Mahoma en el coraz¨®n de Europa
El reto lanzado por el terrorismo yihadista es enorme para los musulmanes, que han de extirpar de su credo y de su mundo las corrientes maximalistas de car¨¢cter violento
Todo ha acabado en Par¨ªs. Han sido dos d¨ªas atroces: atentado contra Charlie Hebdo, atentado contra una polic¨ªa municipal, atentado contra una tienda jud¨ªa. Resultado: diecisiete muertos inocentes m¨¢s tres muertos culpables.
Como ateo, respeto a los musulmanes, pero no el islam. Respeto a los jud¨ªos ortodoxos o ultraortodoxos, pero no su limitada y complaciente concepci¨®n teocr¨¢tica de la vida. Respeto a los cristianos, pero no el cristianismo y su esp¨ªritu un tanto m¨¢gico e invasivo.
Est¨¢ demostrado que Mois¨¦s es una entelequia colectiva que parti¨®, quiz¨¢, de una persona concreta, tan lejana en el tiempo que es imposible considerarla algo distinto a un mito (o dos, como Freud nos ense?¨® con audacia cuando escribi¨® sobre qui¨¦n y qu¨¦ era Mois¨¦s).
De Jesucristo se sabe tan poco que es evidente que su figura y sus palabras forman parte de una invenci¨®n posterior, debida a los seguidores fan¨¢ticos de una secta de car¨¢cter gn¨®stico con muy poca cultura (los primeros cristianos).
Dar¨ªa la vida para que cualquier creyente pudiera expresarse y seguir siendo creyente de su fe
De Mahoma tampoco se sabe demasiado, aunque los historiadores se asombran de c¨®mo se ha manipulado su realidad de mercader belicoso y tribal, feroz legislador e iluminado visionario hasta convertirlo en un bondadoso l¨ªder espiritual de ideas tan simplistas como represoras. En Tristes tr¨®picos Claude L¨¦vi-Strauss lo defini¨® como ¡°el burdo aguafiestas que separa las manos de Oriente y Occidente interrumpiendo una ronda que las destinaba a unirse¡±.
De las religiones orientales, del budismo en concreto, qu¨¦ decir salvo que est¨¢n hechas para mayor y total anulaci¨®n del ser humano.
Por tanto, dejo muy claro que no respeto la religi¨®n, que incluso la considero da?ina, pero dar¨ªa la vida para que cualquier creyente pudiera expresarse y seguir siendo creyente de su fe. All¨¢ cada quien con su fe, que es como decir all¨¢ cada quien con su sentido de la vida y de la muerte. Pero que jam¨¢s se imponga esa fe por la fuerza o la coacci¨®n, y que sea permeable a la cr¨ªtica. A todo tipo de cr¨ªtica, incluida la mofa, la burla y la ridiculizaci¨®n.
Pero los hechos acaecidos en Par¨ªs estos d¨ªas, como otro similares que se han producido en los ¨²ltimos a?os, tienen por justificaci¨®n vengar el honor de Mahoma. Se dice que es un acto terrorista que no tiene nada que ver con la religi¨®n. No lo creo. Tiene que ver con la religi¨®n. Es m¨¢s: solo tiene que ver con la religi¨®n. Quiz¨¢ se diga eso para evitar caer en la islamofobia, para no estigmatizar a los creyentes musulmanes con los que convivimos. Pero no nos enga?emos: respetarlos no significa no poder exigirles una mayor severidad con sus extremistas, sean estos islamistas o yihadistas. El reto lanzado por el terrorismo yihadista (que es religioso) es enorme para los musulmanes, que han de extirpar de su credo y de su mundo las corrientes maximalistas de car¨¢cter violento. Si no, el terrorismo yihadista ser¨¢ la perfecta coartada para que el islamismo pueda hacer pasar por ¡°moderadas¡± todas las ideas, acciones y normativas retr¨®gradas. (El turco Tayyip Erdogan y su pol¨ªtica ejemplifican perfectamente esto). Y nosotros, lejos de defender valores de libertad, igualdad y justicia, estaremos dando carta de naturaleza a una ideolog¨ªa represora y coercitiva. Es lo que sigue sucediendo en nuestro entorno occidental con las corrientes ultramontanas y ultraconservadoras del cristianismo, batalladoras y manipuladoras, como bien hemos visto en Espa?a en los ¨²ltimos a?os, y en la Iglesia en general, o en las capas de poblaci¨®n m¨¢s cerriles y mesi¨¢nicas de los Estados Unidos.
