Seguridad y libertad
En un paisaje de amenazas, el Estado de derecho debe encuadrar la prevenci¨®n del terror
Recortar las libertades p¨²blicas para mejorar la seguridad es un planteamiento demasiado ambiguo. Los Gobiernos presionan para ampliar sus capacidades preventivas frente a la amenaza yihadista que pesa sobre Europa, pero el problema consiste en concretar lo que esto quiere decir. Espa?a cuenta con la suficiente experiencia en la materia como para saber que las libertades del conjunto de la poblaci¨®n deben mantenerse al tiempo que se identifica, vigila y neutraliza a los terroristas.
Es verdad que Europa no se enfrenta ahora al problema de descubrir y controlar a los componentes de una organizaci¨®n como ETA, sino a m¨²ltiples c¨¦lulas de obediencia confusa y cuyos integrantes no dudan en hacerse inmolar, llegado el caso. La lucha es diferente, si bien exige medidas con amplio consenso pol¨ªtico y los debidos controles judiciales. Esas condiciones son v¨¢lidas tanto para los ficheros de pasajeros de l¨ªneas a¨¦reas como en lo que se refiere a la cooperaci¨®n requerida a los operadores de Internet para que identifiquen contenidos de incitaci¨®n al odio y al terror. La investigaci¨®n policial tiene que adaptarse a las nuevas tecnolog¨ªas, sin olvidarse del contrapoder (normalmente, judicial) llamado a dar garant¨ªas a los ciudadanos sobre el buen uso de las capacidades de acci¨®n que se atribuye al poder ejecutivo.
Editoriales anteriores
Asistimos a incitaciones para restablecer los controles de las entradas y salidas en el espacio Schengen, que hasta ahora asegura la libertad de circulaci¨®n en 26 Estados. Hay que decir claramente que el problema no es Schengen. Lo que Europa necesita es una Agencia de Investigaci¨®n a escala europea, quiz¨¢ un organismo similar al FBI estadounidense. Los Gobiernos pasan de puntillas sobre este importante asunto, porque desean reservarse el espionaje y la defensa, instrumentos imposibles en manos de Europa mientras no exista una uni¨®n pol¨ªtica.
Lo que est¨¢ inmediatamente a su alcance es la sistematizaci¨®n del intercambio de la informaci¨®n policial y de inteligencia recogida en cada pa¨ªs. Si existen miles de yihadistas, hay que impedirles la libertad de deambular entre los pa¨ªses europeos o la de ir y venir a zonas de entrenamiento terrorista o ¨¢reas de guerra. Alemania ha decidido invalidar los pasaportes y documentos de identidad de los sospechosos, y la Comisi¨®n Europea est¨¢ dispuesta a respaldarlo a escala continental. La severidad penal constituye otro aspecto vidrioso cuando se habla en t¨¦rminos preventivos, pero no cabe otra soluci¨®n que acordar un margen de confianza a las autoridades especializadas en esta lucha.
Aceptar la generalizaci¨®n del miedo ser¨ªa peor que tomar decisiones encaminadas a mejorar la seguridad. La condici¨®n es que no desemboquen en un estado de excepci¨®n encubierto, ni que se facilite la construcci¨®n de mecanismos de vigilancia de comunicaciones que puedan usarse para robar informaci¨®n de personas, empresas o Gobiernos. Cada medida restrictiva de la libertad debe estar encuadrada estrictamente en el Estado de derecho.
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