El Estado Isl¨¢mico y la batalla del fin del mundo
No debe quedar duda de que el islam mayoritario condena a los yihadistas
La capacidad del ser humano de pervertir el mensaje religioso es infinito. Si el amor y perd¨®n radical de Jes¨²s no impidi¨® la quema de brujas y de herejes del s.XVI, no nos ha de extra?ar que el mensaje de Muhammad cuyo reino s¨ª era de este mundo se vea transformado en la barbarie neo-fascista practicada por el Estado Isl¨¢mico.
Su l¨®gica se asienta en tres elementos fundamentales: la mitificaci¨®n de los or¨ªgenes del islam, la interpretaci¨®n fundamentalista de los textos escatol¨®gicos del fin de los tiempos, y la proclamaci¨®n de que efectivamente estamos viviendo estos tiempos finales. El ¨¦xito de la llamada a la yihad (por m¨¢s que represente solo a una ¨ªnfima minor¨ªa de los musulmanes) se basa en que la mayor parte de ¨¦stos han sido educados en una mitificaci¨®n de sus or¨ªgenes y en una lectura fundamentalista de los textos. La invasi¨®n americana de Iraq y la guerra siria han permitido el caos suficiente para que este grupo haya podido interpretarlo como el preludio de la gran batalla final en la que saldr¨¢n victoriosos los que vivan literalmente como los primeros musulmanes. La ¨²ltima comunidad ser¨¢ como la primera, de ah¨ª que en sus escritos se esfuercen en ver paralelismos entre los sucesos del s.VII y los del s.XXI. Igual que los primeros musulmanes crearon el primer Estado Isl¨¢mico al emigrar hacia Medina dejando atr¨¢s sus casas y sus familias infieles, tambi¨¦n ahora se hace una llamada obligatoria a todo musulm¨¢n para emigrar hacia el Estado Isl¨¢mico definitivo, localizado precisamente donde se espera que se produzca la gran batalla final, D¨¢biq, en Siria, frente a la frontera turca. Esta reuni¨®n de musulmanes de todas las razas y pa¨ªses no deja de resonar positivamente en un anhelo com¨²n de la comunidad isl¨¢mica: la superaci¨®n de las divisiones hist¨®ricas para volver a la unidad originaria. De ah¨ª que uno de los enemigos del Estado Isl¨¢mico sean los diversos nacionalismos ¨¢rabes surgidos despu¨¦s de la ¨¦poca colonial y alimentados por sus dictadores para mantenerse en el poder. Por ello, su llamada enlaza con la cr¨ªtica a la corrupci¨®n y divisi¨®n de los pa¨ªses ¨¢rabes y con la aspiraci¨®n de volver a ser una gran comunidad triunfadora. En los pa¨ªses Europeos, donde numerosos inmigrantes o hijos de inmigrantes no consiguen sentirse ni de aqu¨ª ni del pa¨ªs de sus or¨ªgenes, pueden dejarse tentar por esta llamada a la superaci¨®n de fronteras que integra la ¨¦pica de toda ideolog¨ªa totalizante.
La literatura apocal¨ªptica hace volar la imaginaci¨®n hacia una batalla definitiva entre el bien y el mal
Esta ¨¦pica es la gran dinamizadora de los luchadores por Al¨¢. La literatura apocal¨ªptica de todas las tradiciones, alcanzando tambi¨¦n al cine actual, hace volar la imaginaci¨®n hacia una batalla definitiva entre el bien y el mal donde toda creatura debe elegir entre un bando u otro. Su objetivo no es m¨¢s que ayudar a vivir las dificultades del presente. El error consiste en ¡°historizar¡± los miles de relatos medievales sobre el fin de los tiempos d¨¢ndoles una localizaci¨®n exacta precisamente en Siria: la batalla final, la aparici¨®n del Mahdi, el descenso de Jes¨²s y la aniquilaci¨®n del Anticristo junto con la de todos los infieles. Esa batalla ser¨¢ contra los cruzados y sus aliados, y permitir¨¢ conquistar Roma, esclavizar a sus mujeres, y poner la bandera del Estado Isl¨¢mico sobre el Vaticano.
Ese momento ha llegado, y hay que situarse bajo la bandera del bien, refundando el Estado Isl¨¢mico primitivo. Por ello este grupo considera como enemigos incluso a otros yihadistas que luchan contra Israel o EEUU pero que no pretenden fundar un Estado.
La llamada a alistarse es universal, y por eso su revista de propaganda es en ingl¨¦s con una maquetaci¨®n impecable. Se piden soldados pero tambi¨¦n ingenieros, m¨¦dicos, inform¨¢ticos, cient¨ªficos, predicadores, etc., para poder desarrollar el Estado.
No debe quedar la duda a nadie de que el islam mayoritario condena a este grupo. Y no puede ser de otro modo porque ¨¦ste considera infiel a todo musulm¨¢n que viva en Occidente o en cualquier pa¨ªs musulm¨¢n donde no impere la ley isl¨¢mica estricta. Pero no le vencer¨¢ ni con armas ni con condenas sino con una desmitologizaci¨®n y un verdadero estudio cr¨ªtico sobre sus or¨ªgenes. Mientras, el islam seguir¨¢ engendrando hijos terroristas no deseados, y Occidente les dar¨¢ de comer con su nefasta pol¨ªtica exterior.
Jaume Flaquer, jesuita, es responsable del ¨¢rea teol¨®gica de Cristianisme i Just¨ªcia.
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