Europa vive
Millones de ciudadanos protagonizan la reacci¨®n democr¨¢tica contra la amenaza yihadista
Los millones de personas que ayer salieron a las calles europeas repudiando los asesinatos de los humoristas de Charlie Hebdo,los polic¨ªas y los clientes de un supermercado jud¨ªo protagonizaron un hecho hist¨®rico que representa un punto de inflexi¨®n decisivo en la actitud de la sociedad europea frente a la amenaza yihadista.
Editoriales anteriores
La masiva demostraci¨®n de Par¨ªs, la mayor desde la liberaci¨®n de la capital francesa de la ocupaci¨®n nazi en la II?Guerra Mundial, env¨ªa el claro mensaje de que los ciudadanos de las democracias no est¨¢n dispuestos a cruzarse de brazos mientras sobre ellos se ejecuta una condena a muerte ordenada por organizaciones que consideran la libertad de expresi¨®n y los derechos humanos como aberraciones contra las cuales cualquier crueldad est¨¢ justificada. Par¨ªs fue ayer una afirmaci¨®n inequ¨ªvoca de que Europa, lejos del estereotipo que la dibuja como una sociedad decadente, acobardada e inane frente al supuesto dinamismo yihadista, est¨¢ viva y representa un muro formidable que se levanta frente al terrorismo y su proyecto totalitario. Como en los grandes momentos, ha demostrado que sabe reaccionar cuando sus valores supremos, los que definen nuestro modo de vida, est¨¢n amenazados.
Es innegable que Europa ha sido protagonista de horrores a lo largo de la historia; pero eso no es argumento para justificar cualquier cosa que se presente como alternativa, ni contradictorio con el hecho de que en este espacio ha florecido la civilizaci¨®n m¨¢s luminosa y democr¨¢tica que la humanidad ha conocido. Hoy hay que recordar esto frente a los fan¨¢ticos salvajes que pretenden nuestra destrucci¨®n y a los demagogos necios que disfrazan de buenismo su pusilanimidad.
Desde Par¨ªs se envi¨® ayer un mensaje con varios destinatarios. En primer lugar, los propios yihadistas. Los manifestantes que desbordaron el centro de Par¨ªs lo hicieron a la francesa: lejos de cualquier uniformidad, la manifestaci¨®n se convirti¨® en una amalgama de participantes de todo el mundo. Cada uno acudi¨® con la bandera, la indumentaria y los s¨ªmbolos ¡ªreligiosos o no¡ª que quiso, y grit¨® lo que mejor le pareci¨®. Y lo hizo en un ambiente pac¨ªfico, sin amenazas ni agresividad. La condena de unos asesinatos se convirti¨® en una afirmaci¨®n de gentes de toda raza y religi¨®n que conciben la convivencia como ejercicio de libertad y muestra de pluralidad.
Pero el mensaje tambi¨¦n va dirigido a los gobernantes de esos manifestantes. M¨¢s all¨¢ del gesto hist¨®rico de la presencia de jefes de Estado y Gobierno de numerosos pa¨ªses, la demostraci¨®n c¨ªvica es una instrucci¨®n clara a esos l¨ªderes, especialmente los europeos, de que cuentan con el respaldo popular para adoptar normas que eviten, por ejemplo, que dibujar en una revista o comprar en una tienda jud¨ªa pueda costar la vida. La imagen de la multitud pidiendo a los francotiradores de la polic¨ªa francesa que se pusieran en pie sobre los tejados para vitorearlos y aplaudirlos plasma muy bien el respaldo ciudadano a las iniciativas que protejan de una manera eficaz a las democracias europeas.
Los ministros de Interior europeos aprobaron medidas ¡ªcomo acelerar la creaci¨®n de un registro europeo de pasajeros a¨¦reos y reforzar el control de fronteras ante yihadistas europeos¡ª cuyos detalles y puesta en vigor se someten a debates y plazos propios de los sistemas democr¨¢ticos; pero que cuentan con el marchamo de haber sido acordadas literalmente con los ciudadanos apoy¨¢ndolas en las calles.
Es responsabilidad de los pol¨ªticos estar ahora a la altura de las circunstancias, ir m¨¢s all¨¢ de las im¨¢genes, importantes y significativas, sin duda ¡ªcomo la cadena humana que, cogidos del brazo, protagonizaron ayer los Hollande, Merkel, Cameron, Rajoy, Renzi, Juncker, Tusk y Samaras, entre otros¡ª, y construir la Europa de la que queremos seguir sinti¨¦ndonos orgullosos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.