Un gal¨¢n convertido en Stephen Hawking
El int¨¦rprete brit¨¢nico Eddie Redmayne se ha transformado en Stephen Hawking para la gran pantalla. ¡®La teor¨ªa del todo¡¯ repasa su apasionante trayectoria. Su principal valor es la habilidad para diseccionar el guion como un cient¨ªfico, hasta que la persona desaparece y da paso al personaje. Ya se habla de Oscar. Para el actor la bendici¨®n del cient¨ªfico es suficiente.
Son las cuatro de la ma?ana y Eddie Redmayne sigue despierto. El actor no para de dar vueltas en la cama. En unas horas comenzar¨¢ el rodaje de su nueva pel¨ªcula, La teor¨ªa del todo, reci¨¦n estrenada el pasado viernes en Espa?a. El reto en el que est¨¢ a punto de embarcarse es may¨²sculo, dar una nueva vida, un nuevo cuerpo, al cerebro m¨¢s famoso de nuestra era: Stephen Hawking. Por eso, Redmayne necesita toda su energ¨ªa. Ha pasado seis meses prepar¨¢ndose para este trabajo, f¨ªsica y mentalmente. Un desaf¨ªo que le tiene en vela. ?Estar¨ªa bien tomarse una melatonina? Demasiado tarde, piensa. Le dejar¨¢ grogui el resto del d¨ªa y no se puede permitir ese lujo. Dormir, algo tan sencillo y en estos momentos inalcanzable. Se agobia. Entiende c¨®mo se pudieron sentir Michael Jackson o Heath Ledger antes de iniciar ese ¨²ltimo sue?o del que no despertaron. O lo que experimenta una mente como la de Hawking, atrapada desde hace m¨¢s de 50 a?os en un cuerpo que no le responde, una inteligencia brillante dentro de una persona pr¨¢cticamente inerte por culpa de la enfermedad motoneuronal (ELA) que le atenaza.
¡°Desde que consegu¨ª el papel supe que Hawking ser¨ªa el verdadero juez de mi trabajo. Solo puedo decir ahora que su generosidad fue en todo momento extraordinaria. Con su vida, con su ejemplo, me ense?¨® que el mundo est¨¢ lleno de obst¨¢culos y c¨®mo superarlos¡±, comparte este pelirrojo sonriente. Han pasado muchos meses desde aquella noche de insomnio y se le ve fresco, descansado. Feliz. Es el aire normal de este int¨¦rprete nacido en Londres hace 32 a?os que perfectamente podr¨ªa pasar por un adolescente. Es dif¨ªcil conciliar su gesto despreocupado y afable, siempre dispuesto a darte un gran abrazo de oso con esa luminosidad propia del que no tiene una preocupaci¨®n, con el manojo de nervios de anta?o que describe ahora con todo detalle.
Han cambiado muchas cosas desde aquella noche. El filme a las ¨®rdenes de James Marsh est¨¢ hecho. La adaptaci¨®n al cine del libro Travelling to Infinity: My Life with Stephen en el que se basa la cinta ¨Clas memorias de Jane Hawking, la primera esposa del cient¨ªfico¨C es una realidad. Redmayne no solo puede dormir a gusto, sino que se puede dejar arrullar por los ecos que desde hace meses le otorgan una segura candidatura al Oscar por su trabajo e incluso hacen suya la estatuilla antes de tiempo. Pero el verdadero cambio se resume en dos palabras: bastante acertado. ¡°Fue al encenderse las luces tras la proyecci¨®n. La enfermera le sec¨® una l¨¢grima de la mejilla y Hawking compuso esas dos palabras: ¡®Bastante acertado¡¯. Solo entonces dej¨¦ escapar el suspiro que llevaba guardado todos estos meses¡±, describe soltando el mismo aire de alivio.
Tr¨¢iler de la pel¨ªcula 'La teor¨ªa del todo'. / UNIVERSAL
Gracias a sus historias, reales o exageradas, Redmayne tiene mucho de cuentacuentos. Probablemente son fruto de la ¡°diarrea verbal¡± que asegura padecer. No calla y cada uno de sus relatos es m¨¢s entretenido que el anterior. Deber¨ªa de estar cansado porque lleva meses hablando de s¨ª mismo, de La teor¨ªa del todo, de su preparaci¨®n para hacer de la mente ¨Cy el cuerpo¨C detr¨¢s de ese best seller que fue la Breve historia del tiempo en el que el astrof¨ªsico brit¨¢nico resumi¨® sus conocimientos de cosmolog¨ªa y del mundo en general. Si est¨¢ agotado, no se nota. La energ¨ªa es la misma que esa primera vez que conoci¨® al cient¨ªfico, cinco d¨ªas antes de comenzar el rodaje.
