Grecia en el filo de la navaja
Europa sigue buscando la manera de sobrevivir a la presente crisis, y hacerlo adem¨¢s sin perder su importancia en el orden mundial. Desgraciadamente nuestra toma de decisiones sigue teniendo graves carencias. Buen ejemplo de ello es la reciente amenaza alemana de sacar a Grecia del euro en caso de producirse una victoria electoral de Syriza.
En primer lugar: llama la atenci¨®n que una decisi¨®n tan delicada, y que tantas repercusiones puede acarrear, se tome atendiendo a un criterio m¨¢s pol¨ªtico que econ¨®mico. En segundo lugar: quien ha realizado esta afirmaci¨®n no es el Banco Central Europeo sino el ministro de Finanzas germano, Wolfgang Sch?uble; ya que acordamos tener un supervisor ¨²nico quiz¨¢s la decisi¨®n deber¨ªa tomarla otro organismo. Y por ¨²ltimo, aunque no menos grave, utilizar la prensa para dar a conocer esta dram¨¢tica decisi¨®n. Si bien no es la primera vez que ocurre (Mario Draghi utiliz¨® las p¨¢ginas de Handelsblatt para anunciar la posible compra de deuda soberana), su idoneidad es m¨¢s que cuestionable.
Es imposible alcanzar la madurez que la UE necesita si nos dedicamos a manosear decisiones tan importantes.
Los europeos necesitamos respuestas, en vez de bravatas dial¨¦cticas que no arreglan ninguno de nuestros problemas.¡ª Jaime Aznar Auzmendi. Pamplona.
Los que hemos trabajado en la banca a la vieja usanza, sabemos que tanta o m¨¢s responsabilidad en un pr¨¦stamo fallido tiene el prestamista como el prestatario, dado que la formaci¨®n y medios del prestamista es generalmente muy superior, de ah¨ª que la concesi¨®n de pr¨¦stamos estuviese sujeta a un riguroso an¨¢lisis de las posibilidades y condici¨®n del peticionario. Yo mismo pude ver la negaci¨®n de pr¨¦stamos a¨²n gozando de aval de terceros (generalmente sujetos a propiedad de vivienda) si se ve¨ªa la posibilidad de que la ejecuci¨®n de esa garant¨ªa pudiese poner en aprietos al avalista. Pues bien, en los tiempos actuales ya no es as¨ª. Se supone que el infeliz que ha suscrito un pr¨¦stamo goza de mayores conocimientos que la entidad que se lo ha dado, y en consecuencia hay que machacarlo para recuperar la deuda. Pero lo inaudito es que este mismo procedimiento se ha llevado entre Estados.
Durante la feliz d¨¦cada entre mediados de los noventa y primeros a?os del siglo XXI en que Alemania se inflaba de vender autom¨®viles, submarinos y tanques a Grecia a puro cr¨¦dito, no se miraba su calidad crediticia (ni la de otros pa¨ªses) y todo iba sobre ruedas. Llegada la crisis, hay que salvar como sea los muebles. Se imponen condiciones draconianas a los deudores aun sabiendo que nunca se van a recuperar esas deudas; pero no hay que reconocerlas para no asumir las p¨¦rdidas. La patata caliente se ir¨¢ pasando por generaciones.
Y para asegurar a¨²n m¨¢s este juego de ¡°no pagas pero me debes¡±, Alemania se permite la licencia de amenazar a Grecia con la salida del euro si no resulta elegido el partido que les gusta.¡ª Carlos de Francisco Calvo. Madrid.
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