Un plan cre¨ªble
La compra de deuda del BCE cumple las expectativas; ahora hace falta otra pol¨ªtica fiscal
El Banco Central Europeo (BCE) y Mario Draghi no han decepcionado. La decisi¨®n del Consejo de Gobierno de la instituci¨®n anunciada ayer responde con creces a las expectativas de est¨ªmulo monetario que se hab¨ªan generado en las ¨²ltimas semanas y as¨ª lo han reconocido inmediatamente los mercados. Hay matices mejorables, por supuesto, pero la l¨ªnea general del programa es la que Europa necesitaba. A partir de marzo, el banco ejecutar¨¢ compras de activos financieros ¡ªdeuda p¨²blica y privada¡ª en cuant¨ªas mensuales de 60.000 millones hasta septiembre de 2016. Importa en este caso no solo la decisi¨®n de compra masiva, sino tambi¨¦n la seguridad de que el programa ser¨¢ renovado en el caso de que el plan ahora anunciado no cumpla el objetivo de estabilizar la inflaci¨®n en torno al 2%; habr¨¢ inyecci¨®n monetaria hasta que la zona euro salga de la deflaci¨®n.
Cabe objetar, en primer lugar, el retraso en la aplicaci¨®n de un plan de quantitative easing que la deprimida situaci¨®n econ¨®mica de la eurozona ven¨ªa exigiendo pr¨¢cticamente desde 2010. Cierto que esta demora tiene una explicaci¨®n: las presiones contrarias ejercidas por las autoridades alemanas, en especial por el representante del Bundesbank, en el ¨®rgano ejecutivo del BCE. Al decidir los est¨ªmulos cuantitativos, el banco ha hecho valer su independencia ¡ªgran noticia¡ª no solo respecto al Gobierno alem¨¢n sino tambi¨¦n a otros Gobiernos que, en la ¨®rbita de Berl¨ªn, han defendido pol¨ªticas restrictivas.
Otro matiz es que la mutualizaci¨®n de riesgos no ser¨¢ completa. El BCE solo compartir¨¢ el riesgo del Banco Europeo de Inversiones (BEI) y el MEDE; el resto quedar¨¢ en los bancos centrales nacionales. No es el m¨¦todo ¨®ptimo, porque favorece la fragmentaci¨®n financiera, pero es mejor que la diferenciaci¨®n completa que pretend¨ªan las autoridades alemanas.
Editoriales anteriores
El programa de compra de deuda tiene por objetivo alejar a la eurozona de la perversa combinaci¨®n de estancamiento y desinflaci¨®n. La inyecci¨®n monetaria masiva debe permitir presionar un poco m¨¢s a la baja la cotizaci¨®n del euro, elevar la inflaci¨®n y facilitar que los bancos destinen m¨¢s dinero a la inversi¨®n en la econom¨ªa real por el procedimiento de reducir los incentivos de los grandes inversores ¡ªdesde luego de los bancos¡ª a mantener en sus balances elevadas cuant¨ªas de deuda. Se supone que parte de esos recursos liberados ir¨¢n a parar a inversiones crediticias en peque?as y medianas empresas, todav¨ªa con dificultades de acceso a esas fuentes de financiaci¨®n.
La necesidad de est¨ªmulos monetarios excepcionales era obligada. Las pol¨ªticas basadas en la austeridad a ultranza han deprimido la demanda, elevado el desempleo y ni siquiera han conseguido reducir el volumen de deuda p¨²blica, que era su objetivo. La zona euro, con una demanda agregada estancada y los precios al borde del hundimiento, era el lastre mas pesado para la recuperaci¨®n de la econom¨ªa global. As¨ª lo admit¨ªa hace apenas tres d¨ªas el FMI.
El BCE ha hecho, con retraso, lo que ten¨ªa que hacer. Europa no puede salir de la deflaci¨®n y de un ciclo depresivo de la demanda sin programas como este. Pero la compra masiva de deuda no es una receta m¨¢gica. Es solo una condici¨®n obligada; lo siguiente para superar el estancamiento y el bajo crecimiento es que se apruebe de una vez por todas el Plan Juncker, para inyectar directamente est¨ªmulos a la econom¨ªa real, y cambiar por completo la pol¨ªtica fiscal de los pa¨ªses. Por m¨¢s liquidez que facilite el BCE, el desempleo en Espa?a no bajar¨¢ sustancialmente ¡ªa pesar del relativo ¨¦xito en 2014, con 477.000 parados menos, el volumen de paro es asfixiante para cualquier econom¨ªa¡ª mientras no se apliquen pol¨ªticas que aumenten las rentas y la demanda.
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