Otro mundo, otro Don Juan
El seductor que llevo Tirso a un escenario se convierte en un tipo ¨¢spero y peligroso
Hay personajes que son algo m¨¢s que personajes. Salen de los escenarios o de las p¨¢ginas de los libros y se convierten en mitos. Es decir, encarnan unos comportamientos y unas actitudes que reflejan algo que parece propio de la condici¨®n humana. Don Juan es uno de ellos. Apareci¨® por primera vez en una obra de un espa?ol del siglo XVII, Tirso de Molina, y ha regresado a las novelas, al teatro, a los ensayos y a la ¨®pera en diferentes versiones, todas distintas aunque todas traten de lo mismo: de un tipo que se las da de seductor y que por conquistar a una mujer no duda en utilizar hasta los m¨¦todos m¨¢s deleznables. Ahora ha vuelto a los escenarios de la mano de Blanca Portillo, y el Don Juan que ella ha armado con las palabras exactas de Tirso de Molina es ¡°un hombre peligroso, modelo de destrucci¨®n social y afectivamente, un psic¨®pata, maltratador, violador y asesino, un hombre deleznable, con una falta absoluta de empat¨ªa¡±. Una perla. Juan Mayorga, que se ha ocupado del cuidado del texto del cl¨¢sico espa?ol, est¨¢ en la misma sinton¨ªa. Aunque encuentra fascinante a Don Juan defiende la valent¨ªa de presentarlo como un hombre malvado, sucio y ¨¢spero.
Si hay personajes que se convierten en mitos es porque lo que hacen, dicen y piensan est¨¢ tocado por la profunda ambig¨¹edad de la condici¨®n humana. Por eso ha habido tantas lecturas de Don Juan. Hay quien lo ha visto como un fr¨ªvolo petimetre que no aguantar¨ªa un bofet¨®n y otros como un tipo angustiado que procura redimir su ansiedad a trav¨¦s del sexo. Hay quien ha entendido que todas esas mujeres que seduce encarnan finalmente a la mujer y hay otros, en cambio, que consideran que ligaba tanto por no admitir su homosexualidad. Ha habido un Don Juan doblado por los desgarros rom¨¢nticos y otro con la ligereza y el encanto y la alegr¨ªa del bon vivant y a¨²n otro, como el de Kirkegaard, que quiso encarnar una manera distinta de acercarse al conocimiento.
A una ¨¦poca confusa como la nuestra le toca quiz¨¢ el Don Juan que propone Blanca Portillo: un ser deleznable. La muerte, la mujer, el seductor: entre esos vectores de sucede el drama. En el siglo XXI, el que fuera un fr¨ªvolo lig¨®n es un psic¨®pata. Un signo revelador.
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