Llevaba meses de preparaci¨®n. Un ipad lleno de informaci¨®n sobre Hawking, sobre su vida y su ciencia. Todas las fotos y las im¨¢genes que pudo compilar de su matrimonio, de sus clases, de su deterioro. Visitas continuas a afectados por la esclerosis en sus diferentes fases, para estudiar sus movimientos, sus discapacidades, sus necesidades. Y un intenso trabajo coreogr¨¢fico junto a Alex Reynolds en su parque preferido, el de Bermondsey, cerca de su casa londinense y donde acostumbra a pasarse las horas estudiando a los paseantes o aprendi¨¦ndose sus di¨¢logos. ¡°Yo ya le hab¨ªa visto alguna vez [a Hawking]. Los dos estudiamos en Cambridge. Me lo hab¨ªa cruzado por la calle, hab¨ªa escuchado su voz, pero este fue nuestro primer encuentro. Lo primero que hice fue disculparme por haber estudiado Historia del Arte, por haber abandonado la ciencia cuando ten¨ªa 12 o 13 a?os. A partir de ah¨ª no call¨¦, pas¨¢ndome mis buenos 30 o 35 minutos cont¨¢ndole su propia vida. ?l me miraba con ese brillo p¨ªcaro que tiene en los ojos y por el que le llamo el rey de los truhanes. Porque enseguida sabe c¨®mo controlar la habitaci¨®n en la que entra. Y yo hablando y hablando. A ¨¦l le cuesta mucho hablar y yo odio los silencios, as¨ª que segu¨ª sin darle tregua, celebrando que su cumplea?os fuera el 8 de enero, algo que le hace mucha ilusi¨®n porque es el mismo d¨ªa que naci¨® Galileo. Y yo nac¨ª el 6 de enero, el d¨ªa de la Epifan¨ªa. No es lo mismo, pude notar. ¡®As¨ª que los dos somos capricornio¡¯, a?ad¨ª. En ese momento empez¨® a escribir algo y su ic¨®nica voz mec¨¢nica dijo eso de ¡®soy un astr¨®nomo, no un astr¨®logo¡¯. Cre¨ª morir. Lo que debi¨® de pensar del idiota que iba a interpretar su vida¡±, relata ahora a carcajadas.
Un idiota que para algunos no es tan conocido como lo va a ser, aunque sus fans se multiplican en la Red bajo el nombre de redmayniacs. Lleva a?os trabajando, pero a excepci¨®n de Mi semana con Marilyn y Los Miserables, el resto de sus papeles son m¨¢s bien desconocidos por no decir retorcidos. Sin embargo, los que han trabajado a su lado comparten su misma euforia.
Empez¨® a escribir y su voz mec¨¢nica dijo: ¡®Soy un astr¨®nomo, no un astr¨®logo¡¯. Cre¨ª morir. Lo que debi¨® pensar del idiota que iba a interpretar su vida¡±
¡°Coincidimos creo que en su primer papel y lleg¨® incre¨ªblemente preparado¡±, hace ahora memoria Julianne Moore, su madre y amante en aquella historia de un Edipo moderno rodada en Espa?a que fue Savage Grace. ¡°No ten¨ªa m¨¢s que 19 a?os y claramente es lo que es ahora. No me extra?a su ¨¦xito. Tan bien preparado. Y tan fr¨¢gil. Aunque est¨¢ claro que ya no tiene 19¡±, agrega divertida, admirando tanto el trabajo de su compa?ero de reparto como su cambiado f¨ªsico, mientras coinciden de nuevo en el Festival de Toronto. Lo de la preparaci¨®n se repite una y otra vez, hables con quien hables. Todos citan su habilidad para desaparecer con cada papel porque, como el propio Redmayne acepta, ¡°cuanto m¨¢s se aleja¡± del que es en la realidad, mejor se siente en pantalla. ¡°Forma parte de una generaci¨®n muy interesante¡±, admite Marsh, asegurando que lo que le hizo ganar el trabajo en La teor¨ªa del todo fue su atenci¨®n al detalle. ¡°En su proceso no hay pasividad alguna. Le gusta investigar su papel¡±, a?ade el director.?
Tom Hooper, junto al que trabaj¨® en Los Miserables, subraya la ¡°transparencia emocional y el rigor intelectual¡± que trae a su trabajo. ¡°Es de los que dedican seis meses a su preparaci¨®n en vez de sumarse a esos otros actores que est¨¢n muy ocupados de un papel en otro en lugar de trabajarlos¡±, agrega. Parece no recordar esa otra batallita que Redmayne suele contar cuando le da por tirar piedras a su propio tejado. Fue en el rodaje de la miniserie Elizabeth I cuando, con tal de conseguir el papel, Redmayne asegur¨® que sab¨ªa montar a caballo. ¡°Dos semanas m¨¢s tarde me vi en Lituania, rodeado por 40 jinetes. Entonces me di cuenta de que ten¨ªa que haber dicho la verdad. Pero quiz¨¢ mi carrera es el resultado de a?os mintiendo¡±, resume.
