Impuestos contra la deflaci¨®n
La deflaci¨®n est¨¢ causada por la demograf¨ªa, no por la ca¨ªda de los precios. El remedio hay que buscarlo en la pol¨ªtica tributaria, no en la monetaria. Bajar los tipos de inter¨¦s a cero puede ser contraproducente
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?Qu¨¦ dir¨ªamos a un m¨¦dico que nos asegurase que no tenemos c¨¢ncer porque no tenemos fiebre? Pues que confunde la velocidad con el tocino porque el c¨¢ncer y la fiebre no tienen mucho que ver. ?Qu¨¦ dir¨ªamos a un economista, o a un ministro, o a un banco central que nos dijera que no estamos en deflaci¨®n porque los precios est¨¢n subiendo? Ah¨ª mucha gente dudar¨ªa porque la inconsistencia del argumento no es tan aparente. Pero habr¨ªa que decirle lo mismo que al m¨¦dico, que confunde la velocidad con el tocino, porque la deflaci¨®n y la ca¨ªda de los precios no tienen mucho que ver. Pocos m¨¦dicos diagnostican el c¨¢ncer por la fiebre, afortunadamente. Pero la gran mayor¨ªa de los economistas, ministros y bancos centrales diagnostica la deflaci¨®n por la ca¨ªda de los precios y, peor a¨²n, intentan combatirla procurando que los precios crezcan, lo que es como tratar el c¨¢ncer con antipir¨¦ticos.
?Qu¨¦ es la deflaci¨®n? Veamos, ?qu¨¦ es mejor, comer hoy o comer ma?ana? La mayor¨ªa contestar¨ªa que hoy, porque ma?ana Dios dir¨¢. ?Cu¨¢nto mejor tiene que ser la comida de ma?ana para que alguien acepte comer ma?ana en vez de hoy? La respuesta est¨¢ relacionada con el precio que le asigne al transcurrir del tiempo. Si el precio que se pide por esperar es muy alto, la comida de ma?ana tendr¨¢ que ser mucho mejor que la de hoy. Partiendo de esta intuici¨®n, los economistas toman la Tasa de Descuento Intertemporal (TDI) como aproximaci¨®n al precio del tiempo y, por convenci¨®n, la estiman utilizando alg¨²n tipo de inter¨¦s a largo plazo. La TDI es el tipo de inter¨¦s profundo de una econom¨ªa o de una sociedad. Es el agujero negro alrededor del cual gravita toda la galaxia de los dem¨¢s tipos de inter¨¦s.
Pero ?qu¨¦ es la deflaci¨®n? Una sociedad est¨¢ en deflaci¨®n cuando tiene una TDI cercana a cero o negativa. Eso equivale a decir que los acontecimientos del futuro tienen tanto o incluso m¨¢s valor que los del presente. La comida de ma?ana, por ejemplo, se valora m¨¢s que la de hoy. En una sociedad deflacionaria se posponen las decisiones de consumo y tambi¨¦n las de inversi¨®n. Hay una gran aversi¨®n al riesgo. Se ahorra en exceso y se consume poco. Se exportan capitales y los super¨¢vits por cuenta corriente se hacen cr¨®nicos. Los precios al consumo pueden caer por falta de demanda pero esa ca¨ªda es s¨ªntoma, no causa de la deflaci¨®n.
?Puede existir una sociedad con una TDI negativa? S¨ª, s¨ª puede. En 1998, el economista japon¨¦s Ryuta Kato estim¨® que para explicar la alta tasa de ahorro que se observa en Jap¨®n ten¨ªa que usar TDI negativas entre el -1% y el -7,5% ?Qu¨¦ proceso lleva a una sociedad ¡°normal¡±, con TDI positiva, a convertirse en una sociedad deflacionaria con TDI negativa? En una breve nota publicada en 2009 en VoxEU (http://www.voxeu.org/article/can-inheritance-taxes-prevent-deflation), propuse un sencillo esquema demogr¨¢fico para explicar la transici¨®n de una TDI positiva a otra negativa. El razonamiento es como sigue.
Hace falta un gravamen de sucesiones muy severo y suavizar mucho el de donaciones?
En toda sociedad conviven personas con TDI positivas y negativas. Los j¨®venes tienden a endeudarse para hacer frente a gastos, como la compra de vivienda, para los que su ahorro es insuficiente. Esto denota preferencia por el presente respecto al futuro y una TDI positiva. Los ancianos, aunque sea contraintuitivo, ahorran, y mucho. Una raz¨®n puede ser el deseo de dejar una herencia lo que, a su vez, puede estar motivado por el deseo de no perder el control de la riqueza y de mantener el poder. Otra raz¨®n es la incertidumbre sobre cu¨¢nto va a durar la propia vida en una sociedad en la que la longevidad sigue creciendo con mucha rapidez. Es razonable suponer que la TDI de los ancianos es negativa e, incluso, muy negativa.
