Partido de pa¨ªs
Asusta poner en manos desconocidas la recomposici¨®n del entramado territorial, econ¨®mico y social
Decir que el PSOE vive una encrucijada delicada es tan evidente como decirlo del pa¨ªs. La crisis del sistema pol¨ªtico y partidario espa?ol es solo uno ¡ªaunque no el menor¡ª de los problemas de Espa?a. Lo que asusta es poner en manos desconocidas la ingente tarea de recomposici¨®n de nuestro entramado territorial, econ¨®mico y social. Lo que aterra es encargar esa delicada tarea, que exigir¨¢ recuperar los consensos pol¨ªticos que son necesarios para una reforma acotada de nuestra Carta Magna, a quienes quieren demoler el edificio barriendo ¡ªliteralmente¡ª la Constituci¨®n.
A lo largo de 40 a?os militando en el PSOE, he vivido todo tipo de situaciones dif¨ªciles pero, siempre hubo un horizonte, una meta, un proyecto de pa¨ªs y para el pa¨ªs. La conquista de la democracia en los setenta, la Constituci¨®n, modernizar el pa¨ªs, la reconversi¨®n industrial, entrar en Europa, construir el Estado del bienestar, el empleo, los derechos¡ Esos objetivos fueron incluso ¨¦picos, en algunos casos. Acabar con la violencia y conquistar la paz ha sido como una larga marcha llena de dolor y de tragedias, felizmente ganada por la democracia espa?ola.
El PSOE siempre tuvo un relato de su acci¨®n pol¨ªtica, coincidiendo con las necesidades del pa¨ªs, y ha sido arquitecto principal de la formidable transformaci¨®n espa?ola. ?ramos, sol¨ªamos decir, el partido que m¨¢s se parece a Espa?a porque represent¨¢bamos las aspiraciones mayoritarias de la sociedad espa?ola y porque respond¨ªamos, con aciertos y errores, claro, a esas demandas. Fuimos siempre un partido del pa¨ªs y para el pa¨ªs. Nunca perdimos nuestra aspiraci¨®n de mayor¨ªa, es decir, fuimos siempre un partido de Gobierno que adaptaba sus propuestas y perfiles pol¨ªticos a las aspiraciones de un espectro social muy amplio.
Aunque la crisis y el enfado con la corrupci¨®n han desplazado a la izquierda el centro sociol¨®gico, la mayor¨ªa sigue estando en el centro izquierda y el PSOE no debe abandonarlo por complejos con el pasado ni por una competencia con otros grupos, que nunca ganaremos. Hoy debemos recuperar ese papel central de la pol¨ªtica espa?ola y luchar contra ese pron¨®stico fatal que quiere convertirnos en pasado, ni siquiera glorioso. Pero evitar ese destino requiere acertar en la estrategia y mantenernos serenos y unidos.
Debemos ofrecer una alternativa econ¨®mica solvente, cre¨ªble y europea
Lo primero que debemos hacer es ofrecer a los espa?oles un proyecto de renovaci¨®n profunda de nuestro entramado pol¨ªtico institucional, que incluya la reforma constitucional para abordar el tema territorial, los derechos sociales, la reforma del Senado, la ley electoral, el sistema de partidos, etc¨¦tera. Nuestra propuesta de cambio pol¨ªtico en Espa?a debe huir de esa idea peregrina y peligrosa que atribuye a nuestra Transici¨®n democr¨¢tica el origen de todos los males y pretende una construcci¨®n ex novo del edificio constitucional.
Debe ser una oferta de cambio profundo. Democr¨¢ticamente radical y regeneracionista, pero abierta al pacto. Al pacto con todos. Desde luego a la derecha pol¨ªtica ¡ªentre otras cosas, porque una reforma constitucional no es posible hacerla sin ellos¡ª pero tambi¨¦n a la izquierda y a los nacionalistas. Nosotros podemos pactar con todos, suele decir Pedro S¨¢nchez. Debemos enarbolar esa bandera con m¨¢s convicci¨®n y menos complejos. Tender la mano a los pactos, y hacer gala de ello, no equivale a proponer alianzas electorales o coaliciones de gobierno. Simplemente muestra una actitud, ofrece una disposici¨®n a los grandes acuerdos que una determinada coyuntura hist¨®rica (pol¨ªtica y econ¨®mica) reclaman. En el fondo, es marcar una identidad de transversalidad, una idea de tolerancia democr¨¢tica y una generosidad partidaria, muy lejos de la chuler¨ªa que han definido las mayor¨ªas absolutas, desde Aznar a Rajoy, y de la soberbia intelectual que aventura Podemos.
