cultural de la embajada francesa en Ruman¨ªa y Estados Unidos e imparte cursos en universidades como Harvard. Es autor, entre otros libros, de La cultura en Am¨¦rica (Gallimard) y de Cultura Mainstream: c¨®mo nacen los fen¨®menos de masas (Turus), donde afirma que los pa¨ªses ahora influyen en el ¨¢mbito internacional, sobre todo, a trav¨¦s de su cultura e ideolog¨ªa y no s¨®lo a trav¨¦s de su poder militar e ideol¨®gico.
A Martel le interesan los h¨¢bitos cambiantes socioculturales que moldean la vida de las personas. Por eso ahora se ha propuesto desmitificar a la sociedad digital. Despu¨¦s de sus investigaciones, piensa que ¡°podemos recuperar el control sobre lo digital ??, y sobre nuestras vidas, a condici¨®n de comprender la din¨¢mica del fen¨®meno de internet que, en vez de ser algo desencarnado e internacional, est¨¢ profundamente arraigado en un territorio y una comunidad, y adopta una fuerte dimensi¨®n de proximidad.¡±
En el origen de Smart. Internet(s): la investigaci¨®n est¨¢, c¨®mo no, el Valle del Silicio. En esa regi¨®n de San Francisco (California), ¡°no tanto un punto geogr¨¢fico sino un estado de ¨¢nimo¡±, este soci¨®logo de 47 a?os convers¨® con varios j¨®venes emprendedores, recorri¨® las sedes de las principales empresas tecnol¨®gicas como quien transita por ¡°una jaula de oro¡± y, al final, apunt¨®: ¡°todos los internets son diferentes y el Internet californiano es el m¨¢s diferente de todos.¡±
Esa es, en suma, la tesis de su libro: ¡°a pesar de su imagen global uniforme, Internet es diferente en todas partes.¡± Se trata de un fen¨®meno territorializado, sostiene. ¡°Por sorprendente que pueda parecer, Internet no suprime los l¨ªmites geogr¨¢ficos tradicionales, ni disuelve las identidades culturales, ni allana las diferencias ling¨¹¨ªsticas, sino que las consagra.¡±
Cuarenta por ciento de la poblaci¨®n mundial tiene acceso a Internet. Pero la mayor¨ªa no se conecta desde un ordenador, sino desde un tel¨¦fono inteligente. En 2013 se vendieron 1.000 millones de nuevos smartphones en todo el mundo. Pero en cada pa¨ªs las pr¨¢cticas digitales son diferentes. No se consultan las mismas p¨¢ginas y no se utilizan las mismas aplicaciones, seg¨²n las observaciones de Fr¨¦d¨¦ric Martel. ¡°Ni realmente globalizado ni verdaderamente uniformizado, Internet depende por tanto en gran medida de las culturas, las lenguas y los contextos nacionales. En la red, todas las conversaciones son diferentes¡±, concluye. Y pone como ejemplo a la India, donde ¡°se constata, en efecto, que lejos de disminuir con la globalizaci¨®n y las tecnolog¨ªas, las tradiciones, los sistemas de castas y los matrimonios concertados est¨¢n cobrando nueva vida en Internet y en las redes sociales.¡±
Los viajes de Martel son tan numerosos como ilustrativos. En China, por ejemplo, vio que las empresas estadounidenses han fracasado porque ah¨ª han creado las suyas¡ a su manera. Es decir, las han clonado. ¡°Los chinos quer¨ªan tener acceso a las mismas p¨¢ginas y servicios que los estadounidenses, pero sin depender de ellos. Y, por lo tanto, les bast¨® duplicarlas.¡± En M¨¦xico convers¨® con Carlos Slim Jr., el magnate que domina las telecomunicaciones en Am¨¦rica Latina, con casi 300 millones de clientes en 18 pa¨ªses. ¡°En M¨¦xico todo el mundo tiene m¨®vil, pero muy pocos tienen acceso a Internet en casa¡±, nos hace notar el autor, debido a los elevados precios del monopolio de Slim. Y, en estos tiempos aciagos, los mexicanos utilizan las redes sociales para evitar toparse con los narcotraficantes, contando ¡°por d¨®nde andan.¡± En Televisa, el gigante de la comunicaci¨®n en espa?ol, conoci¨® los detalles de la Social Tv, esa que implica a ¡°la otra pantalla¡±, la del m¨®vil, mientras se ve alg¨²n programa o serie, que permite la interacci¨®n de los espectadores. India le pareci¨® ¡°las trastienda de Silicon Valley, porque las startups de Estados Unidos prefieren contratar mano de obra barata en ese pa¨ªs asi¨¢tico donde hay talentosos desarrolladores de software. En Rusia, Brasil e Israel visit¨® Smart Citys, cuyo desarrollo depende de tres esferas independientes: la universidad, la industria y el Estado. En el mundo ¨¢rabe se fij¨® en las redes sociales como catalizadoras de cambios pol¨ªticos y sociales. Hizo m¨¢s viajes. No se pierdan la cr¨®nica y sus hallazgos en Smart.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.