Hay razones m¨¢s poderosas detr¨¢s del ¨¦xito de este actor. Hijo de una familia brit¨¢nica acomodada del mundo de las finanzas, su mayor mentira fueron sus intentos de pertenecer a ese ¨¢mbito. ¡°Trabaj¨¦ de becario en un banco y nunca entend¨ª lo que era una acci¨®n. ?Pero me ofrecieron trabajo! Esa s¨ª que fue una buena interpretaci¨®n, porque soy tan inepto con las matem¨¢ticas como entendiendo cualquiera de las teor¨ªas cient¨ªficas de Hawking¡±, se r¨ªe. Sin ninguna tradici¨®n art¨ªstica en su familia, Redmayne explica sus aspiraciones como actor de forma no cient¨ªfica ni profesional. Primero, naci¨® el d¨ªa que toda su familia ten¨ªa entradas para ver Cats. Por razones obvias, su madre se qued¨® sin ir al musical. Su primer papel teatral fue en Twelfth Night, la obra de Shakespeare cuyo t¨ªtulo no es otro que Noche de Reyes, el d¨ªa de su cumplea?os. ¡°Y la primera que hice despu¨¦s de la universidad fue La cabra, s¨ªmbolo de los capricornio¡±, a?ade a vueltas con el hor¨®scopo. Vamos que, seg¨²n Redmayne, ser actor era su destino.
Pero lo que realmente le ayud¨® fue su paso por Eton, el prestigioso colegio masculino cuna de pr¨ªncipes, ministros y tambi¨¦n actores. ¡°S¨ª, fui al colegio con el pr¨ªncipe William de los 13 a los 18, pero, me creas o no, se sent¨ªa de lo m¨¢s normal¡±, dice sin azorarse de su estatus, aunque muerto de la risa. ¡°Supongo que una vez que llevas un frac como uniforme, el resto te parece de lo m¨¢s normal, as¨ª que tener a Will, al futuro rey, como compa?ero de clase no tuvo ning¨²n misterio¡±, a?ade. No es que la familiaridad con el pr¨®ximo monarca le haya ayudado en su carrera, pero s¨ª la formaci¨®n, las oportunidades y el pedigr¨ª de una escuela que en la actualidad compite con la Real Academia de Arte Dram¨¢tico por la mejor cosecha de int¨¦rpretes. Entre las ¨²ltimas estrellas con el sello de Eton est¨¢n Dominic West, Tom Hiddleston, Damian Lewis y Hugh Laurie. Un colegio que imparte a edad temprana dos cursos de ocho semanas de arte dram¨¢tico y que ofrece un mundo de oportunidades a aquellos que lo prueban, les gusta y valen para ello. Adem¨¢s, siendo un colegio solo para chicos, los alumnos tienen que repartirse todos los papeles, masculinos y femeninos, lo que, en opini¨®n del profesor Simon Dormandy, ampl¨ªa la capacidad interpretativa de los futuros actores. Redmayne fue uno de sus alumnos y todav¨ªa recurre a ¨¦l si le surge alguna duda profesional. ¡°La idea de ser actor me gust¨® desde ni?o¡±, recuerda. Y sin nadie en su familia con un pasado teatral, Dormandy es su referente m¨¢s cercano, admite. Sabe las muchas cr¨ªticas que se vierten en Inglaterra sobre los actores que, como ¨¦l, vienen de un ambiente tan acomodado. No huye de ellas, pero prefiere que sus acciones hablen a su favor. ¡°Al fin y al cabo las estad¨ªsticas no mienten y solo un 3% de los actores encuentran trabajo. De ah¨ª que quiera tener la mejor preparaci¨®n. Dicho eso, la epifan¨ªa de mi vida ¨Cy toco madera¨C es que sigo teniendo trabajo en lo que me gusta, y eso es apasionante¡±.
Cine o teatro, Londres o Broadway, en todos estos campos Redmayne se ha ganado su lugar en la industria. Con su trabajo en la obra Red se vio reconocido con el Premio Oliver tras su paso por la capital brit¨¢nica y el Tony por su misma labor en los teatros neoyorquinos. Parece que le hizo m¨¢s ilusi¨®n conocer a Leonardo DiCaprio, con quien coincidi¨® en una audici¨®n para El buen pastor, pel¨ªcula donde le dirigi¨® Robert de Niro. ¡°Casi me meo de gusto. Pero entonces era solo un cr¨ªo¡±, se le escapa sin ocultar la ilusi¨®n. Tambi¨¦n hay otros trabajos. Si el dinero y la educaci¨®n le vinieron bien a su carrera, el f¨ªsico tambi¨¦n le ayud¨®. ¡°Soy afortunado con la cantidad de seguidoras que tengo¡±, acepta, esta vez algo m¨¢s sonrojado, aunque se empe?a en mostrar las primeras canas que asoman entre la cabellera de este pelirrojo pecoso que se suele quejar de ser todo labios. ?l fue seleccionado en 2012 por la revista Vanity Fair como uno de los mejores vestidos del a?o y fue modelo de la casa Burberry entre 2008 y 2012.
