El enigm¨¢tico mal de Constance Lloyd, la mujer de Oscar Wilde
La correspondencia privada de la esposa del escritor revela que sufr¨ªa esclerosis m¨²ltiple Muri¨® tras operarla un m¨¦dico que pretend¨ªa curar en el ¨²tero problemas neurol¨®gicos
En aquellos d¨ªas, el mundo no hablaba de otra cosa que de Cuba, los barcos de guerra de EE UU y la decadencia espa?ola como actor protagonista en el mundo. Era abril de 1898 y una mujer dolorida, mermada, casi derrotada, pon¨ªa sus ¨²ltimas esperanzas de recuperaci¨®n en un quir¨®fano genov¨¦s, despu¨¦s de casi una d¨¦cada de combate contra una cruel y misteriosa enfermedad. D¨ªas despu¨¦s, mor¨ªa Constance Holland incapaz de recuperarse de esa equivocada intervenci¨®n. Nacida Constance Lloyd, fue con el apellido Wilde de su marido con el que comenzaron parte de sus desdichas, en un tiempo en el que algunos m¨¦dicos trataban con recelo a la mujer solo por serlo.
Constance conoci¨® a Oscar en una fiesta londinense en 1879. Los dos eran dublineses, inteligentes, audaces. Se casaron y tuvieron dos ni?os. Despu¨¦s de escribir obras de la calidad de El retrato de Dorian Gray,?y mientras La importancia de llamarse Ernesto segu¨ªa en cartel en Londres, ?scar Wilde fue encarcelado por "grave indecencia" ¡ªhomosexual¡ª tras un humillante proceso. Constance, que ya se hab¨ªa hecho un nombre como escritora y feminista combativa, cambi¨® su apellido y huy¨® del esc¨¢ndalo hasta G¨¦nova, llevando con ella a sus hijos y esa enfermedad que la venc¨ªa poco a poco. Las causas de su muerte se desconoc¨ªan hasta ahora: se culp¨® a una ca¨ªda por las escaleras y?¡ªmucho mejor para las malas lenguas¡ª una s¨ªfilis que le hubiera contagiado su marido.
Estoy cansada de los m¨¦dicos y de que ninguno descubra qu¨¦ hacer conmigo", confesaba
Ahora, la memoria de Constance se recupera y todas esas leyendas quedan aparcadas gracias al trabajo de su nieto Merlin Holland, dedicado a limpiar con verdades (incluso cient¨ªficas) la sombra de esc¨¢ndalo y oprobio que todav¨ªa persigue a sus abuelos. Sin embargo, entristece todav¨ªa m¨¢s si cabe ese final al conocer su desdichado historial m¨¦dico, reconstruido por Holland y la doctora Ashley Robins a partir de 130 cartas que ella se cruz¨® con su hermano Otho. Robins ya descifr¨® las causas de la muerte de ?scar en un art¨ªculo en la revista The Lancet en 2000?¡ªdesmintiendo tambi¨¦n que hubiera muerto por culpa de la s¨ªfilis¡ª y ahora, en esta misma revista, desentra?a s¨ªntoma a s¨ªntoma los males de Constance. Esclerosis m¨²ltiple fue su enfermedad, pero no la causa de su muerte.
Los primeros problemas empezaron en 1889, con un episodio de cojera en la pierna izquierda que la oblig¨® a usar un bast¨®n. Tras dos a?os tranquilos, unos intensos dolores (sobre todo en los brazos) la postraron en la cama. Ya en 1893, volv¨ªa el severo malestar, con dolores de cabeza y espalda. Un a?o despu¨¦s, sus problemas de movilidad se agravaban y, coincidiendo con el proceso a ?scar, caminar ya era un suplicio. Es 1895, est¨¢ en G¨¦nova y se pone en manos de un ginec¨®logo llamado Luigi Maria Bossi, que logra recuperarla moment¨¢neamente gracias a un procedimiento que no se detalla en la correspondencia que sirve de base para este estudio. Ella hablaba de "reumatismo" y "neuralgia", ?y se deja intervenir por un ginec¨®logo para remediarlo? Saltan las alarmas.
Desesperada, se puso en manos de un ginec¨®logo especializado en extirpar ovarios para luchar contra enfermedades mentales
Durante una estancia en Heidelberg se somete a unas extra?as curas ¡ªpero en boga¡ª, que incluyen ba?os y electricidad, pero los especialistas siguen sin dar con el origen de sus males.?"Estoy cansada de los m¨¦dicos y de que ninguno descubra qu¨¦ hacer conmigo", escribe Constance a su hermano a finales de 1896. De vuelta a G¨¦nova, el dolor es intenso, tiene temblor en los brazos, dolores de cabeza, fatiga extrema, episodios de par¨¢lisis facial... "Durante los primeros siete a?os, el cuadro cl¨ªnico fue dominado por episodios agudos intermitentes seguidos por largos per¨ªodos de recuperaci¨®n; en los ¨²ltimos dos a?os se convirti¨® en una discapacidad permanente con deterioro gradual", escribe Robins en The Lancet. "Un diagn¨®stico probable es la esclerosis m¨²ltiple", resuelve la especialista.
Todo indica que padec¨ªa esta enfermedad con la que hoy cargan m¨¢s de dos millones de personas en todo el mundo. La esclerosis m¨²ltiple ya estaba descrita desde 1868 pero, sin duda, su diagn¨®stico no estaba tan extendido como hubiera necesitado Constance. Porque todav¨ªa le esperaba lo peor. Agotada, recuper¨® el contacto con Bossi, m¨¦dico de gran reputaci¨®n que, al margen de otros logros, estaba convencido junto a otros muchos colegas de que el sistema reproductor femenino pod¨ªa inducir locura ¡ª"locura p¨¦lvica", histeria¡ª, cuyo remedio era la extirpaci¨®n de ambos ovarios. Bien entrado el siglo XX, Bossi segu¨ªa curando enfermedades neurol¨®gicas y mentales con operaciones ginecol¨®gicas. Algunos s¨ªntomas de la se?ora Holland le hicieron pensar a Bossi que un tumor uterino provocaba la debilidad de sus piernas.
Los s¨ªntomas que Constance describe en las cartas a su hermano encajan con la esclerosis m¨²ltiple, que ya se conoc¨ªa en la ¨¦poca
Desesperada, se dej¨® operar el 2 de abril de 1898, casi un a?o despu¨¦s de la excarcelaci¨®n de ?scar. El resultado de la intervenci¨®n, desastroso, dej¨® a Constance sufriendo v¨®mitos intratables. Deshidratada y sin suero intravenoso, fue debilit¨¢ndose hasta morir el d¨ªa 7 de abril. Una feminista pionera mor¨ªa v¨ªctima de las malas artes de un m¨¦dico que buscaba el origen de los males en el sexo de las mujeres.
Otho Holland, golpeado y hundido por la muerte repentina de su hermana, contempla un litigio contra el cirujano "pero fue disuadido porque Constance hab¨ªa aceptado voluntariamente la operaci¨®n, despu¨¦s de que Bossi le convenciera de que la cirug¨ªa aliviar¨ªa sus discapacidades", escriben Holland y Robins. El ginec¨®logo italiano, que sigui¨® con sus pr¨¢cticas a pesar del rechazo de sus colegas, ser¨ªa suspendido por mala praxis 20 a?os despu¨¦s de la muerte de Constance. En 1919, el marido celoso de una paciente mataba a Bossi en su consulta, tras hacer lo mismo con ella y justo antes de suicidarse.
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