?De qu¨¦ manera deben agregarse las tasas individuales para lograr una TDI del colectivo social? Esta es la cuesti¨®n clave. Se ha discutido mucho este tema de agregaci¨®n en el contexto del an¨¢lisis coste-beneficio de proyectos con horizonte de maduraci¨®n muy largo como, por ejemplo, los de prevenci¨®n del cambio clim¨¢tico. En mi nota de 2009 us¨¦ un modelo de descuento basado en la funci¨®n gamma, propuesto por Martin Weitzman, que parece particularmente indicado para la agregaci¨®n de TDI. Los resultados de una sencilla simulaci¨®n en una sociedad en la que hay j¨®venes con una TDI del 4% y ancianos con una TDI del -4% ilustran los resultados demoledores del cambio demogr¨¢fico: un incremento del porcentaje de ancianos del 10% al 30% hunde a la TDI agregada en zona negativa. Los efectos del envejecimiento sobre la TDI son m¨¢s que proporcionales.
Este es el resultado clave. La sociedad ha entrado en deflaci¨®n. La ca¨ªda en deflaci¨®n de una sociedad es un proceso no lineal que va mucho m¨¢s deprisa que el cambio demogr¨¢fico que lo desencadena. En otras palabras, la deflaci¨®n entra en una sociedad sin anunciarse, de manera subrepticia. La sociedad puede envejecer lentamente, pero puede caer en deflaci¨®n con mucha rapidez. El proceso puede hacerse todav¨ªa m¨¢s r¨¢pido si, como ocurre en muchos pa¨ªses, la riqueza est¨¢ concentrada en la poblaci¨®n m¨¢s anciana.
Hay que llevar la lucha antideflaci¨®n a las familias, que es donde hay posibilidades de victoria
?Cu¨¢les son las consecuencias de la deflaci¨®n? Sin ¨¢nimo de ser exhaustivo, citar¨¦ en primer lugar un incremento de la tasa de ahorro generado por la preferencia del consumo futuro respecto al consumo presente. Ello puede llevar, en segundo lugar, a que la demanda agregada se torne insensible a los precios y se vuelva vertical ¡ªla infame trampa de la liquidez¡ª, provocando ca¨ªdas de precios en cadena y creando un c¨ªrculo vicioso que agrava el problema.
En tercer lugar, la ca¨ªda de la TDI provoca un aumento de la aversi¨®n al riesgo en el conjunto de la sociedad: la preservaci¨®n del capital se torna el principio rector de la asignaci¨®n de recursos en detrimento de la inversi¨®n productiva, que es la que crea empresas y empleo. En cuarto lugar, la combinaci¨®n del crecimiento de la tasa de ahorro con el aumento de la aversi¨®n al riesgo provoca un exceso de ahorro, o de fondos prestables, que no encuentra inversiones lo suficientemente seguras. Ello genera, en quinto lugar, una presi¨®n a la baja sobre los tipos de inter¨¦s que los hace converger hacia cero. En sexto lugar, el exceso de ahorro se manifiesta en exportaciones de capital en busca de rendimientos m¨¢s elevados que los que ofrece la econom¨ªa dom¨¦stica. Esto, en s¨¦ptimo lugar, se manifiesta en super¨¢vits cr¨®nicos por cuenta corriente en los pa¨ªses deflacionarios. Y, en octavo lugar, se manifiesta tambi¨¦n en la creaci¨®n de burbujas especulativas en terceros pa¨ªses, alimentadas por los flujos internacionales de capital. Es f¨¢cil reconocer en esas caracter¨ªsticas estilizadas a pa¨ªses como Jap¨®n o Alemania, que ya han recorrido un buen trecho en el camino de la deflaci¨®n.
?Qu¨¦ hacer? ?Qu¨¦ remedios pueden aplicarse contra la deflaci¨®n? Como hemos sugerido al principio, no parece que una expansi¨®n monetaria ilimitada tanto cuantitativa como temporalmente sea el remedio adecuado. Es, como mucho, un tratamiento sintom¨¢tico de la enfermedad que puede ser, incluso, contraproducente porque contribuye a empujar a los tipos de inter¨¦s hacia cero. Por otra parte, tampoco parece posible ¡ªo deseable¡ª revertir o limitar el envejecimiento de la poblaci¨®n controlando el crecimiento de la esperanza de vida. Menos reparos morales tendr¨ªan pol¨ªticas de fomento de la natalidad, aunque la experiencia indica que su ¨¦xito ser¨ªa limitado. M¨¢s prometedor parece actuar sobre los agravantes de la conexi¨®n entre envejecimiento y ca¨ªda de la TDI. El principal de estos agravantes es la acumulaci¨®n de la riqueza y del poder de decisi¨®n en las personas mayores, que es un factor de amplificaci¨®n de la no linealidad inherente en la determinaci¨®n de la TDI de una sociedad.
Para corregir esta situaci¨®n parece mucho m¨¢s eficaz el sistema tributario que la pol¨ªtica monetaria. Una combinaci¨®n de un impuesto de sucesiones muy severo ¡ªque, en cualquier caso, deber¨ªa existir por razones de equidad¡ª y un impuesto de donaciones intervivos mucho m¨¢s suave podr¨ªa incentivar una transferencia intergeneracional de riqueza hacia personas con una TDI m¨¢s alta, con menor aversi¨®n al riesgo y con mayor capacidad de liderar una sociedad m¨¢s din¨¢mica. Se tratar¨ªa de llevar la lucha contra la deflaci¨®n al seno de cada familia, que es donde hay posibilidades de victoria.
C¨¦sar Molinas, matem¨¢tico y economista, est¨¢ escribiendo un libro sobre el futuro del empleo en Espa?a patrocinado por la Fundaci¨®n de Estudios Financieros.
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