Mensaje del futuro
Ya se puede predecir el comportamiento. Pero, ?se debe?
Cuando la tecnolog¨ªa lo permita, ?qui¨¦n querr¨¢ conocer su futuro? Sus aptitudes para la compresi¨®n lectora o la abstracci¨®n matem¨¢tica, sus tendencias a la adicci¨®n o a la delincuencia, su impulsividad para reincidir en h¨¢bitos insanos o su respuesta al tratamiento psicol¨®gico o a los f¨¢rmacos. Puede dar miedo, y lo da, pero el caso es que la tecnolog¨ªa para predecir todos esos comportamientos ya existe. Se llama neuroimagen, y todo el mundo ha visto algunos de sus resultados: esas secciones virtuales del cerebro donde una zona u otra se ilumina en colores c¨¢lidos cuando el voluntario se somete a una prueba psicol¨®gica que le exige entender, reaccionar, planificar, resistir a la tentaci¨®n o, simple y llanamente, mentir como un trilero. Estamos desnudos ante esas m¨¢quinas que filman nuestro pensamiento en acci¨®n cerebro, y los resultados de esas decenas de miles de experimentos se pueden ya usar para predecir el comportamiento futuro. Se puede hacer, pero ?se debe?
As¨ª lo acaba de proponer un grupo de neurocient¨ªficos del Massachusetts Institute of Technology (MIT) ?Qu¨¦ pretenden en realidad? Construir un Big Brother global que va mucho m¨¢s all¨¢ de las actuales c¨¢maras de seguridad al registrar no ya nuestros actos, sino nuestras intenciones? ?Se han tomado en serio estos cient¨ªficos el argumento de Minority Report? La tecnolog¨ªa ya permite este escenario, ?cu¨¢les son los riesgos? Hay sobre todo uno: que se utilicen esas predicciones para seleccionar a ni?os y adultos que vayan a alcanzar el ¨¦xito con mayor probabilidad, o para descartar a quienes puedan caer en la adicci¨®n o en el delito. Para detener al delincuente antes de que haya hecho nada. Terror¨ªfico, ?no es cierto?
Los cient¨ªficos, sin embargo, proponen su proyecto de adivinaci¨®n con la mejor de las intenciones: ayudar a la gente. Las neurociencias ya permiten saber si un ni?o va a ser disl¨¦xico a las 36 horas de nacer, es decir, ocho a?os antes de que su dislexia se revele. Ocho a?os que pueden ayudar a dedicar a esos ni?os los programas que necesitan para superar su traba. Si podemos hacer eso, ?tenemos derecho a no hacer nada? ?Y por el mero hecho de que una t¨¦cnica valiosa se puede usar mal?
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