Vestido con una cazadora de cuero negra con el cuello alzado, camisa de Thom Browne, y ba?ado en Black Orchid, de Tom Ford, Redmayne no se averg¨¹enza de que le llamen vieja escuela cuando dice que su modelo a la hora del vestir es su padre. Le ha visto llevar trajes toda su vida y le gustan. Eso s¨ª, no usa exactamente los mismos que su padre. ¡°Me gusta la mezcla, el cambio. Depende del humor, de lo que haya dormido¡±, aclara sin ocultar su pasi¨®n por las ¡°cosas tan extraordinarias¡± que dise?¨® Alexander McQueen o el corte de Tom Ford. En Christopher Bailey, director creativo de Burberry, encontr¨® un amigo adem¨¢s de un trabajo como modelo. Redmayne, que se declara un in¨²til para los colores, recurre a Bailey de manera continua si tiene alguna consulta en el campo de la moda.
Fui al colegio con el pr¨ªncipe William de los 13 a los 18 a?os. Tener al futuro rey como compa?ero de clase no tuvo ning¨²n misterio¡±
Es l¨®gico esperar que sea su asesor si la llamada del Oscar se confirma. La afortunada que estar¨¢ a su lado en la alfombra roja ser¨¢ Hannah Bagshawe, su mujer desde el pasado diciembre. ¡°El afortunado soy yo¡±, corrige hecho un caballero. El ¨²nico esc¨¢ndalo que se le conoce a Redmayne, y no fue su culpa, fue su romance con Carey Mulligan despu¨¦s de que la actriz rompiera con Shia LaBeouf. Demasiado sonado para su gusto, y por eso prefiere no hablar de su esposa, marchante de antig¨¹edades. Pero hoy la felicidad de su nuevo estreno o los nervios le traicionan y no le importa compartir una batalla m¨¢s de su vida, ese d¨ªa en que conoci¨® a Hannah. Fue en sus tiempos de Eton, cuando particip¨® en un pase de modelos en un colegio femenino. Se trataba de un acto ben¨¦fico, recalca. ¡°Nunca me olvidar¨¦ del chaval enclenque y pecoso que se pase¨® con el torso descubierto delante de todas las chicas para que luego saliera el m¨¢s guapo de clase y se ganara la ovaci¨®n. Bochornoso. Y en ese momento de rid¨ªculo fue cuando vi a Hannah. Su sonrisa. Ya sabes, de las contagiosas. Luego result¨® que tambi¨¦n le gustaban las artes, el teatro¡±, recuerda con la mirada perdida. Amor a primera vista. Como el de su Marius con Cossette en Los Miserables, el de Mi semana con Marilyn o el de Hawking con Jane en La teor¨ªa del todo. Lo malo es que le cost¨® 15 a?os convencerla de sus intenciones, aunque su primera cita no fuera m¨¢s rom¨¢ntica: un viaje a Florencia decidido de un d¨ªa para otro.
De la vieja escuela, pero con visi¨®n de futuro. Que al Oscar le guste o no su trabajo como Stephen Hawking no le preocupa. El astrof¨ªsico le ha dado su bendici¨®n por la que tanto luch¨® y es lo ¨²nico que punt¨²a. ¡°La pel¨ªcula acab¨® siendo una biograf¨ªa, una historia de identidad, de la lucha para superar todos los obst¨¢culos, pero sobre todo una historia de amor, de los or¨ªgenes del amor, de sus trampas, pasiones, l¨ªmites, escollos¡±, enumera. Pero eso ya es parte del pasado. Y se zambulle a continuaci¨®n ¡°en la imaginaci¨®n de los hermanos Wachowski¡± con su futuro estreno de acci¨®n, Jupiter Ascending, y se convierte en el primer hombre que se hizo mujer para The Danish Girl, pel¨ªcula que le vuelve a unir a Hooper. Como asegura, ni es un actor de m¨¦todo ni siente que se haya preparado para disfrutar de la labor que est¨¢ haciendo como int¨¦rprete. Simplemente se ha labrado una carrera a base de labia, comport¨¢ndose como si fuera un actor. Y, a juzgar por los resultados, no le ha ido nada mal. Ha sido una carrera ¡°bastante acertada¡±.
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