Los griegos
Del resultado de las elecciones va a depender si tenemos que defender a Europa de sus grandes fundadores
Josep Pla, que era hombre de sentencias poco perecederas, recordaba que los griegos fueron los primeros en detener a los persas en la batalla de Marat¨®n. Eso tuvo como consecuencia no inmediata que Europa pudiera construirse fuera de la influencia oriental, que ahora nos parece tan ajena a nuestra cultura.
?Miguel de Cervantes, que tampoco escrib¨ªa mal ni ten¨ªa mal tino, particip¨® en la otra gran bronca oriental para detener al enemigo secular. Fue en Lepanto, tambi¨¦n en Grecia.
Grecia ha vivido estos d¨ªas jornadas electorales que culminan hoy con una votaci¨®n que ha puesto nervioso al mundo.
No se trata ahora de si vienen o no los persas o los turcos, sino de si vienen los griegos. ?Dios m¨ªo, los griegos! ?Qu¨¦ quiere decir eso?.
Seg¨²n algunos quiere decir desorden. Ni m¨¢s ni menos que eso, pero no es poco. El presunto orden natural de las cosas, el orden occidental, es el que ahora dicta Angela Merkel, que interpreta con un acierto que nadie se atreve a desmentir las reglas del capitalismo existente.
Y viene a cuento Marat¨®n porque no tenemos ni la m¨¢s remota idea de qu¨¦ va a acabar haciendo el l¨ªder radical de Syriza, Alexis Tsipras. Imaginando que Tsipras pudiera encabezar un gobierno alternativo, ?podemos pensar que va a romper las reglas del juego quebrantando, por ejemplo, las normas de pago internacionales? Yo creo que no, pero tambi¨¦n existe la impresi¨®n de que los organismos internacionales se van tener que enfrentar por primera vez a alguien que les planta cara, aunque sea para que se la rompan. Si Tsipras no lo consigue, quien gane va a tener que tomarle muy en serio.
Grecia es hoy Marat¨®n porque all¨ª comienza algo cuyo final desconocemos pero que llamaremos Europa.
El actual modelo europeo se rige por los restos de una socialdemocracia naufragada unidos a un liberalismo rampante y triunfal. Pero esa coalici¨®n no tiene ning¨²n asomo de ser estable. Falta una nueva forma de enfrentarse a la pol¨ªtica. Esto no es nada original, hasta Carlos Floriano se ha dado cuenta.
La primera batalla en este terreno entre las ideolog¨ªas que, se supone, han entrado en decadencia y las nuevas pol¨ªticas que, se supone, vienen a cambiarlo todo, se va a dar hoy en Grecia. No, no va a llegar el caos como prev¨¦n demasiados agoreros, pero s¨ª seguramente un profundo cambio social y pol¨ªtico.
Del resultado de esta batalla va a depender si tenemos que defender a Europa de sus grandes fundadores, de los griegos. Y nos tenemos que preguntar muchas cosas. Entre otras una que no es menor, ?por qu¨¦ la UE se ha atrevido a poner en cuesti¨®n la validez de una formaci¨®n pol¨ªtica? Ser¨ªa hermoso ver ahora a un pol¨ªtico griego advertir, con severidad y un dedo ¨ªndice levantado, a Angela Merkel sobre lo peligroso de tener movimientos neonazis en Alemania.
Esperemos que de Grecia, despu¨¦s de Lepanto y Marat¨®n, nos vuelva a venir la sabidur¨ªa.
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