Para despu¨¦s del oleaje secesionista

El reflujo tan ca¨®tico del secesionismo que hace meses parec¨ªa irreductible en Catalu?a no despeja inc¨®gnitas sobre lo que viene cuando la mala pol¨ªtica lleva a un callej¨®n sin salida. Convocadas por Artur Mas unas segundas elecciones auton¨®micas anticipadas, tal vez vayamos hacia un vac¨ªo de poder, sin voluntad ni autoridad institucional, con nuevos agentes pol¨ªticos en escena, un desgaste grave de la pol¨ªtica y los s¨ªntomas de aquella frustraci¨®n que generan los maximalismos, tanto entre quienes desean la independencia como sea y los que recelan silenciosamente de una secesi¨®n. A pesar de sus abundantes fracturas internas, el frente secesionista sigue pensando que una sociedad compleja y plural es reductible a la foto fija de una ilusi¨®n impracticable y fuera de la ley.

Un s¨ªntoma de la actual inanici¨®n intelectual del independentismo es que sus l¨ªderes opinantes han sido exhortativos, de menguada racionalidad autocr¨ªtica y sin hacerse responsables de lo que preconizaban. Por este procedimiento, ahora culpan al presidente de la Generalitat del fracaso del proceso de secesi¨®n los mismos que le llevaron a los altares. En fin, es perceptible que casi todo era una puja por el poder entre Artur Mas y Oriol Junqueras. Ni sumar, ni dividir, ni restar: la cuesti¨®n ha sido sobrevivir.

Si se busca discernir entre el peso de los factores individuales y colectivos, el caso de Artur Mas es categ¨®ricamente individual porque su insuficiencia pol¨ªtica es demostrable en abundancia, como lo prueba esta nueva anticipaci¨®n electoral en un panorama de p¨¦rdida de credibilidad institucional, menor poder de imantaci¨®n econ¨®mica y desafecci¨®n social. Mientras la econom¨ªa iba mejor a pesar de Artur Mas, la pol¨ªtica ha ido a peor gracias a su incapacidad pol¨ªtica. ?A qu¨¦ normalidad c¨ªvica puede aspirarse en Catalu?a, con o sin elecciones anticipadas? Independentistas frente a todos los dem¨¢s: un caso cl¨ªnico de discordia.

Artur Mas no ha logrado expandir mayoritariamente la tesis de que Catalu?a estar¨ªa mejor fuera de Espa?a

En el conjunto de Espa?a, los indicios de recuperaci¨®n econ¨®mica denotan una estabilidad cuyo requisito es un mercado ¨²nico interior, la coherencia de las reformas y la cooperaci¨®n entre los diversos niveles de Administraci¨®n p¨²blica. Ocurre en todos los ¨®rdenes. Es improbable que, dada la concentraci¨®n espec¨ªfica del yihadismo, Catalu?a tuviese mayor seguridad estando fuera de Espa?a. ?Qu¨¦ significar¨ªan los controles de Schengen para una Catalu?a desprendida de la Uni¨®n Europea?

Si ahora el contexto europeo tiene sus dificultades, convertirse en un Estado independiente previsiblemente dejar¨ªa a Catalu?a en una v¨ªa muerta. Tanto el contexto espa?ol como el comunitario son impermeables a cualquier aventura porque bastante tienen con absorber o metabolizar nuevos conflictos y fricciones.

Pero, fundamentalmente, lo que ocurre es que el secesionismo de Artur Mas no ha logrado expandir mayoritariamente la tesis de que Catalu?a estar¨ªa mejor fuera de Espa?a o de que uno puede irse de Espa?a y a la vez quedarse en la Uni¨®n Europea. As¨ª se fue agrietando cada vez m¨¢s su proyecto improvisado, hasta reducirse a una pugna grotesca por el poder entre Converg¨¨ncia y Esquerra Republicana. Es una suma de confusionismos y, por parte de Artur Mas, de una incompetencia pol¨ªtica muy llamativa. Ha ignorado los fundamentos del catalanismo b¨¢sico para entregarse a un independentismo cada vez m¨¢s friki, sin mayor sustento que la distorsi¨®n permanente que practican la televisi¨®n auton¨®mica y un entorno digital al servicio de la causa.

Quedan unos meses para escudri?ar encuestas que? ser¨¢n altamente contradictorias

Alg¨²n d¨ªa ser¨¢ motivo de estudio el porqu¨¦ los argumentos a favor de la permanencia de Catalu?a en Espa?a han podido ser tan ninguneados por el Gobierno de Artur Mas. Es una clara anomal¨ªa en la historia del pluralismo. Y, de repente, Mas ha prescindido de su propio partido para hablar de una lista electoral de unidad para la secesi¨®n. Uno puede preguntarse para qu¨¦ sirven hoy mismo Converg¨¨ncia y Uni¨®.

Despu¨¦s del oleaje secesionista lo primero que viene es la descomposici¨®n de algo que nunca fue realmente s¨®lido y que, si acaso, ha ido desflec¨¢ndose a¨²n m¨¢s, hasta la huida hacia delante y la escena cl¨¢sica de los roedores que huyen del barco. Quedan unos meses para escudri?ar encuestas que probablemente ser¨¢n altamente contradictorias. Ese exceso de inc¨®gnitas erosiona la cohesi¨®n civil. Primero viene el v¨¦rtigo de las municipales y luego unas elecciones auton¨®micas en septiembre, para las que caben dudas sobre la posibilidad de articular de modo veros¨ªmil una nueva hoja de ruta para la ruptura con Espa?a, seg¨²n la propugnan Converg¨¨ncia, Esquerra Republicana y organizaciones de representatividad tan incierta y de tan escasa sustancia argumentativa como la Assemblea Nacional Catalana y un ?mnium Cultural entregado a las tareas de identificar cultura catalana con secesionismo.

Si ?mnium no acaba con la vitalidad de la cultura de Catalu?a ser¨¢ por un contrapeso portentoso de talento individual. El bagaje m¨¢s constructivo del catalanismo ha pasado a ser, por obra de Artur Mas, un factor de disrupci¨®n, ruptura e irrealidad.

Valent¨ª Puig es escritor.