No explicar ni defender la gesti¨®n de los gobiernos socialistas, ha sido nuestro principal error
Debemos ofrecer una alternativa econ¨®mica solvente, cre¨ªble, seria, centrada, europea. La tentaci¨®n rupturista con el statu quo es comprensible por la disconformidad social con la gesti¨®n de la crisis y el sufrimiento de la mayor¨ªa con ella. Por eso es m¨¢s importante que nunca ofrecer al pa¨ªs un equipo econ¨®mico renovado y capaz, con cr¨¦dito entre los expertos y con un proyecto de pol¨ªtica econ¨®mica realizable y pragm¨¢tico, porque los electores est¨¢n hartos de promesas incumplidas. Nosotros somos los ¨²nicos que podemos ofrecer una verdadera oferta socialdem¨®crata contra el paro y la desigualdad, aunque tengamos que admitir l¨ªmites a nuestros deseos y asumir el largo plazo de muchas soluciones. Hay m¨¢rgenes para una pol¨ªtica econ¨®mica alternativa en Europa y en Espa?a que los socialdem¨®cratas debemos clarificar y explicar. Pero har¨¢n falta novedades en nuestras recetas. Innovar en fiscalidad, aprovechando que Europa se ha lanzado a la coordinaci¨®n supranacional y al combate a la elusi¨®n y al fraude despu¨¦s del esc¨¢ndalo Luxleaks, es una pieza capital en el camino a la igualdad social. Modernizar el marco de nuestras relaciones laborales, con un 30% de empleo eventual, el 50% de nuestros j¨®venes en paro y m¨²ltiples dualismos internos, exigir¨¢ revisar muchos cap¨ªtulos del estatuto laboral del siglo pasado. Revisar la fiscalidad del empleo en un pa¨ªs con cinco millones de parados es imprescindible. Esas y otras son las ofertas que debemos concretar pronto y bien.
No es necesario desdecirse del pasado. Las rectificaciones m¨¢s sonoras no nos ayudan. No tenemos que insistir en pedir perd¨®n. Primero, porque todo lo que tuvimos que hacer, hab¨ªa que hacerlo a riesgo del rescate o del impago. No explicar ni defender la gesti¨®n de los Gobiernos socialistas ha sido nuestro principal error estos ¨²ltimos a?os. Segundo, porque insistir en el pasado no a?ade nada y los intentos de desmarcarse de ¨¦l solo lo recuerdan.
Por ¨²ltimo, la unidad. Hemos elegido en primarias, hace solo seis meses, a un nuevo l¨ªder del partido. Fue una elecci¨®n novedosa, masiva, plenamente democr¨¢tica. Como es natural, el l¨ªder busca consolidarse y convertirse en un activo que a?ada votos a las siglas. Su liderazgo org¨¢nico quiere convertirlo en liderazgo social y electoral. As¨ª ha sido siempre y as¨ª lo ven y lo quieren los ciudadanos. Tiene un a?o para hacerlo. No es mucho tiempo. La obligaci¨®n de todos nosotros es ayudarle con lealtad y trabajo.
El momento que atravesamos ¡ªcomo partido y como pa¨ªs¡ª no admite divisiones ni dudas sobre nosotros mismos. Solo podremos ser la alternativa al PP en oto?o de 2015 si el partido es lo que siempre fue: una comunidad de ideas, orgullosa de su historia, y unida por el afecto y por la ambici¨®n irrenunciable de hacer progresar a los que menos tienen.
Ram¨®n J¨¢uregui es diputado del PSOE en el Parlamento Europeo.
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