Por eso, cuando veo en la televisi¨®n que determinados intelectuales o imames salen diciendo que esos asesinos son muy pocos, que est¨¢n locos o fanatizados, que no son musulmanes de los nuestros, que no es una cuesti¨®n religiosa y dem¨¢s argumentos que buscan apartar a los musulmanes moderados de todo v¨ªnculo con el islamismo yihadista, creo que en realidad est¨¢n eludiendo una responsabilidad inaplazable: el hecho de que s¨ª son de los suyos y de que ellos, los musulmanes, han de ponerse a la cabeza de nuestra sociedad para expulsarlos de su religi¨®n y de nuestras sociedades, de las que ellos, los musulmanes de buena fe, forman parte y una parte muy identitaria de nuestro ser europeos.
La fuerza del ser humano est¨¢ en la inteligencia, en la cr¨ªtica, en la risa y en la burla
Cuando entre los que no son terroristas se oyen argumentos como la recomendaci¨®n de los castigos f¨ªsicos a las mujeres, el apoyo a los Hermanos Musulmanes o similares, la demonizaci¨®n de los homosexuales, la exigencia de perseguir legalmente la blasfemia, la justificaci¨®n del yihad como superaci¨®n y lucha contra los enemigos del islam, sin evitar la ambig¨¹edad sobre qui¨¦nes son esos enemigos, etc¨¦tera, se hace un flaco favor a la lucha contra la islamofobia.
Si estoy profundamente en contra del islam, como de todas la religiones, es por una raz¨®n de supervivencia. De supervivencia de unos valores y de un pensamiento exclusivamente humanos y no divinos, que arrancan de la Ilustraci¨®n. Hay una obra teatral de Voltaire titulada El profeta Mahoma o el fanatismo. La obra es de 1741. Ya entonces Voltaire, el mayor azote sat¨ªrico de su tiempo contra las religiones y sus irreparables da?os, escrib¨ªa sobre Mahoma palabras como las que siguen, sorprendentes por su vigencia: ¡°He aqu¨ª tu designio, Mahoma: pretender cambiar la faz de la tierra a tu gusto. ?Con matanzas y espanto quieres obligar a los hombres a pensar como t¨²? ?Saqueas el mundo y pretendes instruirlo? Si por error nos dejamos seducir, si la oscura noche de la mentira ha podido enga?arnos, ?con qu¨¦ antorchas horribles quieres iluminarnos?¡±. Y a?ade Voltaire una respuesta de Mahoma, sin duda literaria, pero no por ello menos simb¨®lica y actual: ¡°Mi ley hace h¨¦roes (¡) Obedeced, golpead, te?id de sangre al imp¨ªo y as¨ª con su muerte merecer¨¦is una vida eterna¡±. Estas palabras de Voltaire son casi literales del Cor¨¢n 8.40: ¡°?Combatidlos hasta que no exista discordia y la religi¨®n ¨²nica sea de Al¨¢!¡±.
Se empe?ar¨¢n en decir que el Islam es una religi¨®n de paz. Faltar¨ªa m¨¢s. Pero esto no es totalmente cierto. Es una religi¨®n de sumisi¨®n y de combate proselitista. En su esencia est¨¢n el yihad menor y el yihad mayor, sea uno contra los imp¨ªos (el resto de la humanidad) y otro contra uno mismo. Dice el Cor¨¢n 8.67: ¡°No es propio de un Profeta tener prisioneros hasta que haya cubierto la tierra con los cad¨¢veres de los incr¨¦dulos¡±. Estas ideas, en cabezas estrechas, a¨²n m¨¢s estrechadas por l¨ªderes religiosos e intelectuales encubiertos, alimentan la violencia y la venganza. Voltaire lo replica con una dura frase que gustar¨¢ menos o¨ªr hoy en d¨ªa que entonces, y que es de dif¨ªcil cuestionamiento, a la luz de la realidad mundial: ¡°Tus lecciones, Mahoma, son la escuela de los tiranos¡±.
La obra de Voltaire, que fue representada en la Com¨¦die Fran?aise 273 veces entre 1742 y 1852, concluye con una idea esperanzadora puesta en boca de Mahoma: ¡°Cuando el hombre sea valorado, mi imperio ser¨¢ destruido¡±. La fuerza del ser humano est¨¢ en la inteligencia, en la cr¨ªtica, en la risa y en la burla. No morir¨¢ esa fuerza mientras existan los Voltaire, los Charlie Hebdo y todos los que blasfemamos cada d¨ªa.
Adolfo Garc¨ªa Ortega es escritor.
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